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RELIGIÓN Esperando el día 1

Miriam embarazada

La Virgen María y San José caminan de Nazaret a Belén

En esos días el mundo andaba estrenándose. Todo era nuevo, pero no las cosas, que son lo de menos, sino las tradiciones, el amor desinteresado, la caridad y las acciones que se vuelven contra la malevolencia de quienes quieren quitar méritos a los demás y niegan la palabra de Dios o la repletan de sus soberbias medianías de hombres supuestamente sabios, leídos y entendidos. Pobres tipos.
La Virgen María y San José caminan rumbo a Belén. Son humildes peregrinos, a pesar de que él es descendiente de David, de Abraham, como lo muestra la vera genealogía que recuerda en su evangelio San Mateo. El emperador Augusto ha ordenado un censo universal, en sus territorios, que son el mundo conocido. ¿No cree?, entonces le doy más precisiones, Quirino gobierna la Siria y cada uno debe ir a su lugar de origen a inscribirse.
María en hebreo es Miriam, igual a “Estrella de la mañana” o “Lucero”, ya ha ido a visitar a su prima Isabel, cuando llevaba en su vientre a Juan, a quien luego le dirían el Bautista “el que Bautiza”, “El Bautizador”. Isabel quiere decir “Juramento de Dios” o “Dios es mi Juramento”. Y Juan, es “Jehovanan” o “Jehová es Clemente”.
Imagine a San José, amigo, desposado con una virgen que lo seguirá siendo hasta el final de los tiempos y embarazada por un ángel que le habló en secreto. Póngase en su lugar un solo instante… pero, para qué le cuento si usted no tiene el temple de aquel hombre, el coraje, la valentía… y yo tampoco.
Como se estaban inaugurando palabras, algo más adelante su nombre, José, tendría para siempre un apodo bonito. En los almanaques aparecía como “Padre Putativo de Jesús”, para abreviar “P.P. de Jesús” y en adelante los José serían “Pepe”, “Pepillo”, “Pepinillo”. Es Yosef y significa “El (Dios) añadirá”, También es “Él acrecentará”, “que Dios agregue”. Es Eliasaf, como se llamaba el primero de este nombre, el famoso ministro del faraón que soñó con vacas gordas y flacas.
Miriam está preñada grande, pero confían en que alguien les dará un lugar para que nazca el niño. Por más que buscan aquí, allá y más adelante, nadie les da cobijo. El pueblito debe haber estado lleno de gente que volvía a su lugar de origen por el mismo trámite. Hallan una cueva en la que dormían y comían los animales. Se dice fácil, pero imagine los olores que habrán soportado. Como comparanza nomás le digo, ahora sería un basural infecto.
Pero, falta para llegar a Belén, en estos días, 9 de diciembre, todavía andan por esos caminos perdidos de un mundo que no existe más, quizás durmiendo a la orilla de los pueblos, temiendo los salteadores de caminos, comiendo el duro pan de los peregrinos humildes, las sandalias gastadas, parecidas a las que nosotros llamamos “usutas” u ojotas.
Ambos confían, faltan solo unos días para que los relojes, que en ese tiempo andaban de adelante para atrás, empiecen a funcionar como corresponde. Ella lo sabía, el nacimiento de ese niño será el día 1 del año 1 de nuestra era.
Y nada volverá a ser igual.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Muy buena Publicacion. Somos muchisimos los desasnados.
    Gracias por mi parte.

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  2. Hermoso el cuento. Y en dos carillas. Buena capacidad imaginativa. Algo borgeano?.
    Sin duda.

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