Emile Durkheim |
El 15 de noviembre de 1917 muere Émile Durkheim, sociólogo que contribuyó a la formalización de la sociología como disciplina académica
El 15 de noviembre de 1917 murió Émile Durkheim, en París. Había nacido en Épinal, Lorena, el 15 de abril de 1858 y fue un influyente sociólogo francés que contribuyó a la formalización de la sociología como disciplina académica. Junto con Carlos Marx y Max Weber, es considerado uno de los padres fundadores de esta ciencia. Estableció el primer departamento de sociología en la Universidad de Burdeos en 1895 y fundó la revista L'Année Sociologique.Entre sus trabajos más influyentes se encuentra su monografía El suicidio (1897), en el que explora los factores sociales que llevan a la gente a tomar la decisión de suicidarse. Este estudio sirvió para diferenciar la sociología de otras ciencias sociales como la psicología, al centrarse en cómo las estructuras sociales afectan el comportamiento humano. En Las formas elementales de la vida religiosa (1912), Durkheim comparó las creencias y ritos de las sociedades primitivas con las modernas, destacando la función social de la religión en la cohesión social y la moralidad.Durkheim veía la sociedad como una entidad que existe tanto fuera como dentro del individuo. Según él, los hechos sociales moldean el comportamiento de la gente a través de normas y valores que se interiorizan desde el nacimiento. La sociedad, por tanto, tenía una vida propia, y sus influencias sobre los individuos no podían ser reducidas a simples interacciones individuales.
Este concepto se completa con su idea de conciencia colectiva, es decir, el conjunto de creencias y sentimientos compartidos que unen a los miembros de una sociedad. Para él, la conciencia colectiva era más fuerte en sociedades tradicionales, donde existía una mayor homogeneidad entre los individuos, y más débil en sociedades modernas, donde la división del trabajo y la especialización fomentaban la diversidad individual.
Fue un precursor del funcionalismo estructural, teoría sociológica que estudia cómo las distintas partes de una sociedad contribuyen a su estabilidad y funcionamiento. Según Durkheim, las instituciones sociales existen porque cumplen funciones esenciales que permiten la cohesión y el orden social. La educación, por ejemplo, no solo conocimientos, sino que también inculca valores y normas que ayudan a integrar a los individuos en la sociedad.
Para Durkheim, la modernización y la creciente división del trabajo transformaron la naturaleza de la solidaridad social. En su obra La división del trabajo social (1893), distinguió entre dos tipos de solidaridad: solidaridad mecánica y solidaridad orgánica. La solidaridad mecánica se encuentra en sociedades tradicionales, donde la cohesión se basa en la similitud entre sus miembros. En contraste, la solidaridad orgánica caracteriza a las sociedades modernas, donde la interdependencia entre individuos, resultante de la especialización y la diferenciación social, se mantiene unida a la sociedad.
Otro concepto central en su pensamiento es la anomia, que describe una condición de desorden o falta de normas en la sociedad. La rápida modernización y los cambios en las estructuras sociales pueden llevar a una disolución de las normas y valores que regulan el comportamiento, lo que provoca un sentimiento de desconexión en los individuos. Esta idea es especialmente relevante en su estudio del suicidio, donde identificó la anomia como una de las causas detrás de la alta tasa de suicidios en sociedades modernas.
En Las formas elementales de la vida religiosa, argumentó que las religiones no son simplemente creencias personales, sino representaciones colectivas que reflejan la misma sociedad. A través de los ritos y las creencias religiosas, las sociedades expresan sus valores y moralidades, que sirven para unir a sus miembros. La religión, como otras instituciones sociales, desempeña un papel clave en la cohesión social al proporcionar un marco moral compartido.
Fue un defensor de la idea de que el Estado no debe dominar todos los aspectos de la vida social. Aunque el Estado puede actuar como un órgano de pensamiento social y producir representaciones colectivas, no debería interferir en la conciencia colectiva de la sociedad. El Estado tiene funciones específicas, pero no concentra la totalidad del poder social.
La educación fue otra área importante en el pensamiento de Durkheim. Para él, la escuela tenía la función de transmitir no solo conocimientos, sino también las normas y valores que integran a los individuos en la sociedad. En la sociedad moderna, la educación escolar completa la educación recibida en el hogar, preparando a los niños para participar en la vida social y económica de una sociedad más compleja y diversificada.
Dejó un legado perdurable en la sociología, introduciendo términos y conceptos que siguen siendo fundamentales en el estudio de la sociedad. Su enfoque científico y riguroso ayudó a establecer la sociología como una disciplina autónoma, y su insistencia en la importancia de las estructuras sociales y la conciencia colectiva continúa influyendo en las investigaciones contemporáneas.
Sostenía que la cohesión social se mantiene a través de la solidaridad, ya sea mecánica o orgánica, y que la sociedad debe ser estudiada como una entidad en sí misma, más allá de los individuos que la componen.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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