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Firma del tratado de paz |
El 21 de julio de 1938 se firma en Buenos Aires el tratado de paz, amistad y límites entre Bolivia y el Paraguay, poniendo fin a la Guerra del Chaco
El 21 de julio de 1938 se firmó en Buenos Aires el tratado de paz, amistad y límites entre Bolivia y el Paraguay, poniendo fin oficialmente a la Guerra del Chaco, que había enfrentado a ambos países desde 1932 hasta 1935. La firma fue el resultado de arduas negociaciones promovidas por la Conferencia de Paz del Chaco, convocada por la Argentina y otros países hispanoamericanos. El acuerdo ratificó la cesión de la mayor parte del territorio en disputa al Paraguay, y formalizó los términos de la desmovilización militar, el retorno de prisioneros y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.La Guerra del Chaco fue una de las más cruentas de América del Sur en el siglo XX, con más de 90.000 muertos. Comenzó oficialmente en junio de 1932 por el control del Chaco Boreal, una vasta región semidesértica que se creía rica en petróleo. Ambos países reclamaban soberanía sobre el área, y el conflicto fue impulsado por tensiones históricas, intereses económicos y rivalidades geopolíticas.Luego de tres años de combate, las hostilidades cesaron el 12 de junio de 1935 gracias a un armisticio acordado en Buenos Aires, pero el tratado definitivo tardó más de tres años en materializarse. Las negociaciones se extendieron entre 1935 y 1938, bajo la mediación de la Argentina, Brasil, Chile, Perú, Estados Unidos y Uruguay. La conferencia sesionó durante meses, hasta alcanzar un consenso aceptable para ambas partes.
El documento final fue firmado por el canciller paraguayo José Félix Estigarribia —entonces también presidente electo —y por el representante boliviano Enrique Finot, ante delegados de los países garantes. El acto se celebró en el Palacio San Martín, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, con una importante cobertura diplomática y periodística.
El tratado estableció que Paraguay conservaría cerca de las tres cuartas partes del territorio en disputa, unos 234.000 kilómetros cuadrados, entre ellos los fortines más disputados como Boquerón, Nanawa y Campo Vía. Bolivia obtuvo libre acceso al río Paraguay a través de Puerto Casado, asegurando una salida navegable al Atlántico, cuestión considerada estratégica por su condición de país mediterráneo.
Ambas partes se comprometieron a no volver a emplear la fuerza como método de resolución de controversias y a normalizar sus relaciones bilaterales. Se dispuso la instalación de una comisión mixta para el trazado exacto de la frontera, así como el canje de prisioneros y el levantamiento de las fortificaciones fronterizas.
La firma del tratado permitió reanudar el comercio y la cooperación diplomática entre ambos países, y fue bien recibida por la comunidad internacional, que veía en el acuerdo una muestra de pacificación regional en un periodo de crecientes tensiones globales. Los organismos panamericanos saludaron el éxito de la mediación multilateral.
En Bolivia, el desenlace del conflicto generó una fuerte crisis política, que llevó a cambios institucionales y a una mayor influencia de sectores militares y nacionalistas. En el Paraguay, la victoria territorial fortaleció al gobierno y consolidó la figura de Estigarribia, que poco después asumió la presidencia constitucional.
El tratado de 1938 puso fin formal a un conflicto que había desgastado a ambas naciones en lo humano, económico y político, y marcó la historia del Cono Sur en el período de entreguerras. Desde entonces, la frontera quedó estabilizada y no se han producido nuevos enfrentamientos armados entre ambos países.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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