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1990 CALENDARIO NACIONAL Aparición

La Virgen de San Nicolás

El 11 de febrero de 1990 fue el último mensaje de la Virgen en San Nicolás a Gladys Herminia Quiroga de Motta, vecina de San Nicolás


El 11 de febrero de 1990 fue el último mensaje de la Virgen en San Nicolás. Habían comenzado el sábado 24 de septiembre de 1983, cuando Gladys Herminia Quiroga de Motta, vecina nicoleña, comenzó a recibir mensajes de una aparición, a la que después identificó como la Virgen del Rosario.
Esa primera vez, la mujer vio iluminarse el rosario colgado en su habitación y rezó. Primero con los vecinos que vieron el fenómeno, y luego sola. Al día siguiente, el domingo 25, cuando rezaba, se le apareció la Virgen María con el Niño Jesús en brazos y un rosario. En silencio la aparición hizo ademán de darle a la mujer su propio rosario.
"Vi a la Virgen por primera vez", escribió luego Gladys, de 46 años para ese entonces. Tres días después fue la segunda aparición, igual a la anterior. Y el 5 de octubre pasó lo mismo.
El 7 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, Gladys se animó a preguntarle a la aparición: "¿Qué espera de nosotros?". Entonces la imagen se borró y apareció la visión de un templo.
El 12 de octubre Gladys le contó de las apariciones a su confesor, el sacerdote Carlos Pérez, presbítero de la catedral de San Nicolás. Y el 13 de octubre, la Virgen le habló por primera vez: "Has cumplido. No tengas miedo, ven a verme; de mi mano caminarás, y muchos caminos recorrerás".
El 27 de noviembre de 1983, día de la Medalla Milagrosa, primer día de la Novena a San Nicolás, Pérez se percató de que la imagen de Nuestra Señora del Rosario, que hacía mucho estaba en la catedral y que en ese momento estaba en el campanario, coincidía con la descripción de Gladys.
Entonces se le apareció la Virgen María frente a la imagen, diciéndole: “Me tienen olvidada, pero he resurgido. Ponedme allí, porque me ves tal cual soy. No os apenéis, ya me tendrán. Quiero estar en la ribera del Paraná. Poneos firmes. Allí viste mi luz. Que no flaqueen tus fuerzas. Gloria al Altísimo Padre”.
Pérez hizo reparar la imagen y puso en sus manos y en las del Niño Jesús un nuevo rosario.
Ante la pregunta de Gladys acerca de si el templo debía ser una capilla o un santuario, la Virgen le dio una respuesta a través de las Sagradas Escrituras. Le dijo que lea Éxodo, capítulo 25, versículo 8, que dice: “Me harán un santuario y habitaré en medio de ellos”.
Una vez aprobado el proyecto del templo por la Virgen, y comenzada su construcción, la imagen fue trasladada al nuevo santuario en 1989, construido gracias a donaciones y que recibe a 1.500.000 peregrinos anuales.
San Nicolás se convirtió en "la ciudad de María".
La Virgen hizo acuñar a Gladys una medalla con la advocación de María del Rosario de San Nicolás y, en el reverso, la Santísima Trinidad con siete estrellas. “Hija mía, el significado de las siete estrellas son siete gracias que mi Hijo Jesucristo concederá a quien la lleve sobre su pecho. Alabado sea el Señor”.
Gladys recibió más de mil ochocientos mensajes de la Virgen, desde el 13 de octubre de 1983 hasta el 11 de febrero de 1990, cuando fue el último.
Domingo Castagna, obispo de San Nicolás por ese tiempo, no solamente no tomó distancia de lo que ocurría en su diócesis, sino que lo aceptó, lo guió y lo nutrió, sin dejar de lado la prudencia ni el discernimiento. También alentó a los peregrinos que, desde encontes llegan a San Nicolás.
Empezó a haber procesiones cada 25 de mes, pero la más importante y la que más peregrinos congrega es la del 25 de septiembre, en recuerdo del día de la primera aparición.
Héctor Cardelli, sucesor de Castagna, inauguró el templo, presidió la coronación en 2009 de la imagen, la apertura de los mensajes y la declaración de sobrenaturalidad del fenómeno, en el último período de su episcopado. Se lo recuerda como “el obispo de la Virgen María”.
©Juan Manuel Aragón

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