Ir al contenido principal

FENÓMENOS Qué pasa cuando llueve en Santiago

Agua en las calles

Una experiencia mágica y casi desconocida viven los santiagueños muy de vez en cuando

A veces, como hoy, llueve en Santiago y es una experiencia mágica y casi desconocida que nos alegra la vida. Supongo que, en otros lugares, con tormentas diarias, han de tener una sensación parecida cuando escampa. Pero no creo, porque el agüita cayendo del cielo es una acción positiva del cielo. Las nubes tienen que hacer fuerza para llegar a estos lugares tan áridos y eso se logra por una casual conjunción de fenómenos atmosféricos o por nuestros rezos pidiéndola.
En años secos, como el que vamos pasando, cada lluvia es un parto, como esos que cuentan las mujeres, de sentarse a oírlos, historias largas y repletas de vericuetos. No es como en otras partes: se nubló, luego de unos cuantos truenos y refucilos, llovió y después pasó. Aquí las nubes van llegando de a poco, se amontonan, luego se van, vuelven, llega un viento del sur, caen unas gotas, luego todo se detiene, sale el sol, se vuelve a nublar, ¡uf! Y después de tanta historia, quedan como saldo tres gotas locas que ni siquiera hicieron charquitos en las aceras.
Es un fenómeno tan infrecuente que, cuando nos levantamos y está lloviendo, vamos al trabajo en medio del agua. Luego, en la seguridad de la oficina, cada uno contará las peripecias que pasó para llegar. Porque, así como casi nadie tiene ventiladores en Alaska, aquí faltan los paraguas en las casas, prenda innecesaria, casi una curiosidad por estos pagos. ¿Botas de goma, galochas, piloto?, ¡ni ahí!
Por eso cuando se largan esas tormentas de Padre y Señor Nuestro, nos alegramos, gritamos y nos ponemos como locos. Báh, si no nos va a tapar la avenida, como a mucha gente que apenas se larga la lluvia tiene más agua adentro de la casa que afuera. Igual la esperamos con mucha fe. Avisamos: “El Servicio Meteorológico dice que va a llover la semana que viene”, y nos alegramos por anticipado, el campesino verá reverdecer su cosecha y nosotros tal vez saquemos nuestras plantitas al patio para que se bañen.
Si usted está leyendo esto en cualquier otro lugar del mundo, creerá que es mentira, porque si nos mira de arriba, desde los mapas, verá que deberíamos ser una mesopotamia fértil, y lo somos, pero para eso debemos regarla constantemente. Igual no nos quejamos, muchas cosas nos han sido dadas por Dios, aunque la lluvia no esté entre ellas.
Escribo una tarde que cae agua con cuentagotas en Santiago, la nota se publicará unos días después, cuando le llegue el turno. Sólo espero que usted al leerla reviva los truenos a lo lejos, llevando la humedad para otra parte, dejándonos solos, en medio de febrero y su desamparo. Por suerte es el mes más corto del año.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Lo que siempre me llamó la atención de Santiago es el estruendo de los rayos cuando de arma una tormenta. Son pavorosos, asustan, parece que cayeran al lado de la casa.
    Y respecto a las lluvias, el régimen anual es de 500 y pico mm. No está mal. Lo que sí, muy concentrado en los meses de Noviembre, Diciembre, Enero y Febrero; para luego transitar una sequía. A diferencia de más al sur, donde el invierno es las húmedo y permite sembrar trigo.

    ResponderEliminar
  2. Ahora, con el sol brillando, puedo decir todo lo que disfrutamos los días de lluvia ( desde siempre) con truenos y relámpagos, o cayendo serena sobre la ciudad, y murmurando despacito, ojalá llueva también en el campo que tanto lo necesita! Me gusta la lluvia! ( aunque se inunde algunas veces el departamento) cuando la acompaña el viento sud!

    ResponderEliminar
  3. Me encanta la lluvia,es hermoso ver como se lavan las veredas, los techos, se riegan las plantas, nuestro jardín, es hermoso

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

TRENES Voces de madrugada

Johny Barrionuevo canta en el Urquiza Un cantor santiagueño recorre el Roca llevando canciones del alma, recuerdos del pago y la memoria de los amigos que quedaron atrás Todos los días salgo de mi casa, Pellegrini 1458, Burzaco, bien de madrugada. Trabajo en el tren Roca, pero no soy ferroviario. Soy el que ameniza el viaje de los pasajeros, cantando canciones que quizás les quedaron prendidas en el alma como abrojo en la tira de las zapatillas, y les recuerdo su infancia, su juventud, allá lejos, algún bosque norteño, con los parientes que se quedaron para siempre jóvenes en sus pensamientos. También voy a fiestas; me llaman para amenizar asados, celebraciones, esas cosas. Fue mucho mi penar andando lejos del pago Tanto correr pa' llegar a ningún lado Y estaba donde nací lo que buscaba por ahí. Me despierto a las cinco de la mañana y a las seis y media ya estoy en el tren, siempre cantando lo mismo. "La del Puente Carretero" y "Añoranzas" no pueden faltar; cuan...

ÉPOCA Viejos son los viejos

Un viejo Uno tiene solamente la edad que marca el almanaque: porque la juventud no es una cuestión de voluntad sino del reloj ¿De qué tiempo sos?, me preguntan a veces mis hijos. No sé, no tengo idea, respondo; de este, creo, y seguirá siendo mi tiempo hasta que me muera. Bueno, de qué tiempo vienes, aclaran, porque ahora son todos de la “generación X”, la “generación Y” o la “generación Z”. No, les digo. Vengo de una época en que a veces los hombres tomaban hasta emborracharse deltodamente y caer desmayados, pero una dama, una señorita, una mujer, a lo sumo sorbía una copita y se alegraba un poco, nada más. No como ahora, que los domingos a la mañana andan tiradas por las calles, y el lunes no sabrán qué hicieron, con quién o con cuántos ni dónde ni —peor todavía— cómo. En esos tiempos una mujer era más bella cuando más mujer era, no cuando se parecía a los hombres; a esas les decíamos “marimachos”, así, redondamente. Vengo del tiempo en que la gente se miraba cara a cara para hablar,...

ESCRITO Bienaventuranzas tucumanas

El Mollar, en Tucumán Nota exhumada del baúl de los recuerdos, sobre una inexistente vivencia en la provincia de la chancaca y la caña de azúcar Antes de que lea amigo, una necesaria explicación. Hace unos años escribía para una página tucumana, cuyo dueño me pedía que no escribiera como santiagueño, porque su audiencia era casi exclusiva de la vecina provincia. Imaginé entonces esta nota, como para mostrar mis conocimientos sobre los pagos de la chancaca. Exhumada entre los recuerdos de un archivo que no llevo, el otro día salió a la luz. La vuelvo a publicar, porque puede ser de interés para lectores de Tucson y Santiago del Esterick. Bienaventurados los que chupan caña, porque de ellos es la golosina más rica de la Tierra. Bienaventuradas las chicas que pasean por el parque 9 de Julio los domingos, porque son dueñas de la belleza más representativa de estos pagos. Bienaventurados los achilateros, que regalan felicidad a las siestas de la gente menuda. Bienaventurados los dueños de c...

HUMO Un día la calle dejó de esperarlos

Imagen de la inteligencia arificial Internet mata distribución, voces y horarios; los diarios buscan sentido propio en un mundo que ya no gira alrededor de ellos ¿Qué debería suceder para que los diarios tradicionales, en papel, recuperasen la preponderancia, la preferencia y la exactitud informativa que solían ostentar? Es una pregunta que quizá ni los mismos propietarios se hacen ya, convencidos de haber perdido la apuesta y de que una vuelta atrás es imposible. Entre otras cosas, porque se cortó el sistema de venta y distribución y cerraron casi todos los quioscos. ¿Los usuarios dejaron de leer? Es relativo. Antes, el diario se leía, a lo sumo, en una o dos horas. Hoy, alrededor del mundo, hay millones de personas no solamente leyendo, sino también mirando y oyendo lo que entregan los abonados a las redes de internet, incluyendo los famosos reels, los canales de streaming, lo que idean los youtubers, este mismo blog y millones de sitios que intentan sobrevivir en medio de una fauna ...

IRLANDA Pasará la Navidad en prisión por negarse a usar pronombres ideológicos

Enoche Burke, preso El profesor evangélico Enoch Burke no quiere referirse a un alumno como “they” y nombrarlo con otro sexo Dublín, 4 de diciembre. El docente evangélico Enoch Burke permanecerá encarcelado durante las fiestas navideñas luego de más de 480 días en la prisión de Mountjoy, en Dublín. El Tribunal Superior irlandés rechazó este viernes su última solicitud de libertad bajo fianza. Burke, de 31 años, fue despedido en 2022 del Wilson’s Hospital School, un internado anglicano del condado de Westmeath, después de negarse a dirigirse a un alumno transgénero con el pronombre “they” y el nombre elegido por el menor. El profesor argumentó que hacerlo vulneraba sus creencias religiosas cristianas. El conflicto comenzó cuando la dirección escolar ordenó al personal emplear los nuevos pronombres del estudiante. Burke interrumpió un acto público del centro para denunciar lo que calificó como “ideología transgénero impuesta”. Tras ser suspendido con goce de sueldo, el docente acudió dia...