Las Vidas Paralelas de Plutarco En algunas ocasiones, como se verá a continuación, un clavo saca a otro clavo, aunque haya que ingeniarse Algo debían hacer para que no siguiera comiéndoles la mente como solía. Cuando quería, aparecía por delante para mostrarles la superioridad con que lo aureolaba una gloria que volaba entre lecturas mal hechas y peor comprendidas. A su tata no le gustaba: decía que era parte de una campaña de colonización cultural. “Si quieren ser buenos cuando grandes, métanse con el Quijote, con el Martín Fierro o, aunque más no sea, con ese remedo de gauderios falaces, con perfume del río Sena, que es el Segundo Sombra; pero lárguenlo a ese”, advertía. Mucho no le entendían entonces, pero hoy, al recordar sus palabras, sostienen que quizás tuviera razón. Ya se sabe: a los chicos, acostumbrados a los cuentos infantiles, les encantaban las historias en que ganaban los buenos y perdían los malos. Advertían, además, que las hadas eran hadas porque lo eran, sin explicac...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero