Ir al contenido principal

1918 CALENDARIO NACIONAL Castilla

Manuel Castilla

El 14 de agosto de 1918 nace Manuel J. Castilla en Cerrillos, Salta; fue poeta, letrista, escritor y periodista


El 14 de agosto de 1918 nació Manuel José Castilla, en la casa de la estación de trenes de Cerrillos, Salta. Fue un poeta, letrista, escritor y periodista.
Fue un escritor con el folklore siempre presente en su obra. Su poesía es descrita a menudo como celebratoria, identificada con el hombre, la tierra natal y la naturaleza y llegó a su punto más hermoso quizás, en Los cantos del gozante uno de sus últimos libros.
Fundó junto a otros poetas del noroeste, como María Adela Agudo, Raúl Galán, Julio Ardiles Gray, María Elvira Juárez y Sara San Martín de Dávalos, el movimiento La Carpa, que reunió en la década del cuarenta a grandes poetas de esta región argentina.
Además, fue periodista de los diarios El intransigente y Salta, autor de letras de canciones y recopilador de coplas folklóricas.
Escribió la letra de muchas piezas a las que le puso música su amigo, Gustavo Leguizamón y hoy clásicos argentinos, pero que en aquel tiempo sumaron para la renovación del folklore nacional. Su obra fue reconocida tanto por los estamentos oficiales como por sus pares, tanto que es considerado una de las voces más importantes de la poesía argentina y americana.
Su obra literaria fue celebrada y premiada. En 1957 obtuvo el Premio Regional de Poesía del Norte (1954-1956, Dirección General de Cultura de la Nación). Por su libro Norte adentro recibió el premio Juan Carlos Dávalos. De 1958 a 1960, el Gobierno de Salta lo distinguió por el poemario El cielo lejos. En 1964 recibió el premio del Fondo Nacional de las Artes (Mendoza) por Bajo las lentas nubes. 
En 1967 recibió el Tercer Premio Nacional de Poesía por su obra Posesión entre pájaros. Entre otras de sus más importantes distinciones se incluyen el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación y el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación. Su libro Cantos del Gozante (1972) fue uno de los más reconocidos.
La poesía de Castilla ha sido descrita como de alto vuelo, ligada al paisaje y al hombre. Si bien esta característica es compartida en mayor o menor medida por la poesía de las provincias, en el caso de Castilla tiene una extensión diferente. Su poesía aparece fusionada con elementos de las cosmovisiones de la América inmemorial, su prosa poética De solo estar es harto ilustrativa en ese sentido, el personaje es el tiempo, y la acción transcurre en un presente continuo: el mundo está aconteciendo ante los ojos del poeta.
Su literatura influyó en toda la producción de las letras del Norte y de las provincias, fue él el primero en introducir la poesía social en ese ámbito.
Murió en Salta el 19 de julio de 1980.
©Juan Manuel Aragón

La casa
Manuel J. Castilla

A María Angélica de la Paz Lezcano y a Juan Antonio Medel

Ese que va por esa casa muerta
y que en la noche por la galería
recuerda aquella tarde en que llovía
mientras empuja la pesada puerta,

ese que ve por la ventana abierta
llegar en gris como hace mucho el día
y que no ve que su melancolía
hace la casa mucho más desierta,

ese que amanecido, con el vino,
se arrima alucinado al mandarino
y con su corazón lo va tanteando,

ese ya no es, aunque parezca cierto,
es un Manuel Castilla que se ha muerto
y en esa casa está resucitando.
©Ramírez de Velasco

Comentarios

Entradas populares (últimos siete días)

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

IDENTIDAD Vestirse de cura no es detalle

El perdido hábito que hacía al monje El hábito no es moda ni capricho sino signo de obediencia y humildad que recuerda a quién sirve el consagrado y a quién representa Suele transitar por las calles de Santiago del Estero un sacerdote franciscano (al menos eso es lo que dice que es), a veces vestido con camiseta de un club de fútbol, el Barcelona, San Lorenzo, lo mismo es. Dicen que la sotana es una formalidad inútil, que no es necesario porque, total, Dios vé el interior de cada uno y no se fija en cómo va vestido. Otros sostienen que es una moda antigua, y se deben abandonar esas cuestiones mínimas. Estas opiniones podrían resumirse en una palabra argentina, puesta de moda hace unos años en la televisión: “Segual”. Va un recordatorio, para ese cura y el resto de los religiosos, de lo que creen quienes son católicos, así por lo menos evitan andar vestidos como hippies o hinchas del Barcelona. Para empezar, la sotana y el hábito recuerdan que el sacerdote o monje ha renunciado al mundo...

SANTIAGO Un corazón hecho de cosas simples

El trencito Guara-Guara Repaso de lo que sostiene la vida cuando el ruido del mundo se apaga y solo queda la memoria de lo amado Me gustan las mujeres que hablan poco y miran lejos; las gambetas de Maradona; la nostalgia de los domingos a la tarde; el mercado Armonía los repletos sábados a la mañana; las madrugadas en el campo; la música de Atahualpa; el barrio Jorge Ñúbery; el río si viene crecido; el olor a tierra mojada cuando la lluvia es una esperanza de enero; los caballos criollos; las motos importadas y bien grandes; la poesía de Hamlet Lima Quintana; la dulce y patalca algarroba; la Cumparsita; la fiesta de San Gil; un recuerdo de Urundel y la imposible y redonda levedad de tus besos. También me encantan los besos de mis hijos; el ruido que hacen los autos con el pavimento mojado; el canto del quetuví a la mañana; el mate en bombilla sin azúcar; las cartas en sobre que traía el cartero, hasta que un día nunca más volvieron; pasear en bicicleta por los barrios del sur de la ciu...

FURIA Marcianos del micrófono y la banca

Comedor del Hotel de Inmigrantes, Buenos Aires, 1910 Creen saber lo que piensa el pueblo sólo porque lo nombran una y otra vez desde su atril, lejos del barro en que vive el resto Desde las olímpicas alturas de un micrófono hablan de “la gente”, como si fueran seres superiores, extraterrestres tal vez, reyes o princesas de sangre azul. Cualquier cosa que les pregunten, salen con que “la gente de aquí”, “la gente de allá”, “la gente esto”, “la gente estotro”. ¿Quiénes se creen para arrogarse la calidad de intérpretes de “la gente”? Periodistas y políticos, unos y otros, al parecer suponen que tienen una condición distinta, un estado tan sumo que, uf, quién osará tocarles el culo con una caña tacuara, si ni siquiera les alcanza. Usted, que está leyendo esto, es “la gente”. Su vecino es “la gente”. La señora de la otra cuadra es “la gente”. Y así podría nombrarse a todos y cada uno de los que forman parte de esa casta inferior a ellos, supuestamente abyecta y vil, hasta dar la vuelta al m...

CONTEXTO La inteligencia del mal negada por comodidad

Hitler hace el saludo romano Presentar a Hitler como enfermo es una fácil excusa que impide comprender cómo una visión organizada del mundo movió a millones hacia un proyecto criminal De vez en cuando aparecen noticias, cada una más estrafalaria que la anterior, que intentan explicar los horrores cometidos por Adolfo Hitler mediante alguna enfermedad, una supuesta adicción a drogas o un trastorno psicológico o psiquiátrico. Sus autores suelen presentarse como bien intencionados: buscan razones biológicas o mentales para comprender el origen del mal. Sin embargo, esas razones funcionan, en cierta forma, como un mecanismo involuntario o voluntario quizás, de exculpación. Si hubiese actuado bajo el dominio de una enfermedad que alteraba su discernimiento, los crímenes quedarían desplazados hacia la patología y ya no hacia la voluntad que los decidió y la convicción que los sostuvo. En el fondo, ese gesto recuerda otros, cotidianos y comprensibles. Ocurre con algunas madres cuando descubre...