Foto de ilustración nomás |
Un modismo importado desnuda la contradicción: los que gritan contra el imperio terminan rindiéndose en el habla cotidiana
Una expresión que se popularizó, por la influencia del inglés en estos pagos, es “oquei”. A veces reemplaza al “bueno”, al “dale”, al “vamos” y al “meta” que se usaban en Santiago del Estero. Se intenta registrar de qué manera la lengua del imperio dominante va corrompiendo el habla de los santiagueños.Es curioso, porque es empleado por los enemigos del imperio norteamericano en nombre de una cultura local con rasgos indígenas y herencia española. Pero, hasta cuando pronuncian sus encendidos discursos antiimperialistas, no pueden dejar de manifestar su asentimiento con el régimen supuestamente enemigo con un “¿oquei?”, que suena a burla.Nadie pretende que usté cambie de ideología. Pero, al menos, muestre coherencia y empiece a luchar contra el capitalismo que pretende imponer el enemigo, al menos no usando los modismos con los que nos coloniza.
Otra cosa que llama la atención es que, cuando los sujetos que usan el “oquei” y son anticapitalistas van al supermercado (especie de Catedral del capitalismo), no se fijan en la procedencia de las marcas de cada producto para no comprar aquellos procedentes a esos países. Usted podría decir que no tiene más remedio que ir al supermercado porque no hay más lugares para comprar su mercadería.
Está bien, pero, ya que está adentro, bien podría boicotear desde adentro la industria del odiado enemigo y restarle, de esa manera, unos centavos de ganancia.
No se pide que se vayan al campo a vivir del cultivo de rabanitos. Nadie quiere que los piquen los mosquitos, algo que podrían sufrir en el espeso bosque santiagueño. Tampoco que agarren una ametralladora, como solían hacer en el pasado, cuando se largaban a forjar su utópica revolución. Solamente que se calcen los anteojos de leer y se fijen qué productos comprar para no beneficiar a sus enemigos. No es mucho.
De hecho, en ese país hay asociaciones que, cuando se ponen de acuerdo para no adquirir algo, en general lo hacen hocicar. Y son los consumidores, en la mayoría de los casos, los que imponen su ley y sus gustos.
En ocasiones, da pena verlos usando internet y celulares, no inventados en los países que adoptaron el comunismo como norma. Pero pedirles que no usen productos que nacieron en el capitalismo sería mucho, pues eso los obligaría a vivir cual modernos tarzanes, es decir, desnudos y a los gritos.
Queda aquí esta crónica cual recordatorio de que aquello que se predica debe ser mínimamente acatado, para recordar al mundo que lo malo es, justamente, lo que viene impuesto por el imperialismo.
¿Oquei?
Oquei.
Juan Manuel Aragón
A 18 de septiembre del 2025, en Brea Puñuna. Dando agua al burro.
Ramírez de Velasco®
Comentarios
Publicar un comentario