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Así quedó el auto |
Un suceso que marcó la historia del automovilismo argentino con el incendio que consumió un prototipo Ford y segó dos vidas
El 25 de agosto de 1967 murieron Oscar Cabalén y Guillermo Luis Arnaez, “Pachacho. Fue en el circuito de la Siderurgia Argentina en San Nicolás, Buenos Aires, en una tragedia que enlutó al automovilismo argentino. Cabalén, destacado piloto del Turismo Carretera, y “Páchacho”, mecánico y ocasional acompañante, estaban probabando un Sport Prototipo Ford, diseñado por Horacio Steven y construido por Pedro Campos. El vehículo, a más de 205 kilómetros por hora, se despistó, volcó y se incendió, atrapando a ambos ocupantes en un siniestro devastador.La jornada comenzó con la llegada de Cabalén a San Nicolás a las 9 y media de la mañana, alojándose en el Hotel Colonial. Acompañado por Horacio Steven, jefe del equipo, y Horacio Pedernera, su copiloto habitual, se preparaban para el sexto Gran Premio de Turismo Carretera General Manuel Savio, programado para el 27 de agosto. El prototipo Ford, un vehículo innovador con carrocería de fibra de vidrio, buscaba desafiar el dominio de los Torino en esa competencia.El circuito, conocido como el Pentágono de Fabricaciones Militares, era una pista rutera temporal con libre circulación, cerrada solo los fines de semana para competencias. Cabalén y su equipo trasladaron el prototipo en un tráiler hasta el lugar. Antes de la prueba, recorrieron el trazado en el auto particular del piloto, un Peugeot 404, para planificar la sesión. El ambiente era de optimismo, con Cabalén confiado en el potencial del vehículo.
Horacio Pedernera, copiloto habitual, acompañó a Cabalén en una vuelta inicial de reconocimiento. Al regresar a boxes, Cabalén pidió a Pedernera llevar su campera al auto particular. En ese momento, Guillermo Arnaiz, mecánico del equipo y antiguo motociclista, aprovechó para pedirle al piloto una vuelta en el prototipo. Cabalén accedió, permitiendo que Arnaiz ocupara el asiento del copiloto.
El accidente ocurrió minutos después, en una recta del circuito. El prototipo, circulando a unos 230 kilómetros por hora, se desplazó hacia la banquina izquierda, levantando polvo. Según testigos, cruzó al lado opuesto, chocó contra un montículo de tierra y se elevó unos 10 metros antes de aterrizar en llamas. La carrocería de fibra de vidrio y la gasolina de alto octanaje alimentaron un incendio instantáneo.
Los bomberos llegaron cinco minutos después, pero las llamas ya habían consumido el vehículo. Cabalén, de 43 años, y Arnaiz, de 25, quedaron atrapados en el habitáculo. Algunas versiones mencionaron un camión de Vialidad Nacional que habría cruzado el camino, forzando una maniobra evasiva, aunque nunca se confirmó.
Cabalén, nacido el 4 de febrero de 1924 en Chabás, Santa Fe, era una figura del automovilismo argentino. Apodado “El Turco” o “El Califa Grande”, destacó en el Turismo Carretera, con victorias en Arrecifes, La Pampa y Oncativo en 1967. También participó en competencias internacionales como la Carrera Panamericana y la Mille Miglia.
Arnaiz, integrante del equipo de Horacio Steven, era un joven mecánico y motociclista retirado que soñaba con experimentar la velocidad junto a su ídolo. Su decisión de subirse al prototipo resultó en un trágico desenlace. El accidente marcó el fin del proyecto del Sport Prototipo Ford, retirado por la marca tras cuestionamientos sobre su seguridad.
La carrera programada para el domingo fue suspendida y reprogramada para el 10 de septiembre, ganada por Eduardo Rodríguez Larreta con un Torino. En San Nicolás, un monolito inaugurado en el 2015 recuerda a Cabalén y Arnaiz en la intersección del camino de la costa y la autopista Panamericana.
El autódromo de Alta Gracia, Córdoba, lleva el nombre de Oscar Cabalén, un homenaje permanente al piloto que dejó un legado imborrable. Sus restos descansan en el Cementerio de San Jerónimo, y la memoria de ambos sigue viva en el automovilismo argentino.
Ramírez de Velasco®
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