Torre de los Ingleses |
El 24 de mayo de 1916 es inaugurada la Torre de los Ingleses en el barrio de Retiro, Buenos Aires, en lo que fuera la plaza Británica
El 24 de mayo de 1916 se inauguró la Torre de los Ingleses, ubicada en el barrio de Retiro, en Buenos Aires. Situada en la antigua plaza Británica, junto a la calle San Martín y la avenida del Libertador. Fue construida por vecinos británicos de Buenos Aires para recordar el centenario de la Revolución de Mayo.Luego de la Guerra de las Malvinas en 1982, fue rebautizada como "Torre Monumental", aunque para los porteños y muchos argentinos sigue siendo la Torre de los Ingleses.El Congreso Nacional aceptó por ley del 18 de setiembre de 1909 el ofrecimiento de los británicos que vivían en Buenos Aires, de levantar una columna monumental, con motivo del centenario de la Revolución de Mayo.En 1910 fueron expuestos los proyectos en el Salón del Bon Marché, en la actual Galería Pacífico. El ganador del concurso, fue el arquitecto británico Ambrose Macdonald Poynter, nieto del fundador del Royal Institute of British Architects.
La torre se tuvo en un principio como monumento conmemorativo del Centenario de Mayo en forma de columna, pero al final tomó la forma de torre.
La construcción estuvo a cargo de la empresa Hopkins y Gardom. Casi todo el material para la edificación: cemento, piedras Portland, ladrillos del tipo Leicester, el carrillón, las campanas y el reloj fueron traídos de Inglaterra, lo mismo que los técnicos encargados de la construcción.
Por la muerte de Eduardo VII el 6 de mayo de 1910, Inglaterra no envió una delegación a las fiestas del Centenario, por eso se colocó la piedra fundamental el 26 de noviembre.
La inauguración fue el 24 de mayo de 1916. Se demoró por la Primera Guerra Mundial, y a que la compañía de gas que estaba en la plaza desocupó el lugar en 1912. En la ceremonia estuvieron presentes el presidente Victorino de la Plaza y el ministro plenipotenciario inglés Reginald Tower.
La torre tiene estilo palladiano según la tendencia que surcaba a fines del siglo XVI en Gran Bretaña. Está colocada sobre una plataforma con cuatro escaleras de acceso. Sobre la entrada principal que mira al oeste, y sobre sus demás caras, hay un friso en que alternan triglifos y metopas ornamentadas con soles y emblemas del Imperio Británico. Entre otras, pueden reconocerse la flor del cardo que representa a Escocia, la rosa de la Casa de Tudor que es el símbolo de Inglaterra, el dragón rojo de Gales y el trébol de Irlanda.
Su altura es de 59 metros, tiene ocho pisos, para su construcción se utilizaron 55 mil ladrillos rojos y piedra labrada. A los 45 metros está el reloj, fabricado por Gillett & Johnston de Croydon, Inglaterra y funciona con un péndulo y pesas. Sobre los cuadrantes hay cinco campanas de bronce, la mayor pesa unas siete toneladas, mientras el carillón que marca los cuartos de hora imita los acordes del Big Ben de la abadía de Westminster, y pesa unas 3 toneladas. Fue puesto en funcionamiento en 1910 por los relojeros argentinos Rodolfo Kopp y Nicanor Insúa, y tiene cuatro cuadrantes de 4,4 metros de diámetro, cada uno de los cuales estaba realizado en opalina inglesa, pero hoy día están reemplazadas debido a atentados sufridos durante la Guerra de las Malvinas.
La torre culmina en una cúpula octogonal cubierta de láminas de cobre y cabreadas de acero sobre cuya cima gira una veleta que representa una fragata de tres mástiles de la época isabelina.
Sobre la puerta de entrada están los escudos de Argentina y el Reino Unido, y una frase que dice “Al gran pueblo argentino, los residentes británicos, salud. 25 de mayo 1810-1910”.
En la Guerra de las Malvinas de 1982, manifestantes argentinos arremetieron contra la torre, destrozando las columnas de alumbrado de su base, balaustradas, escaleras, fuentes ornamentales de granito, y produciendo incendios.
Cuando Fernando de la Rúa fue jefe de Gobierno de Buenos Aires, hubo una restauración del monumento, que estaba deteriorado y se volvió a habilitar su acceso al público. Los destrozos de 1982 no fueron reparados salvo los de la puerta principal.
Un moderno ascensor vidriado con maquinaria inglesa original, lleva hasta el sexto piso, en el que hay una pequeña exposición de elementos del antiguo ascensor. Desde el mirador ubicado en este piso se puede apreciar Retiro, la terminal ferroviaria y el Puerto de Buenos Aires. También se puede ver el péndulo del reloj de la torre, ubicado en el séptimo piso.
En la actualidad está bajo el cuidado de la gerencia operativa Patrimonio, dependiente de la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico. Y está abierta para ser visitada.
©Juan Manuel Aragón
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