Matanza de chinos |
El 13 de diciembre de 1937 es la masacre de Nankín, los japoneses violan y matan a medio millón de hombres, mujeres y niños
El 13 de diciembre de 1937 comenzó la masacre de Nankín (capital de la República de China entre 1912 y 1949). Hasta principios de febrero de 1938― los invasores japoneses violaron y mataron a medio millón de hombres, mujeres y niños.Las atrocidades cometidas por el ejército japonés después de la captura de la ciudad de Nankín, dejaron una marca imborrable en la historia de ambos países y en la memoria colectiva mundial debido a la brutalidad de los crímenes cometidos y la cantidad de víctimas.La matanza fue el resultado de la estrategia expansionista del Imperio japonés, que buscaba consolidar su dominio sobre China y otros países de Asia. Desde 1931, tras la invasión de Manchuria, Japón había puesto en marcha un plan de ocupación militar.
En julio de 1937, los ejércitos de Japón y China se enfrentaron directamente, lo que desencadenó una guerra que avanzaba a gran escala. En este contexto, el ejército japonés se dirigió hacia el sur, capturando ciudades importantes como Pekín, Tientsin y Shanghai, y forzando la retirada del ejército chino.
La ciudad de Nankín, fue el siguiente objetivo de Japón en su ofensiva. La resistencia china fue limitada debido a la falta de recursos y tropas, ya que tenía apenas 80.000 soldados frente a los 240.000 efectivos del ejército japonés. Ante el inminente avance de las tropas japonesas, el general Chiang Kai-Shek ordenó que su ejército resistiera, sellando el destino de la ciudad.
El 7 de diciembre de 1937, comenzó el asedio final, encabezado por los generales japoneses Heisuke Yanagawa y Hisao Tani bajo el mando del príncipe Yasuhiko Asaka, tío del emperador Hirohito, en reemplazo del general Iwane Matsui, que estaba enfermo en ese momento. A pesar de la oferta japonesa de una tregua de 24 horas, el general chino se negó a rendirse, y el 13 de diciembre las fuerzas japonesas atravesaron las defensas de la ciudad, comenzando una de las masacres más brutales de la historia moderna, que se expandió por 42 días.
Durante la ocupación, las tropas japonesas recibieron la orden de "matar a todos los prisioneros". Lo que siguió fue una orgía de violencia sin precedentes. Las tropas japonesas ejecutaron a civiles y soldados chinos en masa, arrasaron la ciudad, incendiaron edificios, torturaron y asesinaron gente. Los métodos de ejecución y tortura fueron escalofriantes: miles de chinos fueron decapitados, mutilados, quemados vivos y utilizados para prácticas militares como blancos de bayonetas. Los cadáveres de las víctimas fueron arrojados al río Yangtsé, y las orillas de este se convirtieron en escenarios de ejecuciones en masa.
Las mujeres, independientemente de su edad o condición, fueron blanco de una violencia atroz. Se estima que entre 20.000 y 80.000 fueron violadas, muchas posteriormente asesinadas de forma sádica. En algunos casos, las mujeres embarazadas fueron mutiladas y los soldados utilizaron sus cuerpos japoneses como "trofeos de guerra". Los testimonios recogen que tanto ancianas como niñas fueron víctimas de estos abusos.
No fue un episodio espontáneo de violencia, sino un acto planificado de terror y aniquilación que reflejaba la política expansionista y la mentalidad supremacista del Imperio japonés, que consideraba a los chinos como una "raza inferior". La brutalidad fue justificada con la acusación de que los soldados chinos se escondían entre la población civil, por lo que cualquier ciudadano en edad de combatir era automáticamente considerado un fugitivo y ejecutado.
Ante la destrucción y el caos, algunos observadores extranjeros intentaron intervenir. John Heinrich Detlev Rabe, miembro del Partido Nacionalsocialista alemán y representante de la empresa Siemens en China, lideró la creación de un área de seguridad para proteger a los civiles. Gracias a sus esfuerzos, cientos de personas hallaron refugio, y Rabe se convirtió en una de las pocas figuras extranjeras que desafió abiertamente a los japoneses, arriesgando su vida para denunciar los crímenes de guerra.
La cifra exacta de muertos es objeto de debate. Mientras las organizaciones humanitarias documentaron alrededor de 200.000 víctimas enterradas, se estima que el número final de muertos podría alcanzar los 300.000, si se cuentan civiles y soldados rendidos. Años más tarde, el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente juzgó al general Iwane Matsui y otros oficiales japoneses responsables de estos crímenes, condenándolos por crímenes de guerra. Sin embargo, el príncipe Asaka, miembro de la familia imperial, no fue juzgado debido a la inmunidad que le otorgaba su posición.
La masacre dejó a Nankín en ruinas, con cadáveres esparcidos por las calles y edificios en llamas, y aunque fue un acto ampliamente presenciado por extranjeros, la prensa tuvo dificultades para documentarlo debido a la censura japonesa. Pasaron meses antes de que la ciudad lograra alguna apariencia de normalidad, y el trauma vivido persiste hasta hoy como una herida profunda en la memoria china.
Para China, esa matanza fue solo una tragedia nacional, sino también un símbolo de resistencia ante la opresión y la injusticia. A pesar de los esfuerzos del gobierno japonés en esa época por encubrir la verdad, las pruebas y testimonios se preservaron. La memoria de Nanjing sigue siendo un recordatorio de los horrores que pueden causar el imperialismo y la intolerancia, y un llamado a la paz y a la reconciliación de los pueblos. Aunque sea difícil olvidar.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
Increíble tanto horror
ResponderEliminarPardojicamente, los mismos chinos para los que "el trauma vivido persiste hasta hoy como una herida profunda en la memoria china" por haber sufrido 300.000 muertos, hasta hoy veneran a Mao que mató a 60 millones con su "Gran Salto al Futuro"......Vaya salto. Habría que preguntarse por qué no se escribe sobre esa masacre ni se considera a la hoz y martillo como un símbolo de odio, al igual que merecidamente se hace con el nazismo y su svastica por los 9 millones que mataron.
ResponderEliminarTIENES RAZON HORACIO,el primer genocidio del siglo xx: la brutal masacre alemana en namibia
EliminarEn pleno reparto del territorio africano por parte de las potencias coloniales europeas, las etnias herero y nama de Namibia fueron sometidas a abusos y masacradas por el ejército imperial alemán entre 1904 y 1908. Más de cien años después de aquellos hechos, el gobierno alemán pidió oficialmente perdón los excesos cometidos en el país africano durante la ocupación colonial y reconoció el genocidio que sufrieron estos pueblos.
Holanda controló la mayor parte del territorio de la actual Indonesia desde finales del siglo XIX hasta la ocupación japonesa, durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota de Japón, en 1945 empezaron los enfrentamientos entre la insurgencia local y las tropas holandesas hasta conseguir su independencia en 1949.
ResponderEliminarMiles de personas fueron ejecutadas. El gobierno de Indonesia cifra los muertos en 40.000, aunque los Países Bajos la reducen sólo a unos millares.
El suceso más sangriento se produjo en la actual Sulawesi (Islas Célebes), el 28 de enero de 1947. Las fuerzas especiales holandesas, al mando del capitán Raymond Westerling, ejecutaron a 208 hombres frente a una oficina del gobierno. Las ejecuciones en diferentes aldeas se sucedieron durante tres meses para intentar sofocar la insurgencia sin éxito.
Ningún militar holandés ha sido juzgado por los crímenes cometidos.
Al Reina Maxima de Holanda,en su casamiento con el Rey de Holanda,impidieron a su padre asistir al mismo por que adujeron que fue funcionario de la dicatadura Argentina. La Hipocresia de la casa Real Holandesa se puso de manifiesto ultimamente cuando "obligaron "a esta Reina a saludar al Principe heredero de Arabia Saudita,(en una reunion pasada)asesino y genocida de Yemenitas y del periodista con la monarquía Saudí Jamal Khashoggi.(lo hicieron carne picada en la embajada de Arabia Saudita de Estambul)
ResponderEliminarhttps://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61024204