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ESCENARIO Ideas sueltas sobre la música popular


El dúo Coplanacu

Hay quienes sostienen que si el artista necesita palmas, se debería descontar la entrada porque ese ritmo es un servicio de percusión

A Juan Manuel Castro

Primero agache la cabeza levemente, lego ladéela de manera sutil hacia la izquierda o la derecha, a continuación, aplauda siguiendo el difícil ritmo de “papá—mamá, papá—mamá”, propio de la chacarera. Es una de las actividades artísticas más difíciles de aprender, si alguien quiere ser santiagueño. Los nativos, en cambio, lo traen desde la cuna, adherido a sus genes, especie de garrapata en el corazón folklórico de la tierra gaucha, ancestral y poética, ¡carajo! Si llegara a estar en un lugar abierto, como un asador del cámping del parque Aguirre, cuando se agache, mire de reojo y con orgullo paisano, a quienes pasan cerca, que seguramente admirarán su habilidad y su cancha para tan difícil menester. Es que, oiga, no cualquiera sabe hacer el “papá—mamá”.
No es lo mismo batir palmas, que hacer palmas, palmotear o aplaudir. Aunque parezcan gestos idénticos, cada uno tiene su tono y su intención. Batir palmas es un acto rítmico con el que se acompaña la música. En España en el flamenco y en Santiago del Estero en la chacarera. Las manos no celebran, sino que marcan el compás. Hacer palmas es exactamente lo mismo, pero dicho en forma coloquial. Palmotear es un acto espontáneo: el niño que se alegra, el que celebra sin ritmo ni propósito artístico. Es gesto natural, casi instintivo. Y aplaudir es un código social de aprobación: se aplaude al artista, al orador, al héroe. Las palmas dejan de ser ritmo o juego y se vuelven símbolo. El acto es igual en todos los casos, porque chocan las manos, pero no por lo mismo: unos hacen música, otros celebran la vida, y algunos reconocen el mérito.
En Santiago hay dos teorías sobre el acompañamiento del público a los artistas. Como generalmente alguien les pagó para que canten o toquen un instrumento, se considera que deben hacer su trabajo solos. A lo sumo, si les faltó el bombisto para que lleve el ritmo, deberían pedir a alguien del público que se anime a subir al escenario y, luego de arreglar por un precio, sí, que les haga ese trabajo. Pero si el público debe hacer palmas, debería descontárseles de la entrada el porcentaje correspondiente a la percusión, de otra manera es una estafa. También es un verdadero fraude, un robo descarado, el hecho de que, en determinado momento, el artista deje de cantar para provocar que el público entone el estribillo o cualquier otra parte de música. ¡Hombre!, honre su tarea y cante sus canciones de principio a fin, no obligue al público a recordar la letra. En todo caso, si quedó sin voz, comuníquelo con tiempo, devuelva las entradas y asunto arreglado.
Por otra parte, las músicas que se oyen en la tele, en la radio, en el telefonito, o la que entona el cantor de la otra cuadra, no son temas, son piezas musicales. ¿Cuál es la diferencia? El tema es la idea melódica, rítmica o armónica principal que sirve como base o motivo central de una composición. Es una unidad musical más pequeña, a menudo memorable, que puede repetirse o desarrollarse a lo largo de una obra. Vamos a un caso: en la Quinta Sinfonía de Beethoven, el famoso "ta-ta-ta-taaá" es un tema musical. Una pieza musical es la composición completa, la obra acabada, que puede tener uno o varios temas musicales, es un término más amplio que abarca toda la obra. Si una orquesta toca la Quinta Sinfonía, con sus cuatro movimientos, es una pieza musical. Decir que en la radio van a pasar un “tema musical”, o que la Zamba del Ángel es “un temón”, es una animalada sin ley, y perdone si usted ha incurrido en esa confusión.
Bueno, dicho lo dicho, me retiro despacito, sin dar la espalda a nadie, por las dudas alguien me quiera cascotear, avisándoles de paso a mis numerosos y siempre infieles lectores, que abajo tienen lugar para opinar lo que quieran sobre lo que escribí. Nunca me enojo, digan lo que digan aquí. Salvo que insulten personalmente. Pero es otra cuestión.
Juan Manuel Aragón
A 1 de noviembre del 2025, orillas del Urueña. Dando agua al mancarrón.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc1 de noviembre de 2025, 8:13

    Por favor: Aplausos ("Je, je, je"). Muy bien. Las palmas y los aplausos deben ser espontáneos, no pedidos, tal como ocurre con las risas ante la actuación de los humoristas.

    ResponderEliminar
  2. En esa misma línea, siempre digo que todo autoservicio tiene que tener descuento.
    Al cargar combustible, al pagar en un supermercado en las cajas de auto chequeo, en los bufettes de comida. Si se ahorran empleados, yo quiero parte del ahorro.

    ResponderEliminar

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