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TIEMPO Hola qué calor

Con calor

El saludo laico de los santiagueños, su rezo constante, su recordación de todos los días, a toda hora, a cada segundo

Hola qué calor, hola qué calor, hola qué calor. Lo dice usted, lo dice su vecino, lo dice su amiga, lo dice el verdulero, lo dice la señora que limpia la oficina, lo dice el patrón, lo dice el obrero. Todos tienen calor, todos lo sufren, todos lo viven con una intensidad digna de causas algo más elevadas. Es un rezo laico, un saludo institucional, el más común, el que se debe decir, a menos que quiera que lo tengan como un guarango.
Qué calor, qué calor, qué calor en la ciudad.
Los loretanos tienen calor, los bandeños tienen calor, los frienses tienen calor, los termeños tienen calor, los copeños tienen calor, todos los santiagueños pasan el puto día hablando del calor que sienten. Tal vez no se dan cuenta de que, si todos están acalorados, el calor deja de existir, se va, se esfuma, no está más, se ausenta, está afuera de todo el mundo menos de uno.
Vos porque trabajas sentado, dice uno que también trabaja sentado.
¿Los habitantes de las ciudades que quedan cerca del Sahara se quejan por la arena?, tal vez sí, tal vez no. Lo más probable es que sepan que, si viven en una ciudad al lado de un desierto de arena, alguito les va a llegar.
Pero mejor imagine la conversación de un alasqueño con otro, en pleno enero de allá, con más frío que piojo de oso polar. Los alasqueños se saludan diciendo qué frío que hace y el otro alasqueño responde sí, qué frío, ¿no?, y el de más allá comenta que el próximo fin de semana quizás salga el solcito y tengan 10 grados bajo cero de temperatura, qué maravilla. Entonces saldrán a andar en moto, con la camiseta malla mojada, chupando naranjas.
Pero, qué calor, qué calor, qué calor.
Todo el día los santiagueños hablan de lo mismo. Y se regodean viendo sensaciones térmicas en la televisión, a cuál más tremenda e infernal. Y dicen si seguimos así nos vamos a asar, esto es el infierno, adónde vamos a ir a parar, por qué no le aflojan, che, ya basta, en serio.
Y el mismo tipo que cortó el lapacho para despejar el frente de su casa cuando lo arregló, dice que el calor es por los bosques que tumbaron otros, en otro tiempo, allá lejos, en Monte Quemado, Quebracho Coto, Comisario Huarcuna, Vaca Huañuna, Tinajón Ladeao.
El calor, el calor, ¡el calor!
La conversación que no se puede obviar, el saludo que no puedes dejar de pronunciar. Hola, qué calor. Todos mirando los teléfonos, para ver cuándo larga el buen tiempo el Servicio Meteorológico, que últimamente demora mucho en cambiar el chip para que el viento sea del sur, y se vaya al diablo este calor. Qué calor que ha hecho, ¿no?
Palito Ortega. Calor
Cuando llegue el fresquito se seguirán quejando, porque ya vas a ver cuando vuelva el calor. Y en el invierno dirán que cuanto más frío, peor, porque el calor vendrá con más fuerza en el verano. La cuestión es que la conversación sobre el calor no se termina nunca, acalorándolos aún más a todos, de punta a punta, de Palo Negro a Villa Matoque, de Yutu Yacu a Desvío La Paloma.
Ayer llovió y algunos salieron de campera, llamando el calor, porque con veinte grados de temperatura se hielan, les salen sabañones y buscan las gorras de lana para calzarse. Si no hace calor se les acaba el único tema de conversación que tienen. ¿De qué hablan cuando el tiempo está lindo?
El santiagueño siempre protesta por el calor pasado, pero también por el que va a volver uno de estos días, ya vas a ver, ¡ya vas a ver!, dicen, oprimiendo los puños, como que hay Dios, prometen con una rabia antigua y profunda, que les cierra los labios en un estrujado apretón de dientes.
No importa que ayer haya llovido, que no haga calor y el Servicio Meteorológico prometa que hoy no van a hacer más de 25 grados. El santiagueño seguirá hablando del calor, que está esperando detrás de la semana que comienza hoy o de la que viene, para darles el mismo asunto de qué conversar. 
El calor, el calor, el calor.
Si no vuelve en poco tiempo, en setiembre ya verá cómo regresa a sus cabales. Y de nuevo el mismo rezo, el mismo rezo, el mismo, rezo. Que dice así: hola qué calor, hola qué calor, hola qué calor.
Y así hasta el infinito.
El domingo que viene, todos ardidos de nuevo.
Para peor con humedad.
Qué calor.
Qué calor.
Qué calor.
Juan Manuel Aragón
A 9 de marzo del 2025, en Isla Verde. Cazando serruchos.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Y no sólo son comentarios de charla presencial. Toooodos los días se recibe el parte meteorológico tremendista en los grupos de chat, con los correspondientes complementos regionales según el caso.
    "Nos estamos asando"...."aquí ya llegó el cambio"......"hoy llueve a cántaros"......"tremendo el viento de hoy....nos tapó la tierra"...."aquí por fin salió el sol"; como principal aporte informativo al grupo, luego de los 78 "buen día" que llegún de cada participante.

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