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Antonio Huachaca, líder realista |
El 1 de octubre de 1814 fue la Batalla de Huanta, enfrentamiento clave durante la rebelión cuzqueña con el indígena Antonio Huachaca, liderando guerrillas realistas
El 1 de octubre de 1814 fue la Batalla de Huanta, enfrentamiento clave durante la rebelión cuzqueña. Antonio Huachaca, liderando guerrillas realistas, defendió Huanta contra 5.000 morochucos rebeldes de los hermanos Angulo y Pumacahua. Su victoria consolidó su prestigio como estratega y le valió el ascenso a general.Huachaca, también conocido como José Antonio Navala Huachaca, fue un campesino y militar indígena quechua nacido a fines del siglo XVIII en San José de Iquicha, conocido oficialmente como San José de Santillana, en la provincia de Huanta, Ayacucho, en el entonces Virreinato del Perú.
La fecha exacta de su nacimiento es desconocida, pero se estima que ocurrió en el último cuarto del siglo XVIII, probablemente cuando aún era niño fue a la ejecución de Túpac Amaru II en 1781. Hijo de una familia indígena, Huachaca fue un arriero iletrado sin propiedades, pero con gran influencia entre los campesinos de su comunidad debido a sus rutas comerciales, redes de parentesco y carisma natural.Su vida estuvo marcada por su lealtad al Imperio español y su resistencia a los movimientos independentistas, lo que lo convirtió en una figura destacada en la región de Huanta durante las primeras décadas del siglo XIX.
Desde 1813, Huachaca emergió como líder popular al encabezar protestas contra los abusos de los recaudadores de impuestos en Huamanga, tras la abolición del tributo indígena y la minka por la Constitución de Cádiz. Aunque apoyó inicialmente reformas liberales, su lealtad al rey Fernando VII lo llevó a respaldar a las autoridades virreinales frente a la insurrección cuzqueña de 1814. Durante este periodo, combatió a los rebeldes liderados por los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua, actuando como jefe de guerrilla bajo el mando de Pedro José Lazón.
Su destacada participación en la defensa de Huanta el 1 de octubre de 1814, contra 5.000 morochucos, le valió el ascenso a general de brigada del Ejército Real del Perú, logro excepcional para un indígena quechua sin educación formal. Su habilidad como estratega y jinete, junto con su valentía, le otorgó prestigio y una reputación de invencible entre los iquichanos.
Tras la derrota realista en la Batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824, que marcó el fin de la resistencia monárquica en el centro y sur del Perú, Huachaca lideró la Guerra de Iquicha (1825-1828), una rebelión monárquica contra los independentistas. Con el apoyo de comerciantes españoles, sacerdotes, indígenas y mestizos, capturó Huanta en 1826, abolió el estado republicano y estableció un seudoestado que administraba el poder, recaudaba fondos y regulaba el orden público.
Acompañado por líderes como Nicolás Soregui, que había sido oficial francés, y otros indígenas como Tadeo Choqe y su hermano Prudencio Huachaca, sus fuerzas, que alcanzaban entre 1.000 y 4.400 hombres, realizaron incursiones guerrilleras. Sin embargo, tras fracasar en tomar Ayacucho y enfrentar una brutal represión liderada por Andrés de Santa Cruz, con ejecuciones y destrucción de bienes, Huachaca se retiró a las montañas.
En 1834, apoyó al presidente liberal Luis José de Orbegoso contra Agustín Gamarra, mostrando pragmatismo político. Más tarde, se unió a la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), donde fue nombrado Juez de Paz y Gobernador del distrito de Carhuaucran, además de Jefe Supremo de la República de Iquicha.
En 1839, lideró una victoria en la Batalla de Campamento-Oroco, sorprendiendo a las fuerzas republicanas durante una tormenta, pero la represión posterior causó la muerte de unas 2.000 personas, sin distinguir entre combatientes y civiles. Ese mismo año, el 15 de noviembre, se firmó el Tratado de Yanallay, y Tadeo Choqe, en representación de Huachaca, acordó deponer las armas, poniendo fin a la resistencia iquichana. Tras la derrota, Huachaca cambió su nombre a José Antonio Navala Huachaca, en homenaje a Antonio José de Sucre y la Marina peruana, y se internó en las selvas del Apurímac, viviendo como bandolero hasta su muerte en 1848.
Fue enterrado en la iglesia de San José de Iquicha, habiendo sido un símbolo de la resistencia monárquica y liderazgo indígena en un periodo de convulsión política.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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