Misil iraní de 250 kilómetros de alcance hallado en Gaza |
¿Qué tiene que ver el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941 con el actual conflicto entre Israel y Hamás? Realidad, leyenda y desmentida
En estos días, algunos lectores de Ramírez de Velasco, recordaron el bombardeo japonés a Pearl Harbor, en Honolulu, Hawaii, el domingo 7 de diciembre de 1941. Una leyenda dice que Estados Unidos armó el lugar con viejos barcos de guerra y aviones que no servían, para hacer creer a los japoneses que preparaba algo grande contra ellos. Al ser atacado por sorpresa, Estados Unidos se vio —supuestamente— obligada a entrar en guerra contra el Imperio del Sol Naciente que, previamente, había mordido el anzuelo.
La desprotección de los israelíes el 7 de octubre, mientras bailaban al aire libre o estaban tranquilamente en sus casas fue, para varios lectores de Ramírez de Velasco, un anzuelo que tiraron a fin de atraer un ataque de magnitud como el que sufrieron para, en cierta forma, después tener la excusa para hacer de Gaza una tierra arrasada. Algo como lo que sucedió en Pearl Harbor primero y en Hiroshima y Nagaski después.
Para esta teoría la cúpula de Hamás primero fue engañada con una débil protección de las fronteras, lo que los animó a planear una agresión terrorista a gran escala, matando a hombres, mujeres, niños, ancianos. Y ahora, y durante varios años sufre y seguirá sufriendo las consecuencias. Es muy elemental la teoría, pero hay cierto pensamiento de esta parte del mundo, que pondría la firma para asegurar que los acontecimientos fueron de esa manera.
Aseguran que, de otra manera no se explican el hecho de que Israel haya bombardeado sistemáticamente la Franja de Gaza durante tres semanas, antes de empezar el asedio y la invasión con la infantería. Si los rehenes estaban en los lugares que arrasaron, ¿querían que sigan vivos o no les importaba que murieran?, se preguntan.
Tampoco les parecieron contundentes las pruebas de la ignominia. A los vídeos que mostró este blog, con imágenes supuestamente obtenidas debajo de un hospital, no los juzgaron tan decisivos como para asegurar que allí se guardaba un enorme arsenal bélico.
Y se muestran horrorizados por la total falta de insumos básicos a los que fue sometida toda la población civil, la carencia de los mínimos elementos para mantener vivos a los pacientes en los hospitales y los propios bombardeos dirigidos expresamente hacia allí.
Del otro lado responden que nunca como el 7 de octubre pasado Israel estuvo tan confiado en su seguridad y por eso el estupor primero y la demora o vacilación al momento de comenzar a mandar a sus tropas a lugares que podrían haber estado infestados de francotiradores. Primero despejaron los lugares a los que se iban a dirigir y recién enviaron a los soldados, aún así tuvieron varias bajas.
Para la pruebas supuestas o reales de lo que van hallando los soldados a medida que toman posesión del territorio, del lado judío dicen que es lógico no mostrar lo que van hallando: en países en guerra no pueden hacer un recuento que le sirva al enemigo, al que supuestamente dejaron incomunicado o cortado, para que sepa exactamente lo que va perdiendo en la contienda.
Desde el lado israelí agregan también que están buscando desesperadamente a los rehenes, pues los quieren vivos y para eso los buscan por todos los medios, sabiendo que posiblemente estén desperdigados y ocultos entre la población civil palestina. “No nos importa el hambre, la sed o el dolor de ellos, pretendemos que devuelvan a nuestra gente, si quieren después hablamos de otros asuntos, por ahora esos prisioneros son nuestra prioridad”, dicen.
©Ramírez de Velasco
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