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El mundo fútbol tiene sus reglas |
“Defienden—gratis —el estado actual de las cosas porque se convencieron de que está muy bien que una persona no pueda seguir a su equipo cuando juega en otro estadio”
Antes del partido hablan, escriben, opinan. Lo que se viene es una batalla, un combate, y ambos equipos vienen con sus propias tácticas, estrategias, y fundamentalmente hombres usados como armas ofensivas o armas defensivas.Muchos titulan “llega herido al partido”, “en la cancha Fulanita es a matar o morir”, “duelo de necesitados” “de campeones” “de titanes”. Plantean cada partido como una parte importante del fin del mundo. Uno ganará y otro perderá, para el que gane, el Paraíso de los halagos y de lo bien hecho. El otro sufrirá los insultos que el mundo reserva para los perdedores.En el medio se quejarán porque “todo transcurría en un clima de paz, felicidad y armonía, hasta que vinieron unos idiotas a arruinarnos la fiesta”. Son los inadaptados de siempre, ¿ha visto?, los mismos que todos conocemos, pero a los que jamás se nombra porque, ya se sabe, “hay códigos”.
Todos conocen a los dirigentes que se enriquecen enviando a los jefes de las barras bravas a controlar y cobrar el diezmo a los trapitos, pero nadie los nombra. Es parte del folklore del fútbol. Y a quién no le gusta el folklore, amigo.
Algo de culpa tienen los cronistas de épicas luchas medievales con una pelota número cinco para que en la Argentina sea imposible un partido con huestes locales y visitantes. Decir “códigos” y no pronunciar la palabra “leyes”, es lo mismo que hablar de mafia, omertá, capos, mandones. Y mucho, mucho dinero corriendo por debajo de la mesa. Par unos y otros, obviamente.
En la política, de vez en cuando surge uno que habla de cientos o miles de cambios. Obviamente se sabe que cuando todo cambia, al mismo tiempo nada cambia. A lo sumo hay algo de maquillaje. Bueno, en el “Mundo Fútbol”, ni eso. ¿Quién querría pasar a otro esquema, si con este a todos les va tan bien?
A veces se sospecha que tal cronista está comprado por tal corporación para decir esto o aquello. No hay problema, todos los conocen, saben que están haciendo un negocio, bien por ellos. El drama es, ¿sabes qué?, que algunos defienden—gratis —el estado actual de cosas porque se han convencido de que está muy bien que una persona no pueda seguir a su equipo cuando juega en otro estadio. Por ahí creen que los trapitos de los alrededores de las canchas son humildes trabajadores ganándose la vida honradamente. No les molesta que haya dirigentes ricos en clubes pobres y hasta les parece lógico. Hacen la vista gorda cuando un jugador no entra a la cancha porque su representante no quiere arreglar económicamente con el técnico, con la dirigencia. Ni se mosquean si ven que un dirigente se mete miles de dólares en el bolsillo sin contarlos. Como se ha visto hace poco en la televisión.
Todo es parte del oscuro mundo repleto de complicidades que rige un deporte hermoso. Lo único que jode es que, quienes deberían denunciar lo que sucede se callan. No por miedo ni porque vayan algo en la parada, como se dice. Están convencidos de que es lo correcto.
En fin, ¿no?
Un asunto como para pensar.
Juan Manuel Aragón
A 19 de mayo del 2025, en San Juan y Colón. Pedaleando.
Ramírez de Velasco®
Es así nomás, Juan Manuel. Y es lo que "el hincha" compra y acepta como normal. Y es porque apenas salió de la sala de partos le enchufaron una camiseta del club y le enseñaron que eso es "una pasión y un sentimiento". Lamentablemente nunca se lo matizaron con enseñarle valores morales y ética de comportamiento social.........Y ni qué hablar de amor por la patria, el cual solo aflora en la final de un mundial (si se gana), o cuando otra persona consigue un logro a nivel internacional, o cuando algun gobernante manda al diablo a otro de un país "opresor". Ah....y cuando nos eligen un Papa. Pero nunca por acción o mérito propio.
ResponderEliminarEs lo que hay, Juan Manuel. Y como solo se trata de futbol, no amerita más comentarios que eso.