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María Corina Machado |
Una luchadora incansable por la libertad y la justicia en un país bajo la opresión del socialismo
En un mundo en que la oscuridad del autoritarismo se extiende como una sombra implacable, la noticia de que María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 ilumina el horizonte con esperanza renovada. Anunciado hace un rato en Oslo por el Comité Noruego del Nobel, el galardón reconoce su incansable labor por promover los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia. Nacida en Caracas en 1967, Machado, ingeniera industrial de formación, ha transformado su herencia de liderazgo en un faro de resistencia civil ante la opresión del socialismo.Desde sus inicios en la política, ha encarnado la valentía frente a la opresión. Fundadora del partido Vente Venezuela en 2012, unió fuerzas opositoras en la alianza Soy Venezuela, demostrando que la unidad es el arma más poderosa contra el régimen de Nicolás Maduro. Su elección como diputada en 2010, con un récord de votos, fue un mandato popular que el chavismo intentó silenciar expulsándola en el 2014. A pesar de las amenazas, exilios forzados y una prohibición de candidatura presidencial, ella persiste, viviendo en la clandestinidad, pero nunca abandonando su patria.El Comité Nobel la elogia como "un ejemplo extraordinario de coraje civil en América Latina reciente", destacando cómo ha unido a la oposición sin recurrir a la violencia. En un país azotado por hiperinflación, escasez y represión, ha promovido elecciones libres y transparentes, rechazando la militarización de la sociedad. Su visión de paz no es utópica, sino práctica: herramientas democráticas como el diálogo y la votación para desmantelar el autoritarismo que ha causado millones de refugiados y miles de muertes.
Esta victoria no es solo personal; es un triunfo para Venezuela, pues millones marcharon en el 2024 por su liderazgo simbólico. Apoyada por nominaciones de rectores universitarios, legisladores norteamericanos como Marco Rubio y Rick Scott, y fundaciones internacionales, Machado representa la resistencia global contra el retroceso democrático. Su premio recuerda que, como dijo el presidente del comité, Jørgen Watne Frydnes, "cuando los autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los defensores de la libertad que se levantan y resisten".
El impacto trasciende fronteras. En América Hispana, cuando Brasil y Nicaragua enfrentan desafíos similares, su ejemplo inspira movimientos pro-democracia. Internacionalmente, eclipsa nominaciones controvertidas, como la de Donald Trump por mediaciones en Gaza, reafirmando que la paz verdadera nace de la lucha interna por justicia, no de cumbres diplomáticas. Machado ha demostrado que la democracia es el fundamento de la paz, tanto dentro como entre naciones.
Sin embargo, el Nobel llega en un momento crítico. Venezuela se prepara para elecciones este año, y el régimen intensifica su persecución. María Corina, desde la sombra, urge a la comunidad internacional a no reconocer fraudes electorales. Su premio podría catalizar sanciones más firmes y apoyo a la transición pacífica, evitando una crisis humanitaria mayor.
En su trayectoria, Machado ha recibido reconocimientos previos, como el Premio a la Libertad de Liberal International en 2019 y el Sakharov en el 2024 junto a Edmundo González. Pero el Nobel eleva su voz a un estrado global, recordándonos el testamento de Alfred Nobel: premiar a quienes "han hecho la mayor o mejor labor para la fraternidad entre las naciones".
Este galardón no es un fin, sino un llamado a la acción. La líder venezolana, con su brújula moral inquebrantable, recuerda al mundo que la paz se construye con votos, no con balas; con unidad, no con división. En un 2025 marcado por conflictos, su luz promete un futuro donde Venezuela, y el mundo, respiren libertad. Que su victoria inspire a todos los que sueñan con libertad y paz: la llama de la esperanza nunca se apaga.
Ramírez de Velasco®
Éste Premio es compatible con el logrado por Perez Esquivel en su lucha contra los delitos de lesa humanidad. Aunque tuvimos antes de Saavedra Lamas por la guerra Paraguay -Brasil. Será que los que otorgan solo revisan actos que no preocupen al eurocentrismo ?
ResponderEliminarHabría que darle un Premio Nobel de la Paz a la oposición en Formosa también
ResponderEliminarRecuerden.......
ResponderEliminarHoy que todos se llenan la boca con los cinco premios Nobel argentinos recordé algunos datos.
El premio Nobel de la Paz Dr. Saavedra Lamas fue cesanteado en su cargo de docente de la UBA en 1946, cuando Perón intervino la Universidad. Su delito: no adherir al nuevo gobierno.
El premio Nobel de Medicina Dr. Houssay fue cesanteado en su cargo de investigador de la UBA por el gobierno de facto de 1943, del cual el Coronel Perón formaba parte y luego sería vicepresidente. El delito del Dr. Houssay: firmar una solicitada en apoyo a los aliados que se enfrentaban a la Alemania nazi. Otro gorila más.
También en 1943 el futuro premio Nobel Dr. Leloir abandonó su cargo de investigador en la UBA en solidaridad con su maestro el Dr Houssay. Emigró a EEUU y regresó a la argentina en 1946. Desde entonces y hasta el fin de sus días trabajó en la fundación Campomar, dado que la Universidad intervenida por el peronismo le cerró las puertas.
Disculpen si me río cuando los peronistas hablan de la educación pública y la investigación científica.
PATRICIA BULLRICH:
ResponderEliminar"CONFUNDIDA"
(IGUAL QUE ENTRAR CON UNA CAMARA AL BANCO CENTRAL PARA VER LOS "DOLARES")
(se reunió con el "PREMIO NOBEL DE ECONOMIA 2011"Mr TOMAS SARGENT,DE EEUU,,PREMIO NOBEL QUE NO ES AUTENTICO)
No existe el Premio Nobel de Economia:
El Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel, conocido común y erróneamente como «Premio Nobel de Economía»,es entregado anualmente por la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Es una de las más importantes distinciones otorgadas a todos aquellos intelectuales que han contribuido de manera favorable a una teoría o actividad y ha sido cuestionado también por sus sesgos ideológicos y políticos. Se entrega en Estocolmo durante la ceremonia de premiación de los Premios Nobel.
Este premio, a diferencia de los premios que llevan su nombre, "no fue creado por Alfred Nobel," sino que se comenzó a entregar en 1969 por "iniciativa del Banco de Suecia", con la denominación de "Premio de Honor de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel", con el consentimiento y administración de la Fundación Nobel, en el marco de una disputa política e ideológica del banco con los poderes demócráticos de dicho país. El Banco de Suecia provee a la Fundación Nobel los recursos para el premio a través de una donación
NOBEL DE FISICA,DIJO QUE LA INTELIGENCIA ES POR GENES Y LOS NEGROS NO TENIAN SOLUCION
ResponderEliminarWilliam Bradford Shockley (13 de febrero de 1910 - 12 de agosto de 1989) fue un físico estadounidense. En conjunto con John Bardeen y Walter Houser Brattain, obtuvo el premio Nobel de Física en 1956 "por sus investigaciones sobre semiconductores y el descubrimiento del Transistor."
A finales de los años 1960, Shockley realizó unas controvertidas declaraciones acerca de las diferencias intelectuales entre las razas, defendiendo que las pruebas de inteligencia mostraban un factor genético en la capacidad intelectual revelando que los afro-estadounidenses eran inferiores a los estadounidenses caucásicos y que la mayor tasa de reproducción entre los primeros ejercía un efecto regresivo en la evolución.
La justicia de Dios es la más ridícula de todas las fábulas"(Alfred Nobel)
ResponderEliminarMi dinamita conducira a la Paz más pronto que mil convenciones mundiales. Tan pronto como los hombres se den cuenta de que, en un instante, ejércitos enteros pueden ser totalmente destruidos, seguramente pactarán una paz dorada"..
(Alfred Nobel)
Que Francis Mojica no haya recibido el Nobel es una ironía tan precisa como el propio CRISPR: un corte limpio, quirúrgico, en la dignidad del descubridor. Mientras él pasaba años estudiando microbios en salinas alicantinas, enfrentando el desprecio editorial y publicando en revistas modestas, otros supieron entrar por la puerta giratoria del laboratorio a la patente, y de ahí al estrado de Estocolmo. Mojica encendió la antorcha y la cargó kilómetros en soledad, pero al llegar la cámara de televisión, ya había sido relevado por un equipo con mejores zapatillas, mejor inglés y mejor lobby.
ResponderEliminarEl Nobel, dicen, premia la aplicación. Pero también premia la narrativa, y Mojica tenía la equivocada: científico modesto, universitario periférico, español sin padrinos en Harvard. CRISPR fue su hallazgo, su obsesión y su intuición solitaria, pero el show necesitaba protagonistas con bata blanca y proyección internacional. Así que el galardón no fue para quien miró el código genético de una arquea como si fuera la piedra Rosetta, sino para quienes supieron venderlo como app biotecnológica de última generación.
Lo que duele no es solo la injusticia, sino la moraleja: que la ciencia global, como el capital, no siempre premia al que descubre, sino al que monetiza. Mojica queda como símbolo incómodo de que la genialidad sin aparato mediático es tan invisible como el ADN antes del microscopio. Y CRISPR, esa herramienta que corrige errores genéticos, aún no ha inventado cómo corregir un Nobel mal repartido.
La historia de Francisco Mojica, marginado del Nobel pese a haber descubierto el mecanismo básico de CRISPR, no es un caso aislado: es un eslabón más en una cadena de omisiones que revela cómo la ciencia oficial premia tanto la narrativa como el hallazgo. La ecuación es perversa: descubrimiento sin padrinos, sin laboratorio prestigioso y sin inglés fluido no basta. Así ocurrió también con Rosalind Franklin, cuya "fotografía 51" fue la clave estructural del ADN pero que fue borrada de la ecuación cuando Watson, Crick y Wilkins recogieron el Nobel. O con Lise Meitner, quien explicó teóricamente la fisión nuclear pero vio cómo Otto Hahn, su colega, se llevó en solitario la gloria del premio en 1944.
ResponderEliminarA Esther Lederberg, descubridora de bacteriófagos y pionera de la genética microbiana, la historia la dejó en la sombra mientras su marido Joshua recibía el Nobel. El sesgo de género no es un accidente, sino un patrón: lo sufrió también Chien-Shiung Wu, física que validó experimentalmente la violación de la paridad, aunque el comité solo premió a los teóricos. Lo mismo puede decirse de Vera Rubin, astrónoma que confirmó la existencia de la materia oscura: su exclusión del Nobel fue tan flagrante que aún se cita como prueba de que la astrofísica, si es mujer, no basta. Y en el ámbito químico, el nombre de Gilbert N. Lewis, creador del concepto de enlace covalente, resuena como el gran olvidado de la tabla periódica: 41 veces nominado, nunca premiado.
Incluso fuera del eje EE. UU.-Europa, las exclusiones huelen a geopolítica. Rachid Yazami, pionero de la batería de ion-litio, quedó fuera del Nobel por un tecnicismo: solo caben tres premiados. Gheorghe Benga, rumano, identificó las aquaporinas antes que Peter Agre, pero quedó fuera del podio. ¿Y qué decir de Dmitri Mendeléyev, creador de la tabla periódica? El Nobel prefirió ignorarlo. Como Mojica, todos ellos encendieron antorchas en laboratorios periféricos, sin lobby, sin marketing, sin Harvard. El Nobel, como el capital, prefiere premiar al que convierte el hallazgo en marca, al que sabe vender la ciencia como espectáculo. Y en ese circo, no siempre hay lugar para los verdaderos descubridores.
A Rosalind Franklin no le dieron el Nobel junto a Watson, Crick y Wilkins en 1962, porque había fallecido en abril de 1958 por un cáncer de ovarios.
ResponderEliminarLa verdad por delante.