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| Franz Kafka no recibió el Nobel |
Una constelación literaria quedó fuera del premio por prejuicios ideológicos, decisiones polémicas y obsesión izquierdista
Hay escritores muy conocidos y famosos que nunca recibieron el premio Nobel de Literatura y ya no lo van a recibir, simplemente porque están muertos y la Academia Sueca no premió a nadie post mortem, hasta el momento. Entre otros muchos que se merecían el galardón, figuran el ruso León Tolstói, nominado en 1901 y rechazado por su realismo controvertido. También Virginia Woolf, novelista británica, autora de La señora Dalloway y Al faro, omitida posiblemente por su suicidio en 1941. No se olvide de James Joyce, el escritor irlandés de Ulises y Retrato del artista adolescente, nunca premiado por su experimentalismo, es decir, es un autor difícil de leer.También se debe nombrar, entre otros, a Franz Kafka, que escribió La Metamorfosis y El proceso, y fue ignorado posiblemente por su visión absurda, no apreciada en su época (en realidad, cualquiera de sus libros vale por el estilo kafkiano, luego no tienen mucha más miga). El nuestrito, Jorge Luis Borges, tampoco recibió el galardón, dicho en forma elegante porque sus ideas políticas no coincidían con las del Comité que elige los premiados, pero también por haberse mostrado a favor del gobierno de Augusto José Ramón Pinochet Ugarte.El maravilloso Mark Twain, novelista norteamericano, autor de Las aventuras de Huckleberry Finn y tantas otras, fue omitido en los primeros años del premio, pero no le voy a decir por qué, porque no lo sé. Thomas Hardy, poeta y novelista británico que escribió Tess de los d'Urberville, fue rechazado sin que se hallara un claro motivo. Graham Greene, autor inglés de El poder y la gloria, fue vetado por una supuesta vendetta del comité (de la que otro día se podría hablar, si viene al caso).
George Orwell fue un escritor británico, autor de 1984 y de Rebelión en la granja, omitido porque criticaba el totalitarismo, ya se sabe, el sesgo de los ñatos del Nobel que, digan lo que digan, es totalitario. También consideraron darle el premio a Marcel Proust, el que escribiera En busca del tiempo perdido, pero lo pasaron por alto.
Entre los vivos, hay varios que, según muchos, se merecen el Nobel, pero no lo recibieron. ¿Quiere saber quiénes son? En primer lugar, figura Haruki Murakami, un novelista japonés que publicó Kafka en la orilla, todos los años parte de la prensa mundial apuesta por él, pero hasta ahora, nada. También está Salman Rushdie, un indobritánico que escribió Los versos satánicos; fue nominado, pero es controvertido porque los musulmanes lo quieren matar, justamente por ese libro que se burla del Profeta, según opinan.
Ngũgĩ wa Thiong'o, es el escritor keniano de Una granja de un hombre, al ser un defensor de la literatura africana, podrían dárselo en cualquier momento independientemente de su calidad, obvio. Don DeLillo, novelista norteamericano, autor de Ruido de fondo, podría recibirlo, pero está viejo y los académicos tratan de no elegir a nadie con un pie en Villa Antarca.
Otros que no lo han recibido son Thomas Pynchon,
Anne Carson, canadiense, poetisa, con grandes posibilidades este año,
César Aira, argentino, que en una entrevista ha dicho que sospecha que no se lo van a dar,
Lyudmila Ulitskaya, rusa,
Amitav Ghosh, indio,
Can Xue, escritora china experimental, que paga muchísimo en las apuestas, por su innovación lingüística,
y hay un rumano, Mircea Cărtărescu, al que también tienen en cuenta las casas de apuestas por sus narrativas oníricas y europeas.
También figuran como candidatos a alzarse con el premio, y la fama:
Laszló Krasznahorkai, húngaro,
Gerald Murnane, australiano,
y Cristina Rivera Garza, autora mejicana, de narrativa feminista.
Después vienen los tapados, los que nadie ha visto, algunos conocidos solamente en su círculo o no muy famosos en el mundo, aquellos de quienes se dice: “Pero, cómo no se me había ocurrido”. En fin.
Hay que decir, por fin, que para muchos el premio Nobel no es tan prestigioso, sobre todo por el sesgo político de algunas elecciones. Pero es algo que dicen escritores que están muy lejos de obtenerlo, pues no tienen talento o no lo cultivaron lo suficiente o no se hicieron conocidos fuera de su aldea. Los que tienen alguna posibilidad, callan y esperan. No vaya a ser cosa que los elijan y después deban desdecirse.
Juan Manuel Aragón
A 20 de septiembre del 2025, en El Tinglado. Esperando la lluvia.
Ramírez de Velasco®
Anne Carson, canadiense, poetisa, con grandes posibilidades este año,
César Aira, argentino, que en una entrevista ha dicho que sospecha que no se lo van a dar,
Lyudmila Ulitskaya, rusa,
Amitav Ghosh, indio,
Can Xue, escritora china experimental, que paga muchísimo en las apuestas, por su innovación lingüística,
y hay un rumano, Mircea Cărtărescu, al que también tienen en cuenta las casas de apuestas por sus narrativas oníricas y europeas.
También figuran como candidatos a alzarse con el premio, y la fama:
Laszló Krasznahorkai, húngaro,
Gerald Murnane, australiano,
y Cristina Rivera Garza, autora mejicana, de narrativa feminista.
Después vienen los tapados, los que nadie ha visto, algunos conocidos solamente en su círculo o no muy famosos en el mundo, aquellos de quienes se dice: “Pero, cómo no se me había ocurrido”. En fin.
Hay que decir, por fin, que para muchos el premio Nobel no es tan prestigioso, sobre todo por el sesgo político de algunas elecciones. Pero es algo que dicen escritores que están muy lejos de obtenerlo, pues no tienen talento o no lo cultivaron lo suficiente o no se hicieron conocidos fuera de su aldea. Los que tienen alguna posibilidad, callan y esperan. No vaya a ser cosa que los elijan y después deban desdecirse.
Juan Manuel Aragón
A 20 de septiembre del 2025, en El Tinglado. Esperando la lluvia.
Ramírez de Velasco®



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