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Béresford se rinde ante Liniers |
El 4 de agosto de 1806, Béresford decreta el comercio libre y Liniers desembarca en Las Conchas para organizar la resistencia
El 4 de agosto de 1806, Guillermo Carr Béresford, comandante británico que ocupaba Buenos Aires, decretó el comercio libre, abriendo el puerto a mercancías extranjeras, mientras Santiago de Liniers desembarcaba en Las Conchas para organizar la resistencia contra los invasores. Este contraste marcó un punto de inflexión, con los ingleses buscando consolidar su dominio económico y los criollos, liderados por Liniers, preparando la reconquista.Tras capturar Buenos Aires el 27 de junio de 1806, los británicos, bajo el mando de Béresford, tomaron el control del Virreinato del Río de la Plata. Con solo 1.600 hombres, lograron una ocupación inicial, aprovechando la sorpresa y la débil defensa española. La ciudad, centro administrativo y comercial, representaba un botín estratégico para Inglaterra, que ambicionaba debilitar el monopolio español y expandir su influencia en América del Sur.El decreto de comercio libre, emitido el 4 de agosto, buscaba integrar Buenos Aires al circuito comercial británico. Béresford permitió la entrada de mercancías extranjeras, rompiendo las restricciones coloniales españolas. Esta medida, presentada como una liberalización, beneficiaba principalmente a los comerciantes ingleses, que veían en el puerto una oportunidad para inundar el mercado con productos británicos, perjudicando a los productores locales.
Mientras tanto, ese mismo día, Santiago de Liniers, militar francés al servicio de España, desembarcó en Las Conchas, al norte de Buenos Aires. Desde Montevideo, donde se había refugiado tras la invasión, organizó una fuerza de milicianos y soldados para recuperar la ciudad. Su llegada marcó el inicio de una resistencia que unió a criollos, españoles y sectores populares en un esfuerzo común contra los ocupantes.
La ocupación británica generó descontento entre los habitantes de Buenos Aires. La arrogancia de los ingleses, que subestimaron la capacidad local de reacción, se evidenció en medidas como el decreto de Béresford, percibido como un intento de imponer un sistema comercial que favorecía a Londres. Los porteños, lejos de aceptar la dominación, comenzaron a movilizarse bajo el liderazgo de figuras como Liniers y Juan Martín de Pueyrredón.
Liniers, tras desembarcar, reunió apoyos en los alrededores de Buenos Aires. Su estrategia consistió en combinar fuerzas regulares con milicias populares, incluyendo gauchos y vecinos armados. Esta coalición, motivada por el rechazo a la ocupación extranjera, avanzó hacia la ciudad, preparando el terreno para un contraataque que explotó las debilidades de las fuerzas británicas, mal preparadas para una resistencia urbana.
El decreto de comercio libre, aunque ambicioso, resultó efímero. La población local, más interesada en recuperar su autonomía que en aceptar beneficios comerciales impuestos, se organizó rápidamente. La medida de Béresford, lejos de ganar adeptos, alimentó el resentimiento contra los ingleses, vistos como oportunistas que buscaban saquear la riqueza del virreinato.
La resistencia culminó el 12 de agosto, cuando las fuerzas de Liniers derrotaron a los británicos en las calles de Buenos Aires. Béresford, superado por la movilización popular, capituló, y las tropas inglesas fueron obligadas a rendirse. La reconquista marcó un hito en la identidad criolla, fortaleciendo el sentido de unidad frente a la amenaza extranjera.
La breve ocupación inglesa dejó en evidencia la codicia británica, incapaz de comprender la determinación de los porteños. El comercio libre, decretado como una herramienta de dominación, no logró consolidarse ante la rápida respuesta liderada por Liniers, cuya llegada el 4 de agosto encendió la chispa de la resistencia.
El 4 de agosto de 1806, mientras Béresford soñaba con un Buenos Aires subordinado a los intereses ingleses, Liniers desembarcaba para frustrar esos planes. Lo simultáneo de ambos actos reflejó el contraste entre la ambición extranjera y la voluntad criolla, que triunfó frente a la invasión gringa.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
La recuperación de la capital del virreinato fue un gran acontecimiento histórico. Poco recordado, vaya uno a saber porqué. Una vez que sepa, mejor no lo diga.
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