El gran canal proyectado |
El 22 de diciembre del 2014, en Nicaragua, el presidente Daniel Ortega y la empresa HKND inauguran las obras del inicio del Gran Canal de Nicaragua
El 22 de diciembre del 2014, en Nicaragua, el gobierno del presidente Daniel Ortega y la empresa HKND inauguraron las obras del inicio del Gran Canal de Nicaragua. Era el proyecto de canal marítimo de una vía fluvial que conectaría el mar Caribe con el océano Pacífico a través de Nicaragua en América Central. Iría por río hasta el Lago Cocibolca, y cruzaría el istmo de Rivas para alcanzar el Pacífico. Cubriría un área de 270 kilómetros cuadrados.Fue uno de los proyectos más ambiciosos y polémicos de América Central en las últimas décadas. Prometía una ruta alternativa al Canal de Panamá, con capacidad para barcos de mayor calado y un impacto potencial en el comercio global. Sin embargo, su trayectoria estuvo marcada por problemas de financiamiento, oposición social y ambiental, y cuestionamientos sobre su viabilidad, culminando en el abandono del proyecto en el 2024.La idea de un canal en Nicaragua data de la época colonial, cuando se planteó aprovechar el curso del Río San Juan, que conecta el Lago de Nicaragua con el Caribe. Durante el siglo XIX, Napoleón III y Estados Unidos mostraron interés en construirlo, pero finalmente abandonaron los planos a favor del Canal de Panamá.
En el siglo XXI, la idea resurgió con fuerza. En junio de 2013, el gobierno de Nicaragua otorgó a la empresa china HKND Group una concesión de 50 años, prorrogable por otros 50, para la construcción del canal y proyectos asociados. La ruta seleccionada comenzaría en el puerto de Brito, en el Pacífico, atravesaría el Lago de Nicaragua y terminaría en Punta Gorda, en el Caribe. Además, se anunciaron subproyectos como la construcción de dos puertos, una zona de libre comercio, un aeropuerto y una red de carreteras.
El proyecto prometía transformar la economía nicaragüense, creando más de 130.000 empleos y generando ingresos anuales de 27.000 millones de dólares para el 2030, según HKND. Sin embargo, el costo estimado de 25.000 millones de dólares representaba 25 veces el presupuesto anual de Nicaragua, un desafío monumental para una nación con recursos limitados.
El principal impulsor del proyecto, Wang Jing, presidente de HKND, se enfrentó a graves dificultades financieras. La crisis bursátil de 2015-2016 en China redujo su patrimonio neto en un 80 por ciento, dejando en entredicho su capacidad para financiar el canal. En mayo del 2017, no se habían tomado medidas concretas para avanzar en la construcción, y los analistas consideraron el proyecto paralizado. Finalmente, en el 2018, HKND cerró sus oficinas en Nicaragua, aunque retuvo los derechos legales sobre la concesión.
Desde sus inicios, el proyecto generó una fuerte oposición de organizaciones ambientales, comunidades locales y sectores de la sociedad civil. Los críticos argumentaban que el canal representaba una amenaza para el Lago de Nicaragua, la principal reserva de agua dulce de Centroamérica, y para el frágil ecosistema del Río San Juan.
Además, el contrato entre el gobierno de Nicaragua y HKND, aprobado sin consulta pública, fue calificado como una cesión de soberanía nacional. La concesión otorgaba a la empresa china amplios derechos, como la exención de impuestos y la capacidad de adquirir tierras a precios muy bajos, sin obligación de emplear mano de obra local.
Las protestas contra el canal fueron reprimidas por la fuerza. Según Amnistía Internacional, las autoridades nicaragüenses utilizaron violencia excesiva y realizaron arrestos arbitrarios para sofocar las manifestaciones.
El Canal también despertó intereses y rivalidades en el ámbito internacional. Rusia expresó su apoyo al proyecto, viéndolo como una oportunidad estratégica en la región, y otros actores, como el Canal de Panamá y el Canal de Suez, reforzaron sus capacidades para mantener su competitividad.
El gobierno panameño inició una expansión de su canal en el 2014 para duplicar su capacidad de tránsito, con un costo significativamente menor que el propuesto para Nicaragua. Esto, junto con las limitaciones financieras de HKND y la incertidumbre geopolítica, complicó aún más el panorama para el canal nicaragüense.
En mayo de este año, el Congreso de Nicaragua canceló oficialmente la concesión a HKND, marcando el fin del proyecto. Aunque el gobierno y HKND insistieron durante años en que los trabajos continuaran, las evidencias de progreso fueron prácticamente inexistentes desde el 2017.
El Canal de Nicaragua es en un ejemplo emblemático de cómo las grandes ambiciones pueden colapsar ante la falta de planificación, financiamiento adecuado y respaldo social. En lugar de transformar la economía del país, el proyecto dejó una estela de desconfianza, conflictos sociales y promesas incumplidas.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
El error fue dárselo a una empresa China. Se lo hubiesen dado a una norteamericana y se hacía.
ResponderEliminarNunca se "inauguraron las obras del inicio" del canal de Nicaragua; no existe tal concepto. Lo que hubo fue una pantomima propagandística, típica de prácticas socialistas, de "dar inicio a los estudios de la obra", que antes de comenzar ya se sabía que era inviable. He vivido y trabajado 6 años en Nicaragua, a cargo de proyectos de transporte vial y portuarios. He navegado el río Rama, el San Juan, y he trabajado en sus puertos. También he vivido y trabajado 10 años en Panamá, a cargo de proyectos de infraestructura vial y portuarios para el gobierno y para el canal y conozco todo el escrnario de primera mano.
ResponderEliminarLos que conocemos la geografía de Nicaragua y la economía del canal de Panamá supimos siempre que esa obra era imposible de ejecutar.
Se puede escribir un libro enumerando las razones, por lo que no es posible citarlos en este espacio.
El único proyecto posible
en Nicaragua era el de el Cuerpo de Ingenieros de USA, antes de construirse el canal de Panamá, cuyos planos supe tener en mi oficina. Era multi-modal, por ferrocarril entre el puerto de Corinto y el lago, y por barcazas desde el lago hasta el Atlántico, navegando el río San Juan, requiriendo esclusas para salvar unos saltos en lo que se conoce como El Castillo, que es un baluarte español a medio camino.
Cuando De Lesseps convenció a Roosevelt para hacer el canal en Panamá, ese proyecto fue abandonado.
El Lago Cocibolca no tiene calado para barcos, por lo que sólo puede ser navegado por barcazas, de lo contrario habría que dragar una zanja interminable en el lecho.
Hoy un canal de barcazas no podría competir con el volumen que transporta el canal de Panamá.
Y no sólo eso, ni tomando el 100% del transporte del canal de Panamá se podrían generar los recursos para pagar un préstamo para construir el de Nicaragua.
Desde el punto de vista ambiental el proyecto también era inviable, son muchas las razones. He trabajado con ingenieros que luego participaron en el inicio de los estudios ambientales, quienes me dieron los detalles de la barbaridad del proyecto en esa época.
Fue solo humo socialista, para ganar popularidad de un lado, y consolidar intereses chinos en América del otro lado.
Una aclaración final, Nicaragua no le "dio el canal a los chinos", sino que fueron los chinos quienes vinieron a Nicaragua ofreciendo financiamiento para la obra. Ningún otro país o institución de crédito serios lo habrían hecho.