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PANTALLAS Cuidado, policías con perros

Comederos de los perros

Las casillas de vigilancia de la Costanera están plagadas de perros bravos: tenga cuidado si no quiere sufrir un accidente

Desde la punta de la costanera nueva, cuando dobla para el lado de San Esteban, hasta el natatorio hay al menos cinco casillas de vigilancia, sin contar los edificios de las subcomisarías. Las tres primeras, viniendo de allá, crían jaurías de perros bravos, generando peligro, sobre todo a los incautos ciclistas que se aventuran por esos lugares. A la mañana, no tan tempranito, sólo si los perros hacen mucho bochinche, recién lanzan un silbido llamándolos; pero, si su sueño llega a ser muy pesado, vea usted cómo pasará por ahí. (Si observa bien la imagen, verá que tienen varios comederos para alimentar los animales).
Como se sabe, en esta importante vía de comunicación los cables de electricidad eran subterráneos. Pero, justo después de que se instalaron las casillas de vigilancia, los ladrones se los robaron, lo que provocó que la municipalidad tuviera que instalarlos aéreos, afeando esa hermosa arteria de la ciudad. Como se ve, nada fue suficiente para alejarlos.
¿Sabe cuál es el problema? Si alguna vez estos perros llegaran a provocar un accidente o mordieran a alguien, Dios no lo permita, quien se deberá hacer cargo, es el dueño del animal, en este caso, la Policía de la Provincia o, de última, los agentes que lo alimentaron como si hubieran sido mascotas propias.
Según se comenta, estos policías tienen jornadas de 12 horas, de 6 de la mañana a 6 de la tarde y de 6 de la tarde a 6 de la mañana. Cualquiera pensaría que se trata de un trabajo durísimo, estar tanto tiempo sin hacer nada, caramba. En estos tiempos los días son relativamente frescos, con algo de viento, pero, en el verano, puede llegar a ser una ruda prueba trabajar un medio día completo, totalmente aburrido, sudando la gota gorda.
Cuando no duermen, por suerte tienen sus teléfonos celulares, con los que se divierten de lo lindo, sin saber lo que sucede a su alrededor, y se dedican sólo a ver sabe qué en las pantallas. Si usted pasa por ahí uno de estos días, observe que nunca andan paseando por los alrededores, admirando el paisaje, intentando que las horas transcurran más rápidamente. Pareciera que se les exige mantenerse adentro todo el día, durmiendo o atentos a lo que publican los amigos en WhatsApp, chusmeando en sus estados.
Endemientras, una noche del verano que pasó, llegaron los ladrones con cortafierros, abrieron tremendos boquetes en la losa de la pared de la costanera y se llevaron valiosos cables, sin que ningún agente se despertara para darles la voz de alto. Nadie pide que hagan un disparo de advertencia, porque, pobrecitos, podrían verse envueltos en una trifulca mayor; pero, al menos, podrían haber hecho acto de presencia para ahuyentarlos. Ya que estaban, podrían haber azuzado sus perros contra los ladrones; en vez de eso, se ve que prefirieron permanecer en la seguridad de sus refugios y mantener los perros para divertirse cuando llega alguno en bicicleta.
Bueno, no hay más para contar por hoy.
Juan Manuel Aragón
A 24 de septiembre del 2025, en Ojo de Agua. Aguaitando la fiesta.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Los perros🐶🐩 son de San Roque, los ladrones (entre otros) son de La Católica y la Policía de la Provincia, así que en caso de mordedura de un can vaya uno a saber a quien se le podría endilgar la responsabilidad, mientras tanto los guardianes del órden chatean desde sus casillas (ahora con aíre acondicionado) con sus harem de novias.

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