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1999 ALMANAQUE MUNDIAL Hélder

Helder Cámara

El 27 de agosto de 1999 muere Hélder Câmara, sacerdote, arzobispo y teólogo brasileño

El 27 de agosto de 1999 murió Hélder Pessoa Câmara en Recife, Brasil, a los 90 años. Fue un sacerdote, arzobispo y teólogo brasileño, conocido por su compromiso con los pobres y su defensa de la justicia social. Nacido en Fortaleza en 1909, destacó como figura clave de la Teología de la Liberación y como arzobispo de Olinda y Recife desde 1964 hasta 1985. Promovió la no violencia y enfrentó críticas de sectores conservadores y del régimen militar brasileño por su activismo. Su vida estuvo marcada por la dedicación a los desfavorecidos, la denuncia de desigualdades y la creación de iniciativas comunitarias. Había nacido el 7 de febrero de 1909, en Fortaleza, Ceará.
Provenía de una familia humilde. Décimo de trece hermanos, mostró vocación religiosa desde joven. Ingresó al seminario a los 14 años, en 1923, tras superar obstáculos económicos y de salud. Su formación inicial se desarrolló en un contexto de pobreza y desigualdad en el nordeste brasileño.
Fue ordenado sacerdote en 1931, a los 22 años, en la arquidiócesis de São Sebastião de Río de Janeiro. Se destacó por su trabajo pastoral y su cercanía con las comunidades marginadas. Durante los años 30, participó en movimientos católicos que buscaban renovar la Iglesia y acercarla a los problemas sociales.
Se trasladó a Río de Janeiro en 1952, nombrado obispo auxiliar. Allí impulsó proyectos sociales, como la Cruzada de San Sebastián, para mejorar las condiciones de las favelas. Su labor llamó la atención del Vaticano, que reconoció su capacidad para conectar la fe con las necesidades de los pobres.
Fue nombrado arzobispo de Olinda y Recife en 1964, en plena dictadura militar en Brasil. Desde ese cargo, denunció las injusticias del régimen, lo que generó tensiones con las autoridades. Abogó por los derechos humanos y apoyó a las comunidades campesinas y urbanas afectadas por la represión.
Promovió la creación de comunidades eclesiales de base, espacios en que los fieles discutían problemas sociales desde la perspectiva de la fe. Estas iniciativas, vinculadas a la Teología de la Liberación, buscaban empoderar a los pobres. Su enfoque generó críticas de sectores conservadores dentro y fuera de la Iglesia.
Enfrentó la vigilancia y amenazas del régimen militar, que lo acusó de comunista. A pesar de ello, mantuvo su compromiso con la no violencia, inspirado en figuras como Gandhi y Martin Luther King. Sus homilías y escritos enfatizaban la justicia social como un mandato cristiano.
En 1959 fundó el Banco de la Providencia, en Río, para combatir la pobreza extrema. Más tarde, en Recife, impulsó proyectos como la Operación Esperanza, que apoyaba a campesinos sin tierra. Estas iniciativas reflejaron su visión de una Iglesia al servicio de los más necesitados.
Luego participó activamente en el Concilio Vaticano II (1962-1965), en el que abogó por una Iglesia más abierta y comprometida con los problemas del mundo. Sus intervenciones influyeron en documentos conciliares sobre la pobreza y la justicia. Fue un referente para obispos latinoamericanos de su época.
Se retiró como arzobispo en 1985, a los 75 años, por motivos de edad, según las normas vaticanas. Continuó viviendo en Recife, dedicado a escribir y a apoyar causas sociales. Sus últimos años estuvieron marcados por la simplicidad y el contacto directo con los pobres.
Murió en su casa en Recife, el 27 de agosto de 1999, por insuficiencia respiratoria. Su muerte ocurrió en un contexto de reconocimiento internacional por su labor, aunque también de críticas de sectores conservadores que cuestionaron su cercanía con movimientos sociales.
Ramírez de Velasco®

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