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Terror en El Líbano |
El 17 de septiembre del 2024, explotaron miles de beepers y walkie-talkies en el Líbano, matando a unas 42 personas
El 17 de septiembre del 2024, comenzó una operación de inteligencia israelí desencadenando explosiones simultáneas de miles de beepers y walkie-talkies en el Líbano, matando al menos 42 personas, incluyendo dos niños, e hiriendo a más de 3.500, principalmente miembros de Hezbolá. La maniobra, que terminó al día siguiente, fue diseñada para engañar a los objetivos, involucró la distribución de dispositivos electrónicos manipulados, que detonaron en dos oleadas, exponiendo la sofisticación de la inteligencia israelí en medio de tensiones con Hezbolá.La operación comenzó con una planificación meticulosa, atribuida al Mossad, que identificó las redes de comunicación de Hezbolá como un objetivo estratégico. Durante meses, se infiltraron dispositivos electrónicos, específicamente beepers y walkie-talkies, en las cadenas de suministro utilizadas por el grupo. Los aparatos, presentados como herramientas de comunicación seguras, fueron alterados para contener explosivos activados de forma remota.El 17 de septiembre, a las 3 y media de la tarde, hora local, miles de beepers detonaron simultáneamente en Beirut y otras regiones del Líbano. Cada dispositivo, pequeño pero letal, contenía una carga explosiva oculta, diseñada para activarse mediante una señal electrónica. La precisión de la detonación masiva sorprendió a Hezbolá, que no había detectado la manipulación de los aparatos, adquiridos como parte de su estructura de comunicación.
La inteligencia israelí aprovechó la dependencia de Hezbolá en tecnologías de baja complejidad, como los beepers, considerados seguros frente a ciberataques. Los dispositivos fueron distribuidos a través de una red de intermediarios, posiblemente en Asia, donde se fabricaron bajo especificaciones aparentemente legítimas. Esta fachada permitió que los aparatos llegaran a manos de operativos clave sin levantar sospechas.
El 18 de septiembre, una segunda ola de explosiones involucró walkie-talkies, también manipulados, que detonaron en mercados, vehículos y hogares. Esta fase aumentó el caos, con 30 muertes adicionales y más de 750 heridos. La operación demostró una capacidad sin precedentes para coordinar ataques a distancia, utilizando dispositivos cotidianos como armas encubiertas.
El impacto inmediato fue devastador en Beirut, especialmente en los barrios controlados por Hezbolá. Los hospitales colapsaron ante la llegada masiva de heridos, muchos con lesiones en rostro y manos, zonas expuestas al manipular los dispositivos. Entre las víctimas había civiles, entre ellos dos niños, lo que intensificó las críticas internacionales.
Hezbolá atribuyó el ataque a Israel, calificándolo como un acto de terrorismo y una violación de la soberanía libanesa. La organización prometió investigar cómo los dispositivos infiltrados evadieron sus protocolos de seguridad. La operación expuso vulnerabilidades en sus redes, debilitando su estructura operativa y generando desconfianza en sus canales de comunicación.
Israel no reconoció oficialmente la autoría, aunque fuentes anónimas confirmaron la implicación del Mossad. La maniobra, que combinó ingenio tecnológico y subterfugio, se comparó con operaciones históricas como el asesinato de Yahya Ayyash en 1996, cuando un teléfono móvil explosivo fue usado contra el líder de Hamas. La inteligencia israelí logró un golpe estratégico sin desplegar fuerzas en el terreno.
El Líbano, en medio de una crisis económica y política, enfrentó un nuevo desafío con estas explosiones. La comunidad internacional y la Organización de las Naciones Unidas expresaron preocupación por la escalada de violencia, mientras el gobierno libanés exigió investigaciones. Las tensiones en la frontera con Israel se intensificaron, alimentando temores de un conflicto más amplio.
El caso es que la inteligencia israelí engañó a Hezbolá con una operación de precisión. Los beepers y walkie-talkies, convertidos en armas letales, marcaron un hito en la guerra encubierta, exponiendo la astucia de un plan que golpeó al grupo en el corazón de sus operaciones.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
Teniendo en cuenta que la mayoría de esos miles de bipers les explotaron en el bolsillo, hay que darle crédito a los israelíes por haber sido los pioneros en promover las operaciones trans en el medio oriente.
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