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No creo que sea lo que parece |
En las conversaciones con los amigos, a veces hacen una seña que parece inocente y tal vez no lo sea
De entre todos los gestos de la gente moderna, hay uno que no sé qué quiere decir. Me lo explican, me lo explican, me lo vuelven a explicar y sigue sin caberme en la cabeza. Es el siguiente: se levantan los dos brazos por delante, más o menos hasta la altura de las tetillas, se pone el dedo índice y el mayor en una posición que imita la letra ve, y se los flexiona levemente hacia adelante, haciendo ganchito (ver figura de arriba).
Casi siempre se lo hace antes de empezar una frase o una palabra, inclinando levemente la cabeza y mostrando ojos como de inteligencia, como si entre quien lo hizo y usted hubiera una inteligencia secreta. Una persona le dice, pongalé:
—Era chica, pero no niña.Y antes de comenzar la palabra niña hace el gesto, que volverá a repetir al terminarla, sin que uno sepa a qué atenerse, qué tiene que ver eso con lo que se acaba de decir.
Alguien me ha dicho que esos dedos vienen a ser algo así como unas comillas imaginarias, como si la palabra niña —o cualquier otra —pudieran ser señaladas en el habla cotidiana de esa manera. Parece que el gesto está del todamente generalizado, lo hacen grandes y chicos, y suponen los expertos, el gran público debe a haber sido inducido a hacerlo luego de ver cómo lo hace alguna prostituta de las que siempre aparecen en los televisores de todo el mundo.
Es incomprensible el gesto, más o menos como si uno dijera:
—Platero es pequeño coma peludo, suave punto y coma tan blando por fuera coma que se diría todo de algodón coma que no lleva huesos punto y seguido. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro punto y aparte.
Peor si hiciera gestos con las manos indicando en qué parte de la conversación va cada signo. Imagínese diciendo:
—La princesa está triste puntos suspensivos, abrir signo de interrogación Qué tendrá la princesa cerrar signo de interrogación.
Por eso se me hace que en ese flexionar los dedos índice y mayor de ambas manos en el medio de una frase, tiene algo que se me escapa. Supongo que debe ser algo inventado por gente muy inteligente, que está en el secreto de alguna fórmula fantástica, al margen de los pensamientos simples, de las almas sencillas, de los espíritus humildes.
A veces pienso que en el medio de ese gesto se esconde una contraseña para identificarse como alguien que conoce los secretos de seres superiores, venidos de otros mundos: selenitas, marcianos, venusinos o de otros sistemas solares quizás.
Y no insistan, no vengan con que es un gesto para reemplazar las comillas en el habla cotidiana, porque jamás creeré que algunos de mis amigos o conocidos son tan tontos como para andar repitiendo semejante bobada. Entre creerlos algo superior o compararlos con Marcelo Tinelli, prefiero mil veces creer que están en la pomada de algo, no sé qué, pero de algo.
Juan Manuel Aragón
A 18 de abril del 20’24, en Loreto manta. Comiendo rosquetes
©Ramírez de Velasco
—Era chica, pero no niña.Y antes de comenzar la palabra niña hace el gesto, que volverá a repetir al terminarla, sin que uno sepa a qué atenerse, qué tiene que ver eso con lo que se acaba de decir.
Alguien me ha dicho que esos dedos vienen a ser algo así como unas comillas imaginarias, como si la palabra niña —o cualquier otra —pudieran ser señaladas en el habla cotidiana de esa manera. Parece que el gesto está del todamente generalizado, lo hacen grandes y chicos, y suponen los expertos, el gran público debe a haber sido inducido a hacerlo luego de ver cómo lo hace alguna prostituta de las que siempre aparecen en los televisores de todo el mundo.
Es incomprensible el gesto, más o menos como si uno dijera:
—Platero es pequeño coma peludo, suave punto y coma tan blando por fuera coma que se diría todo de algodón coma que no lleva huesos punto y seguido. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro punto y aparte.
Peor si hiciera gestos con las manos indicando en qué parte de la conversación va cada signo. Imagínese diciendo:
—La princesa está triste puntos suspensivos, abrir signo de interrogación Qué tendrá la princesa cerrar signo de interrogación.
Por eso se me hace que en ese flexionar los dedos índice y mayor de ambas manos en el medio de una frase, tiene algo que se me escapa. Supongo que debe ser algo inventado por gente muy inteligente, que está en el secreto de alguna fórmula fantástica, al margen de los pensamientos simples, de las almas sencillas, de los espíritus humildes.
A veces pienso que en el medio de ese gesto se esconde una contraseña para identificarse como alguien que conoce los secretos de seres superiores, venidos de otros mundos: selenitas, marcianos, venusinos o de otros sistemas solares quizás.
Y no insistan, no vengan con que es un gesto para reemplazar las comillas en el habla cotidiana, porque jamás creeré que algunos de mis amigos o conocidos son tan tontos como para andar repitiendo semejante bobada. Entre creerlos algo superior o compararlos con Marcelo Tinelli, prefiero mil veces creer que están en la pomada de algo, no sé qué, pero de algo.
Juan Manuel Aragón
A 18 de abril del 20’24, en Loreto manta. Comiendo rosquetes
©Ramírez de Velasco
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