Silvina Ocampo |
El 28 de julio de 1903 nace Silvina Ocampo, escritora, cuentista y poetisa, casada con Adolfo Bioy Casares
El 28 de julio de 1903 nació Silvina Inocencia Ocampo, en Buenos Aires. Fue una escritora, cuentista y poetisa. Su primer libro, "Viaje olvidado," se publicó en 1937, mientras que su último trabajo, "Las repeticiones," salió a la luz póstumamente en 2006. Antes de dedicarse plenamente a la escritura, se destacó como artista plástica, habiendo estudiado pintura y dibujo en París bajo la tutela de Fernand Léger y Giorgio De Chirico, precursores del surrealismo.Considerada una de las figuras más importantes de la literatura argentina del siglo XX, recibió numerosos galardones, como el Premio Municipal de Literatura en 1954, el Premio Nacional de Poesía en 1962, el Gran Premio de Honor de la SADE en 1992 y el Premio Konex en 1984.Nacida en una familia de alta burguesía, creció en una casa en la calle Viamonte de Buenos Aires como la menor de seis hermanas. Gracias a su posición social, recibió una educación trilingüe con institutrices francesas e inglesas, así como profesores de castellano e italiano. Esta formación influyó en su escritura.
Su familia, de ascendencia distinguida y vinculada a la política y la ganadería, tenía en su árbol genealógico a figuras históricas como José de Ocampo, gobernador del Cuzco, y Juan Martín de Pueyrredón, director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Durante su infancia vivió una existencia solitaria, acompañada principalmente por trabajadores domésticos, como sostiene la crítica Patricia Nisbet Klingenberg. Lo más significativo de su juventud, como el matrimonio de su hermana Victoria y la muerte de su hermana Clara, tuvieron un profundo impacto en su vida y escritura.
En 1908, viajó por primera vez a Europa con su familia y más tarde estudió dibujo en París. Entre sus amigos estaba el escritor Ítalo Calvino, que prologó algunos de sus cuentos. De regreso a Buenos Aires, trabajó junto a Norah Borges y María Rosa Oliver, y participó en exposiciones artísticas. En 1931, se unió al grupo fundador de la revista Sur, aunque no tuvo un papel preponderante en las decisiones editoriales.
En 1932, conoció a Adolfo Bioy Casares, con quien se casó en 1940. La relación fue compleja y marcada por las infidelidades de Bioy. Algunos autores han retratado a Ocampo como víctima, aunque otros, como Ernesto Montequin, sostienen que ella tuvo una vida amorosa plena y que la relación con Bioy también la inspiraba.
Publicó su primer libro de cuentos, "Viaje olvidado," en 1937, obra que inicialmente recibió críticas mixtas. Sin embargo, con el tiempo, se convirtió en un texto fundamental en su carrera. Colaboró con Borges y Bioy en antologías como "Antología de la literatura fantástica" y "Antología poética argentina." En 1942, publicó dos poemarios y alternó entre la narrativa y la poesía a lo largo de su carrera.
En 1948, publicó "Autobiografía de Irene," un libro de cuentos influido por Borges y Bioy, aunque no tuvo mucha repercusión en su momento. A finales de los años 50, alcanzó reconocimiento con "La furia," considerado el punto culminante de su estilo.
La década de 1960 fue menos activa editorialmente, pero en los años 70 publicó varias obras, como poemarios y cuentos infantiles. Sus últimos libros, "Y así sucesivamente" y "Cornelia frente al espejo," aparecieron antes de que el Alzheimer afectara su capacidad creativa.
Murió en Buenos Aires el 14 de diciembre de 1993, a los 90 años, y fue sepultada en el cementerio de la Recoleta.
Tras su muerte se publicaron varios volúmenes con textos inéditos, como "Invenciones del recuerdo" y "Las repeticiones." Su obra se destaca por su inagotable imaginación y atención a las inflexiones del lenguaje. En "Viaje olvidado," se advierte su habilidad lingüística influida por el surrealismo. Sus cuentos posteriores, como "Autobiografía de Irene" y "La furia," muestran una estructura más tradicional y un estilo más desarrollado.
A pesar de su aparente indiferencia hacia la política, la época y el contexto social influyeron en su escritura. Su obra es reconocida por su aguda atención al lenguaje y su capacidad para transformar lo cotidiano en fantástico, utilizando un lenguaje cultivado que disfraza con la inocencia de un niño.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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