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Por qué un diario destinado al fracaso, no solamente sobrevivió, sino que dio una digna pelea y en algunos momentos ganó por puntos
Quizás a esta altura de las últimas publicaciones domingueras de Ramírez de Velasco, algunos lectores se pregunten cómo fue que Nuevo Diario le empardó a El Liberal. Oiga, de ser un diario de segunda lectura que parecía que quedaría siempre en ese lugar, de un día para otro se transformó en el único que empezaron a comprar muchos santiagueños para informarse.Tuvo mucho que ver la audaz medida que tomó José María Cantos (padre), al decidir que bajara su precio a la mitad, es decir cincuenta centavos. Pero no fue lo único. Hasta ese momento el periódico apenas sobrevivía, había algunos supuestos conocedores de Santiago que cruzaban apuestas sobre la fecha de su cierre. Casi moribundo, con un puñado de lectores que lo seguían adquiriendo, sin avisantes, sin publicidad oficial, hasta intentó agregar un vespertino para competir desde dos flancos.
Parecía una buena idea.Pero fue un rotundo fracaso, pues se le hizo muy difícil aparecer a una hora razonable de la tarde, con las noticias que se habían producido a la mañana. Por otra parte, El Liberal aprovechaba la información que traía el vespertino y, si veía que le faltaba alguna, mandaba a sus periodistas a cubrirla. Por tres lectores que lo compraban de lástima, en las confiterías del centro de la ciudad, entregaba sus primicias en bandeja a la competencia.
Terminó cerrando.
Cuando le propusieron recortar el precio Cantos no se decidía. ¿tendría una empresa sobre un producto que se vendía a medio peso?, ¿un diario sostenido con una monedita de 50 centavos? Si le salía bien la jugada, bien. Si no, cerraba para siempre, no le quedaría otra.
Entre seguir agonizando o cantar truco, se arriesgó.
Y le salió bien.
Al otro día de aparecer con la mitad del precio de tapa de la competencia, subió sus ventas al doble, al siguiente volvió a duplicar los ejemplares en la calle. Y durante varios meses siguió recuperando terreno. Pero, claro, no bastaba con bajar el precio a la mitad. Asesores periodísticos, viejos lobos de varias redacciones, traídos de Córdoba y de Tucumán, completaron el panorama. Como que el diario impuso algunas secciones que hoy usan casi todos los medios de Santiago, pero que en ese entonces no eran comunes. La página de “sociales” no era solamente de grandes acontecimientos, casamientos, fiestas de quince, aniversarios, sino también de gente común y corriente que estaba en los bares, en las confiterías, por tomar un café les sacaban una fotografía, ¿por qué?, por hacer nada. Se suponía que al día siguiente querrían ver el diario para mostrarlo a los amigos, a los parientes, y, efectivamente, muchos compraban el diario.
Empezó a aparecer una sección “El Diarito”, especial para los chicos, en cuyas páginas también aparecían fotos de niños, sobre todo de los jardines de infantes. Ya se sabía que los padres, los abuelos, los padrinos comprarían un ejemplar cada uno para ver la foto de su crío. Esta sección hizo algo más que conquistar a padres, tíos y abuelitos, fidelizó como futuros lectores a los chicos, que pocos años después ya se informarían en sus páginas.
También se hizo fuertísimo en los departamentos de la provincia. De hecho, la sección “Interior” era una de las más leídas. Mientras El Liberal, al tener corresponsales de fuste en cada cabecera departamental, publicaba noticias importantes, el Nuevo Diario salía con noticias que al parecer no le interesaban a nadie. Por dar un caso: El Liberal publicaba sobre el problema de la falta de lluvias en un lugar, con entrevistas a productores y a gente ligada al campo. Ese mismo día, de ese mismo pueblo, quizás al Nuevo Diario había llegado solamente la noticia de una feria de platos. Como era la única nota con foto, iba como cabeza de página, a cinco columnas. Pocos se percataron entonces que, al menos en Santiago, una feria de platos conseguiría más lectores que la investigación de un experimentado corresponsal, pues lo comprarían las señoras que aparecían en la fotografía, los maridos, los hijos, las vecinas chusmas.
Por otra parte, El Liberal había sido durante casi toda su existencia, un diario previsible. Las páginas 1, 2 y 3, eran de noticias internacionales y nacionales, en la página 4, a la izquierda, aparecía la editorial, al lado, la nota política del día, enfrente, notas locales. Pero cuando cambió el tamaño, y pasó a ser “berlinés” (sea lo que fuere que significaba eso), las noticias internacionales y las locales se mezclaron en la sección “Política”, cualquier cosa estaba en cualquier página. Y ya se sabe, los lectores, sobre todos los de los diarios, son animales de costumbres.
Y “La raspadita”, ¿no?
El Liberal aparecía desde antes de que saliera el primer número de Nuevo Diario, con un sorteo para el que había que conseguir un cartón e ir llenándolo todos los días, como la lotería familiar. Ingenioso, pero había que acordarse, tener el cartón, buscar el número, en fin. “La raspadita” del Nuevo Diario era un cartoncito pegado a cada ejemplar. Con el capuchón de una lapicera, una moneda o las uñas, usted iba, raspaba, se fijaba si tenía premio o el consabido cartelito de “Seguí participando”. Listo. Qué tanto gregré para decir Greta. A mucha gente le encantó.
Le cuento, hubo un alboroto considerable en Nuevo Diario cuando apareció el primer lector con el cartoncito ganador, todos los periodistas acudían a la puerta a observar la cara del feliz lector. Hasta había un disfraz de raspadita, que un tipiador se calzaba todos los días para entregar el premio. Al principio el titular decía, por dar un caso: “Humilde capachero gana la Raspadita”, hasta que alguien avivó a los dueños que no iba por ahí la mano. La gente no quería que la rebajaran por ganar el premio. Entonces en vez de “capachero” salía: “Constructor gana la Raspadita”. Ya no era “cocinero” sino “gastronómico”, no era “recolector de basura”, ahora se trataba de “trabajador en la gestión de residuos”, no era “pobre cartonero” sino “gestor ecológico”. Y así.
Un día, la empresa que imprimía los cartoncitos, en vez de mandar un premio oculto, envió como cincuenta, tal vez más, y todos fueron a caer en una ciudad lejana de la provincia. Se presentaron todos los ganadores en la puerta del Nuevo Diario. Cuando ya empezaban a protestar porque demoraban en pagarles, se les abonó el premio, y volvieron a su casa contentos. Quién terminó pagando finalmente el error, ¿la empresa que mandaba los cartones o los Cantos? Ningún periodista preguntó después y la noticia no salió publicada.
Por otra parte, cuando El Liberal hizo más pequeñas sus páginas, también dio pie, al vecino de los barrios que lo compraba, porque era el diario “grande” y que costaba el doble, a que se pasara al otro, total ya no había diferencia. Hasta para limpiar la parrilla antes de poner el asado, eran parecidos.
Algunos datos quizás al margen, tal vez no:
** Esta nota habla de un fenómeno que hoy es casi desconocido para los jóvenes. Los de menos de 40 saben que existen los diarios, quizás hayan leído uno de vez en cuando, pero dejaron de comprarlo en cuanto los telefonitos se hicieron multiuso. Los de menos de 30 ni siquiera consideran una antigüedad leer los diarios para, como decían antes “mantenerse informados”, ellos saben, más o menos, lo que pasa, sin necesidad de ensuciarse las manos con papel. Y los veinteañeros están en otra, los ven como los viejos teléfonos a disco, no saben qué son, para qué sirven, con qué se comen.
** Cuando Julio César Castiglione, “el Toto”, firmó una nota en la que decía que los diarios que bajan de precio no consiguen más avisantes porque la gente que los adquiere no tiene cómo comprar sus productos, en el Nuevo Diario suspiraron aliviados. Si El Liberal los imitaba bajando también el precio de tapa, esa sola movida podría haberles arruinado la jugada. Como se ve, estar convencido de una verdad no siempre significa tener razón.
** Después de que se vendió El Liberal, Eduardo Maidana, que había sido periodista del diario El Liberal y también amigo personal del “Toto”, tuvo—entre otros muchos —dos comentarios que trascendieron. Uno fue: “Santiago nunca volverá a ser el mismo sin los Castiglione”. Y el otro: “Los santiagueños entregaron la libertad de prensa por cincuenta centavos”. Alguna gente pensará que tenía razón, otros dirán que estaba equivocado y todos tendrán razón.
** El asunto de la verdad era importante en los diarios. El Liberal tenía como lema: “Defenderá la verdad”, lo que llevaba a que muchos santiagueños se preguntaran cuándo. El de Nuevo Diario era: “La verdad en sus manos”, pero la tinta ensuciaba tanto que muchos dudaban de la eficacia de esa verdad. En un acto de pudor intelectual que los honra, ya ninguno trae el lema en sus portadas.
** El Liberal fue durante casi toda su existencia el diario peor redactado de la Argentina, el que más errores de redacción traía. Pero cuando nació Nuevo Diario, rápidamente le quitó ese puesto. Salía con horrores de ortografía, de redacción y hasta de simple comprensión de textos. Entre lo mal que redactaban algunos periodistas y lo peor que enmendaban los correctores, el idioma español en sus páginas era una pista de aterrizaje del mal gusto. Pero, aun así, cuando bajó el precio, entró en las preferencias de mucha gente a la que quizás ese detalle no le importaba demasiado.
** Lo que se ha dicho en esta nota sucedió, por supuesto, antes de que ambos periódicos entraran en un declive que, hasta el momento parece último y final. En cualquier momento la tendencia podría revertirse y todo el mundo abandonar los celulares e informarse en hojas impresas en papel de diarios. Es difícil, sí, pero no imposible. Los amigos que continúan trabajando en las dos empresas son protagonistas de enormes proezas informativas al permitir que los sigan apareciendo, en condiciones tan precarias.
** Esta nota carece de fechas y números exactos, fue escrita de memoria y si tiene algún valor es el de simple muestra gratis de un testigo presencial de un tiempo maravilloso de la provincia, cuando decir algo en los diarios tenía valor, su influencia era tangible en la calle y era posible cambiar el mundo apretando las teclas de la computadora. Nada que ver con el resumidero maloliente que vino después, envasado en internet, las redes sociales, en las que todo vale nada, cualquiera dice lo que quiere sobre su vecino o el de más allá, y la verdad vale menos de lo que pesa el punto final de esta nota.
Juan Manuel Aragón
A 5 de enero del 2025, en la plaza Libertad. Tomando fresco.
Ramírez de Velasco®
Cuando le propusieron recortar el precio Cantos no se decidía. ¿tendría una empresa sobre un producto que se vendía a medio peso?, ¿un diario sostenido con una monedita de 50 centavos? Si le salía bien la jugada, bien. Si no, cerraba para siempre, no le quedaría otra.
Entre seguir agonizando o cantar truco, se arriesgó.
Y le salió bien.
Al otro día de aparecer con la mitad del precio de tapa de la competencia, subió sus ventas al doble, al siguiente volvió a duplicar los ejemplares en la calle. Y durante varios meses siguió recuperando terreno. Pero, claro, no bastaba con bajar el precio a la mitad. Asesores periodísticos, viejos lobos de varias redacciones, traídos de Córdoba y de Tucumán, completaron el panorama. Como que el diario impuso algunas secciones que hoy usan casi todos los medios de Santiago, pero que en ese entonces no eran comunes. La página de “sociales” no era solamente de grandes acontecimientos, casamientos, fiestas de quince, aniversarios, sino también de gente común y corriente que estaba en los bares, en las confiterías, por tomar un café les sacaban una fotografía, ¿por qué?, por hacer nada. Se suponía que al día siguiente querrían ver el diario para mostrarlo a los amigos, a los parientes, y, efectivamente, muchos compraban el diario.
Empezó a aparecer una sección “El Diarito”, especial para los chicos, en cuyas páginas también aparecían fotos de niños, sobre todo de los jardines de infantes. Ya se sabía que los padres, los abuelos, los padrinos comprarían un ejemplar cada uno para ver la foto de su crío. Esta sección hizo algo más que conquistar a padres, tíos y abuelitos, fidelizó como futuros lectores a los chicos, que pocos años después ya se informarían en sus páginas.
También se hizo fuertísimo en los departamentos de la provincia. De hecho, la sección “Interior” era una de las más leídas. Mientras El Liberal, al tener corresponsales de fuste en cada cabecera departamental, publicaba noticias importantes, el Nuevo Diario salía con noticias que al parecer no le interesaban a nadie. Por dar un caso: El Liberal publicaba sobre el problema de la falta de lluvias en un lugar, con entrevistas a productores y a gente ligada al campo. Ese mismo día, de ese mismo pueblo, quizás al Nuevo Diario había llegado solamente la noticia de una feria de platos. Como era la única nota con foto, iba como cabeza de página, a cinco columnas. Pocos se percataron entonces que, al menos en Santiago, una feria de platos conseguiría más lectores que la investigación de un experimentado corresponsal, pues lo comprarían las señoras que aparecían en la fotografía, los maridos, los hijos, las vecinas chusmas.
Por otra parte, El Liberal había sido durante casi toda su existencia, un diario previsible. Las páginas 1, 2 y 3, eran de noticias internacionales y nacionales, en la página 4, a la izquierda, aparecía la editorial, al lado, la nota política del día, enfrente, notas locales. Pero cuando cambió el tamaño, y pasó a ser “berlinés” (sea lo que fuere que significaba eso), las noticias internacionales y las locales se mezclaron en la sección “Política”, cualquier cosa estaba en cualquier página. Y ya se sabe, los lectores, sobre todos los de los diarios, son animales de costumbres.
Y “La raspadita”, ¿no?
El Liberal aparecía desde antes de que saliera el primer número de Nuevo Diario, con un sorteo para el que había que conseguir un cartón e ir llenándolo todos los días, como la lotería familiar. Ingenioso, pero había que acordarse, tener el cartón, buscar el número, en fin. “La raspadita” del Nuevo Diario era un cartoncito pegado a cada ejemplar. Con el capuchón de una lapicera, una moneda o las uñas, usted iba, raspaba, se fijaba si tenía premio o el consabido cartelito de “Seguí participando”. Listo. Qué tanto gregré para decir Greta. A mucha gente le encantó.
Le cuento, hubo un alboroto considerable en Nuevo Diario cuando apareció el primer lector con el cartoncito ganador, todos los periodistas acudían a la puerta a observar la cara del feliz lector. Hasta había un disfraz de raspadita, que un tipiador se calzaba todos los días para entregar el premio. Al principio el titular decía, por dar un caso: “Humilde capachero gana la Raspadita”, hasta que alguien avivó a los dueños que no iba por ahí la mano. La gente no quería que la rebajaran por ganar el premio. Entonces en vez de “capachero” salía: “Constructor gana la Raspadita”. Ya no era “cocinero” sino “gastronómico”, no era “recolector de basura”, ahora se trataba de “trabajador en la gestión de residuos”, no era “pobre cartonero” sino “gestor ecológico”. Y así.
Un día, la empresa que imprimía los cartoncitos, en vez de mandar un premio oculto, envió como cincuenta, tal vez más, y todos fueron a caer en una ciudad lejana de la provincia. Se presentaron todos los ganadores en la puerta del Nuevo Diario. Cuando ya empezaban a protestar porque demoraban en pagarles, se les abonó el premio, y volvieron a su casa contentos. Quién terminó pagando finalmente el error, ¿la empresa que mandaba los cartones o los Cantos? Ningún periodista preguntó después y la noticia no salió publicada.
Por otra parte, cuando El Liberal hizo más pequeñas sus páginas, también dio pie, al vecino de los barrios que lo compraba, porque era el diario “grande” y que costaba el doble, a que se pasara al otro, total ya no había diferencia. Hasta para limpiar la parrilla antes de poner el asado, eran parecidos.
Algunos datos quizás al margen, tal vez no:
** Esta nota habla de un fenómeno que hoy es casi desconocido para los jóvenes. Los de menos de 40 saben que existen los diarios, quizás hayan leído uno de vez en cuando, pero dejaron de comprarlo en cuanto los telefonitos se hicieron multiuso. Los de menos de 30 ni siquiera consideran una antigüedad leer los diarios para, como decían antes “mantenerse informados”, ellos saben, más o menos, lo que pasa, sin necesidad de ensuciarse las manos con papel. Y los veinteañeros están en otra, los ven como los viejos teléfonos a disco, no saben qué son, para qué sirven, con qué se comen.
** Cuando Julio César Castiglione, “el Toto”, firmó una nota en la que decía que los diarios que bajan de precio no consiguen más avisantes porque la gente que los adquiere no tiene cómo comprar sus productos, en el Nuevo Diario suspiraron aliviados. Si El Liberal los imitaba bajando también el precio de tapa, esa sola movida podría haberles arruinado la jugada. Como se ve, estar convencido de una verdad no siempre significa tener razón.
** Después de que se vendió El Liberal, Eduardo Maidana, que había sido periodista del diario El Liberal y también amigo personal del “Toto”, tuvo—entre otros muchos —dos comentarios que trascendieron. Uno fue: “Santiago nunca volverá a ser el mismo sin los Castiglione”. Y el otro: “Los santiagueños entregaron la libertad de prensa por cincuenta centavos”. Alguna gente pensará que tenía razón, otros dirán que estaba equivocado y todos tendrán razón.
** El asunto de la verdad era importante en los diarios. El Liberal tenía como lema: “Defenderá la verdad”, lo que llevaba a que muchos santiagueños se preguntaran cuándo. El de Nuevo Diario era: “La verdad en sus manos”, pero la tinta ensuciaba tanto que muchos dudaban de la eficacia de esa verdad. En un acto de pudor intelectual que los honra, ya ninguno trae el lema en sus portadas.
** El Liberal fue durante casi toda su existencia el diario peor redactado de la Argentina, el que más errores de redacción traía. Pero cuando nació Nuevo Diario, rápidamente le quitó ese puesto. Salía con horrores de ortografía, de redacción y hasta de simple comprensión de textos. Entre lo mal que redactaban algunos periodistas y lo peor que enmendaban los correctores, el idioma español en sus páginas era una pista de aterrizaje del mal gusto. Pero, aun así, cuando bajó el precio, entró en las preferencias de mucha gente a la que quizás ese detalle no le importaba demasiado.
** Lo que se ha dicho en esta nota sucedió, por supuesto, antes de que ambos periódicos entraran en un declive que, hasta el momento parece último y final. En cualquier momento la tendencia podría revertirse y todo el mundo abandonar los celulares e informarse en hojas impresas en papel de diarios. Es difícil, sí, pero no imposible. Los amigos que continúan trabajando en las dos empresas son protagonistas de enormes proezas informativas al permitir que los sigan apareciendo, en condiciones tan precarias.
** Esta nota carece de fechas y números exactos, fue escrita de memoria y si tiene algún valor es el de simple muestra gratis de un testigo presencial de un tiempo maravilloso de la provincia, cuando decir algo en los diarios tenía valor, su influencia era tangible en la calle y era posible cambiar el mundo apretando las teclas de la computadora. Nada que ver con el resumidero maloliente que vino después, envasado en internet, las redes sociales, en las que todo vale nada, cualquiera dice lo que quiere sobre su vecino o el de más allá, y la verdad vale menos de lo que pesa el punto final de esta nota.
Juan Manuel Aragón
A 5 de enero del 2025, en la plaza Libertad. Tomando fresco.
Ramírez de Velasco®
Tal vez, por conocer algo la alfombra; veo en tus escritos, imágenes en movimiento. Alabo y agradesco tú afán.
ResponderEliminarComo.los tiempos que vivimos, las preferencias también cambian. Todo depende de la evolución, aunque últimamente vemos lo contrario al perder buenos modales y oratorias elevadas que eduquen y formen al lector. Saludos
ResponderEliminarMuy buen relato, nuevo diario le tomó la mano a lo popular, que bien se sabe no tenían cabida en el otro diario. Es más...desde mi madre y mucha gente de clase media, no adquieren nuevo diario ni cable exprés, debía ser tic...en fin
ResponderEliminarPorque hicieron la misma estrategia que la competencia o el diario precedente," para sobrevivir " (quizas igual o perfeccionado)
ResponderEliminarEfectivamente,con todas esas estrategias el NUEVO DIARIO logro sostenerse.
ResponderEliminarPero me parece algo digno de ser mencionado: su arreglo con el gobierno de Carlos Juarez. No olvidó la tapa de NUEVO DIARIO cuando De la Rua vino a Santiago: BIENVENIDO PRESIDENTE A NUESTRA DURA REALIDAD". Cada página le pegaba fuerte a Juarez,en todos los ámbitos de su gestión. Hasta que,al plantearse la pelea con El Liberal,Juarez pacto con Cantos.
Recuerdo también ese día. " El fundador" se había dirigido a casa de gobierno a fin de que " El doctor" le explicará su plan caprino y de promoción de la miel,con el fin de que NUEVO DIARIO los difundiera.
A partir de ahí,todas las páginas fueron a favor de Juarez y seguramente,esto debió haber contribuido mucho para que la empresa de Cantos se consolidará..
Una " nota de color" fue que,al retirarse Cantos de esa entrevista con Juarez,fue fotografiado por periodistas de El Liberal. Pero este hecho,fue narrado como una " agresión al fundador", acusación respaldada por la publicación de un certificado medico en el cual se decía que el flash fotográfico,dañaba la vista de don José María...
Lo cierto es que" contra todos los pronósticos"NUEVO DIARIO EXISTE HASTA EL DIA DE HOY.
¿porque todos escribimos como "anonimos"? (porque conocemos el paño).La respuesta es una Obviedad
ResponderEliminarLos "escandalos del poder" se conocen por el sistema inalambrico oral.Si el sistema "papel"
ResponderEliminarno lo informa,!!!!!! es ,porque es verdad¡¡¡¡
ResponderEliminarLas Opiniones son Libres,los Hechos son Sagrados"
‘Un diario tiene dos caras. Es un negocio, como cualquier otro, y tiene que pagar, en el sentido literal, para vivir. Pero es mucho más que un negocio; es una institución; refleja e influye en la vida de toda una comunidad; afecta incluso destinos más amplios. Es, a su manera, un instrumento de gobierno’.
‘Ni en lo que se da, ni en lo que se deja de dar, ni en el modo de presentarlo debe el rostro límpido de la verdad sufrir ningún mal.!!!! El comentario es libre, pero los hechos son sagrados’.¡¡¡¡¡
‘Una de las virtudes, tal vez la virtud rectora, de un diario es la independencia. Cualquiera sea su posición o ideología, cuanto menos debe tener su propia alma’".
Santiago Del Estero:
ResponderEliminar"La Unica Libertad ,es la Plaza"
«En ningún momento es la libertad de expresión más preciada que cuando uno se golpea el pulgar con un martillo».
ResponderEliminar«Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos, no creemos en ella en absoluto».
«Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco».
«La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír».
"La Ironia y el Humor supera a la libertad de expresion"
"Para algunos libertad de expresion es ..."expresate y es la ultima vez que lo haces"
"Libertad de Prensa......para dedos,lengua,manos"
"Economia y Libertad"
ResponderEliminarCon arreglo a la experiencia de todas las épocas y naciones, pienso que, en el fondo, el trabajo realizado por Periodistas libres es más barato que el de los Periodistas Ensobrados.
"Son pocos los que prefieren la libertad,
ResponderEliminarla mayoría sólo quiere un amo justo".
La libertad nunca es dada; se gana,el que ha superado sus miedos será verdaderamente libre,el hombre es libre en el momento en que desea serlo,la libertad no es digna de tener si no incluye la libertad de cometer errores.
ResponderEliminarLa libertad significa que no tienes obstruido vivir tu vida como tú eliges. Algo menor es una forma de esclavitud ,solo quieres seguridad total, ve a la cárcel. Te alimentan, te visten, te dan cuidados médicos,lo único que falta es la libertad.Los que pueden renunciar a la libertad para obtener una pequeña seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad,la verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo,la libertad es siempre peligrosa, pero es lo más seguro que tenemos,si no creemos en la libertad de expresión para las personas que despreciamos, no creemos en ella en absoluto.
"Aha ¡¡ ¿ que pasa con la libertad de Expresion?
ResponderEliminar¿quieren un Pensamiento Unico?
entonces "Todos nos hagamos los que creemos lo que quieren que pensemos los demas" y los "demas se hacen los que nos creen que pensamos como ellos ,lo que en realidad no creemos"y andaremos muy bien por el mundo..
En realidad,leer los dos diarios resonantes de Santiago del Estero,uno como lector lo hace por curiosidad y para divertirse,en lugar de "informarse".
ResponderEliminar!!!! DEJEMOS A ESOS DOS DIARIOS VIVIR SU EDAD MEDIA CON TRANQUILIDAD ¡¡¡
¿Deberian editarse en papel de 74 metros..........?(exagero con este sarcasmo un poco?)
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