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Ataque inglés |
El 5 de septiembre de 1839 comienza la Primera Guerra del Opio en China, porque los ingleses pretendían vender veneno en ese país
El 5 de septiembre de 1839 comenzó la Primera Guerra del Opio en China, conflicto desencadenado por tensiones comerciales y culturales entre el Imperio Qing y Gran Bretaña. Enfrentamientos en Cantón, tras la confiscación de opio británico, encendieron la chispa de una guerra que se extendió dos años. Las disputas por el comercio del opio, las ambiciones británicas y la resistencia china configuraron un episodio clave en la historia del siglo XIX.A finales del siglo XVIII, el comercio del opio creció exponencialmente. Los británicos, ávidos de té chino, enfrentaban un desequilibrio comercial. Exportaban opio desde la India a China, y su consumo se disparó, generando adicción y problemas sociales, pues se trata de un veneno, puro y duro. Las autoridades chinas, alarmadas, prohibieron su comercio, pero el contrabando persistió.En 1839, el emperador Daoguang nombró a Lin Zexu comisionado en Cantón. Ordenó la destrucción de miles de cajas de opio confiscadas a comerciantes británicos. Este acto, visto como una afrenta por Gran Bretaña, tensó las relaciones. Lin exigió a los extranjeros acatar las leyes chinas, pero los británicos se negaron, defendiendo el “libre comercio”.
El 5 de septiembre de 1839, las hostilidades estallaron. Tropas británicas, apoyadas por su avanzada armada, atacaron posiciones chinas en Cantón. Las fuerzas Qing, mal equipadas, enfrentaron dificultades frente a la tecnología militar británica, que tenía barcos de vapor y artillería moderna.
Los combates se extendieron por la costa china. Los británicos capturaron puertos clave como Ningbo y Amoy. La superioridad naval permitió bloquear rutas comerciales, presionando al gobierno Qing. Las ciudades costeras sufrieron bombardeos, y las defensas chinas colapsaron ante tácticas extranjeras.
En Cantón, los enfrentamientos fueron intensos. Las autoridades chinas intentaron resistir, pero la falta de coordinación y armamento obsoleto limitaron su respuesta. Los británicos, liderados por oficiales como Charles Elliot, consolidaron su dominio en puntos estratégicos, exigiendo compensaciones por el opio destruido.
El conflicto reveló profundas diferencias culturales. Los chinos veían el opio como un veneno que corrompía a la sociedad. Los británicos, en cambio, lo consideraban un negocio legítimo, respaldado por su visión de libre mercado. Estas posturas opuestas alimentaron la desconfianza mutua.
A lo largo de 1840, los británicos avanzaron. Ocuparon Hong Kong, que más tarde se convertiría en un enclave colonial. Las negociaciones fracasaron repetidamente, ya que el gobierno Qing se negaba a ceder ante las demandas extranjeras. La guerra continuó, con crecientes pérdidas humanas y materiales.
En 1841, los enfrentamientos se intensificaron. Las fuerzas británicas, con refuerzos desde India, atacaron fortificaciones chinas en el río Perla. Las victorias británicas obligaron a los Qing a reconsiderar su posición, aunque la resistencia persistió en varias regiones.
El conflicto, iniciado aquel 5 de septiembre, transformó las relaciones entre China y Occidente. Las hostilidades continuaron hasta 1842, cuando el Tratado de Nankín puso fin a la guerra. Este documento marcó un nuevo capítulo en la historia china, abriendo puertos al comercio extranjero y cediendo Hong Kong a los británicos.
Ramírez de Velasco®
Asaltantes, usurpadores, traficantes, etc. Pero debemos admirarlos y obedecerles porque los malos son "los otros".
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