Portada de una edición de Veinte Poemas de amor y una canción desesperada |
El 15 de junio de 1924, se publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada, del chileno Pablo Neruda
El 15 de junio de 1924, se publicó Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Era un poeta, diplomático y político chileno que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971. Había nacido el 12 de julio de 1904 en Parral, Chile, como Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto y murió el 23 de septiembre de 1973 en Santiago. Es quizás el poeta latinoamericano más importante del siglo XX.Era hijo de José del Carmen Reyes, trabajador ferroviario, y Rosa Basoalto. Su madre murió al mes de su nacimiento y dos años después la familia se mudó a Temuco, pequeño pueblo al sur de Chile, donde su padre se volvió a casar. Neruda fue un niño precoz que comenzó a escribir poesía a los 10 años. Su padre trató de disuadirlo de escribir y nunca se preocupó por sus poemas, por lo que probablemente el joven poeta comenzó a publicar bajo el seudónimo de Pablo Neruda, que legalmente adoptó en 1946.Ingresó a la Escuela de Niños de Temuco en 1910 y allí terminó sus estudios secundarios en 1920. Alto, tímido y solitario, leía vorazmente y fue alentado por la directora de la Escuela de Niñas de Temuco, Gabriela Mistral, talentosa poetisa que también sería en premio Nobel.Publicó primero sus poemas en los periódicos locales y luego en revistas de Santiago de Chile. En 1921 se trasladó a Santiago para continuar sus estudios y convertirse en profesor de francés. Allí experimentó la soledad y el hambre y adoptó un estilo de vida bohemio.
Su primer libro de poemas, Crepusculario, se publicó en 1923. Los poemas, sutiles y elegantes, seguían la tradición de la poesía simbolista, o más bien su versión hispánica, el modernismo. Su segundo libro, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, se inspiró en una infeliz historia de amor. Se convirtió en un éxito instantáneo y sigue siendo uno de los libros más populares de Neruda. El verso de Veinte poemas de amor es vigoroso, conmovedor y directo, pero sutil y muy original en sus imágenes y metáforas. Expresa un amor joven, apasionado e infeliz quizás mejor que cualquier libro de poesía de la larga tradición romántica.
A los 20 años, con dos libros publicados, se había convertido en uno de los poetas chilenos más conocidos. Abandonó sus estudios franceses y empezó a dedicarse por completo a la poesía. Tres libros más aparecieron en rápida sucesión: Tentativa del hombre infinito; Anillos, en colaboración con Tomás Lago; y El hondero entusiasta. Sin embargo, su poesía no era una fuente constante de ingresos, por lo que tradujo apresuradamente de varios idiomas y publicó artículos en revistas y periódicos. Su futuro parecía incierto sin un trabajo estable, hasta que logró ser nombrado cónsul honorario en Rangún, Birmania. Durante los siguientes cinco años representó a su país en Asia. Sin embargo, continuó viviendo en la más absoluta pobreza, ya que como cónsul honorario no recibía ningún salario y lo atormentaba la soledad.
De Rangún se trasladó a Colombo en Ceilán. Llegó a identificarse cada vez más con las masas del sur de Asia, que eran herederas de culturas antiguas pero oprimidas por la pobreza, el dominio colonial y la política. Fue durante estos años en Asia que escribió Residencia en la tierra. En este libro, va más allá del lirismo lúcido y convencional de Veinte poemas de amor, abandonando la sintaxis, la rima y la organización de las estrofas normales para crear una técnica poética personalizada. Su angustia personal y colectiva da lugar a visiones de pesadilla de desintegración, caos, decadencia y muerte que registró en un estilo críptico y difícil inspirado en el surrealismo. Estos poemas desconcertantes y misteriosos atraen y repelen al lector con la visión poderosa e inspiradora y presentan un descenso moderno a los infiernos.
En 1930 fue nombrado cónsul en Batavia (la actual Yakarta), que entonces era la capital de las Indias Orientales Holandesas. Allí se enamoró de una holandesa, María Antonieta Hagenaar, y se casó con ella. En 1932 regresó a Chile, pero aún no podía ganarse la vida con su poesía.
En 1933 fue nombrado cónsul de Chile en Buenos Aires, la Argentina. Allí conoció al poeta español Federico García Lorca, que estaba de viaje y que se convertiría en un íntimo amigo y entusiasta defensor de la poesía de Neruda.
En 1934 asumió el cargo de cónsul en Barcelona, España, y pronto fue trasladado al consulado de Madrid. Su éxito fue instantáneo después de que García Lorca lo presentara. Los nuevos amigos de Neruda, especialmente Rafael Alberti y Miguel Hernández, estaban involucrados en la política radical y en el Partido Comunista. Compartió sus creencias políticas y se acercó cada vez más al comunismo. Mientras tanto, su matrimonio se hundía. Se separó de su esposa en 1936, y conoció a la argentina, Delia del Carril, que sería su segunda esposa hasta su divorcio a principios de los años cincuenta.
Una segunda edición ampliada de los poemas de Residencia, se publicó en dos volúmenes en 1935. En esta edición, comienza a alejarse de la poesía muy personal, a menudo hermética, del primer volumen de Residencia, adoptando una mirada más extrovertida y un estilo más claro y accesible para comunicar mejor al lector sus nuevas inquietudes sociales. Sin embargo, esta línea de desarrollo poético se vio interrumpida repentinamente por el estallido de la Guerra Civil Española en 1936. Mientras García Lorca era muerto por los nacionales y Alberti y Hernández luchaban en el frente, él viajaba dentro y fuera de España para recaudar dinero y movilizar apoyo para los republicanos.
Escribió España en el corazón para expresar sus sentimientos de solidaridad con ellos. El libro fue impreso por tropas republicanas que trabajaban con prensas improvisadas cerca del frente.
En 1937 volvió a Chile y entró en la vida política de su país, dando conferencias y lecturas de poesía mientras defendía la España republicana y el nuevo gobierno de centro izquierda de Chile. En 1939 fue nombrado cónsul especial en París; supervisó la migración a Chile de muchos republicanos españoles derrotados que habían escapado a Francia. En 1940 asumió el cargo de cónsul general de Chile en Méjico. También comenzó a trabajar en un largo poema, Canto general, con connotaciones históricas y épicas, que se convertiría en una de sus obras clave.
En 1943, durante un viaje a Perú, subió a la antigua ciudad inca de Machu Picchu. Las fuertes emociones que despierta la vista de esta espectacular ruina inspiraron uno de sus mejores poemas, Alturas de Macchu Picchu. Esta poderosa celebración de la civilización precolombina se convertiría en la pieza central del Canto general.
Mientras tanto, Neruda sufrió un sorprendente revés en su país natal. Había regresado a Chile en 1943, fue elegido senador en 1945 y también se afilió al Partido Comunista. Hizo campaña por el candidato izquierdista Gabriel González Videla en las elecciones de 1946, sólo para ver al presidente Videla girar hacia la derecha dos años después. Sintiéndose traicionado, publicó una carta abierta crítica a Videla; como consecuencia, fue expulsado del Senado y pasó a la clandestinidad para evitar el arresto. En febrero de 1948 salió de Chile, cruzando la Cordillera de los Andes a caballo de noche con el manuscrito del Canto general en su alforja.
En el exilio, visitó la Unión Soviética, Polonia, Hungría y Méjico. En Méjico volvió a encontrarse con Matilde Urrutia, una chilena a quien había conocido por primera vez en 1946. Su matrimonio duraría hasta el final de su vida y ella inspiraría algunos de los poemas de amor españoles más apasionados del siglo XX. El tercer volumen del ciclo Residencia de Neruda, Tercera residencia, completó su rechazo de la angustia egocéntrica y su abierta adhesión a las preocupaciones ideológicas de izquierda.
Sus creencias políticas comunistas reciben su expresión culminante en el Canto general. Este poema épico celebra América Latina: su flora, su fauna y su historia, en particular las guerras de liberación del dominio español y la lucha continua de sus pueblos por obtener la libertad y la justicia. Sin embargo, también celebra a José Stalin, el sangriento dictador soviético en el poder en ese momento.
En 1952 la situación política en Chile volvió a ser favorable y Neruda volvió a casa. Para entonces sus obras habían sido traducidas a muchos idiomas. Rico y famoso, construyó una casa en Isla Negra, frente al Océano Pacífico, y también mantuvo casas en Santiago y Valparaíso. Mientras viajaba por Europa, Cuba y China, se embarcó en un período de escritura incesante y creación febril. Una de sus principales obras, Odas elementales, se publicó en 1954. Sus versos estaban escritos en un nuevo estilo poético: simple, directo, preciso y humorístico, y contenía descripciones de objetos, situaciones y seres cotidianos (como “Oda a la cebolla” y “Oda al gato”).
Muchos de los poemas de Odas elementales aparecen en antologías. La producción poética de Neruda durante estos años estuvo estimulada por su fama internacional y su felicidad personal; veinte libros suyos aparecieron entre 1958 y su muerte en 1973, y ocho más fueron publicados póstumamente. En sus memorias, Confieso que he vivido, resumió su vida a través de reminiscencias, comentarios y anécdotas.
En 1969 hizo campaña a favor del candidato izquierdista Salvador Allende, que lo nombró embajador en Francia tras ser elegido presidente de Chile. Neruda, que ya padecía cáncer de próstata en Francia, se enteró en 1971 de que le habían concedido el Premio Nobel de Literatura. Luego de viajar a Estocolmo para recibir su premio, regresó a Chile postrado en cama. Sobrevivió a su amigo Allende por sólo unos días, ya que Allende se suicidó el 11 de septiembre durante un golpe militar de derecha.
Ha habido una controversia sobre la causa de la muerte de Neruda que varios estudios de sus restos no han resuelto definitivamente. Aunque estos estudios han rechazado en gran medida la causa identificada en su certificado de defunción, algunos han argumentado que fue envenenado porque se oponía a Augusto Pinochet, que arrebató el poder a Allende.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco
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