Mauricio Ravel |
El 28 de diciembre de 1937 muere Mauricio Ravel, músico, considerado, con Claudio Debussy, uno de los pilares de la moderna escuela musical francesa
El 28 de diciembre de 1937 murió Mauricio Ravel, en París. Fue un músico, considerado, junto a Claudio Debussy, uno de los pilares de la moderna escuela musical francesa. Aunque es universalmente reconocido por su célebre Bolero, su catálogo, aunque limitado en extensión, está repleto de obras que revelan la complejidad y singularidad de un compositor que evitó la autocomplacencia en su música y cultivó un estilo personal caracterizado por su perfección técnica y refinamiento. Había nacido en Ciboure, Francia, el 7 de marzo de 1875.Stravinsky lo definió como "el más perfecto relojero de todos los compositores", y esta descripción captura su meticulosidad y su obsesión por la precisión. Ravel veía la música como un artefacto precioso, un mundo apartado de las preocupaciones terrenales, en el que cada nota debía encajar con exactitud en una estructura cuidadosamente diseñada.Nació en Ciboure, pequeño pueblo del País Vasco francés, en una familia de orígenes diversos que influyó en su sensibilidad artística. Su padre, Joseph Ravel, un ingeniero suizo, le transmitió su pasión por los artilugios mecánicos, inclinación que se refleja en el carácter "mecánico" y estructurado de muchas de sus composiciones. Su madre, Marie Delouart, de ascendencia vasca, le inculcó una profunda conexión con la cultura española, que se convirtió en una fuente recurrente de inspiración en su obra.
Comenzó sus estudios musicales a los de siete años, un inicio relativamente tardío para un futuro compositor de su estatura. A los 14 años, en 1889, fue admitido en el Conservatorio de París, donde estudió piano y composición bajo la tutela de Gabriel Fauré, quien sería una influencia fundamental en su desarrollo. Durante estos años absorbió influencia de músicos como Emmanuel Chabrier y Erik Satie, aunque pronto comenzó a desarrollar un estilo propio.
Su primera obra reconocida, Pavana para una infanta difunta (1899), ya mostró su capacidad para combinar un lenguaje armónico refinado con una sensibilidad melódica distintiva. Poco después, su interés por la orquestación y el color instrumental quedó evidente en piezas como Jeux d'eau (1901), una innovadora composición para piano que explora nuevas texturas sonoras inspiradas en el impresionismo de Debussy, a quien Ravel admiraba, pero con quien evitó comparaciones directas.
Durante los primeros años del siglo XX, intentó en varias ocasiones ganar el Gran Premio de Roma, prestigioso concurso de composición. Su última participación en 1905, en la que fue eliminada en las primeras rondas, desató un escándalo conocido como el "Affaire Ravel", que llevó a una reforma en el Conservatorio y la renuncia de su director. Este incidente marcó un punto de inflexión en su carrera. A partir de entonces se consolidó como un compositor independiente y ampliamente respetado.
El Bolero
Alcanzó su madurez artística con obras como la Rapsodia Española (1907), un homenaje a sus raíces ibéricas, y Daphnis et Chloé (1912), un ballet encargado por Sergei Diaghilev para los Ballets Rusos, que es considerada una de las cimas del impresionismo. orquestal. En estas composiciones, Ravel demostró su maestría en la orquestación, combinando timbres y colores instrumentales con una precisión y creatividad inigualables. El Bolero (1928), su obra más conocida, ejemplifica su enfoque estructurado y su capacidad para explorar nuevas formas de expresión musical. Compuesta originalmente como música de ballet, esta pieza es un ejercicio de repetición hipnótica: una melodía sencilla se desarrolla a través de variaciones tímbricas y un crescendo orquestal que culmina en un clímax apoteósico.
Sin embargo, su catálogo tiene muchas otras obras destacadas que merecen atención. Su música de cámara, como el Cuarteto para cuerdas en fa mayor (1903) y el Trío para piano, violín y violonchelo (1914), revelan una faceta más íntima de su genio creativo. Asimismo, su producción pianística, que incluye obras como Miroirs (1905) y Gaspard de la nuit (1908), muestra su habilidad para expandir las posibilidades del instrumento, explorando texturas complejas y efectos sonoros novedosos.
Fue un personaje reservado y solitario, y nunca se casó ni tuvo hijos. Dedicó su vida a la música, evitando la notoriedad y las relaciones sociales superficiales. Esta austeridad personal contrasta con el hedonismo y la exuberancia que a menudo caracterizan su música, creando una dualidad que define su personalidad artística.
Dos de sus últimas obras, los conciertos para piano y orquesta, ejemplifican esta dualidad. El Concierto para la mano izquierda (1930), compuesto para el pianista Paul Wittgenstein, explora un lenguaje oscuro y dramático, mientras que el Concierto en sol mayor (1931) es luminoso y alegre, inspirado en el jazz que Ravel había escuchado durante su gira. por Estados Unidos en 1928.
En sus últimos años sufrió problemas de salud que afectaron su capacidad para componer. En 1932, un accidente automovilístico agravó su estado, y en 1937 murió en París tras una cirugía cerebral.
Tuvo habilidad para equilibrar la innovación y la tradición, creando una música que combina virtuosismo técnico, riqueza tímbrica y una profunda sensibilidad artística. Cada una de sus obras refleja la perfección y el cuidado de un verdadero artesano.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
Comentarios
Publicar un comentario