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VENDEDORES Todo tiempo pasado fue mejor

Don Mauro Leiva, pan a domicilio

Por Alfredo Peláez

El tiempo, las costumbres, la tecnología fueron las causas por las que paulatinamente desaparecieron los vendedores ambulantes de antaño, que con sus carros recorrían las calles de la ciudad pregonando su mercadería. Junto a ellos desfilaban otros que llevaban su taller a cuestas: el cardador de lana o el afilador, único supérstite de aquel tiempo, que hoy como antes, montado en su bicicleta sigue con sus recorridas rasgando el aire con su silbato como lo hacía hace 50 o 60 años.
Pero ya se fueron el panadero, con su canasta olorosa a pan fresco, el hielero, el achurero, (u ocotero) el vendedor de ropa y otros tantos otros, cuyos pregones se perdieron en un recodo del tiempo.
Hace algún tiempo estando en mi casa escuché el clásico silbato del afilador de cuchillos o tijeras. Salí a la vereda y lo llamé. Necesitaba sacar filo a una cuchilla. Me quedé a su lado mientras trabajaba en una vieja bicicleta con freno a varilla que lleva montado el esmeril que se acciona con los pedales para que trabajen las toscas. Observe las hábiles manos del afilador de cuchillos, que aún recorre caminos llamando a sus clientes con una flauta.
El hombre resultó ser santiagueño de las Termas, con varios años en Mar del Plata. "Soy albañil y afilador, como mi padre y abuelo. Esto viene de familia. La bici era de mi padre. También me doy maña para hacer hornos de barro". Me comentó que le dicen "Goyo", en realidad se llama Gregorio Jiménez y hace 30 años que recorre las calles de Mar del Plata con su vieja pero fiel bicicleta, que también es su herramienta de trabajo.
Taro Argañaraz
Sigue llamando con su flauta de plástico a los vecinos interesados en sacarle filo a los utensilios. Y escucharlo es como volver el tiempo atrás. "Este último servicio callejero ha disminuido la demanda en estos últimos años" nos dice. La razón es simple: cuchillos baratos a bajo costo y maquinas domésticas que realizan la misma labor que Gregorio. Claro está, que no tienen el ojo de la experiencia del afilador callejero.
Mientras escribo recuerdo mi infancia. A don Mauro Leiva, excelente vecino y panadero a domicilio; Campos el ocotero del barrio en su carro tirado por caballos; don Zoco que tenia una especie de locomotora en miniatura con pito y todo y te daba el maní pelado o en cáscara, calentito, en cucuruchos de papel de diario, y se paraba en cada esquina de Santiago; el heladero con su triciclo, me gustaban los sandwichs, dos obleas y helado en el medio; el vendedor de tiro, pirulines y garrapiñadas. 
El afilador
Era otra época, otras costumbres. En el mercado te vendian el celebre montoncito de verdura; no era un kilo, ni medio, era eso, un montoncito. El pescado en el primer piso del mercado Armonía junto a las escaleras; sobre esto había un anécdota, Catula era un joven peluquero, nos cortaba el pelo a mi padre y a mí, en la Córdoba y Formosa. Amante de la pesca murió ahogado en el Dulce; cuando rescataron el cuerpo dicen que le faltaba un dedo, durante varios días nadie consumió pescado. 
Entre los vendedores ambulantes debemos nombrar al famoso Tusito, un turco que vestía siempre de traje y vendía de todo, peines y peinetas, agujas, hilo; el Gordo Ovejero, su hijo Panchito, u Taro Argañaraz, hábiles vendedores de lotería; el carbonero con sus carros que parecian sacados de una película de cowboys.
Recuerdos y mas recuerdos de una época, que se me ocurre, sin tanta tecnología, fue mejor.
©Ramírez de Velasco y el autor

Comentarios

  1. Tal cual lo describes...impecable

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  2. Cristian Ramón Verduc23 de mayo de 2022, 7:17

    Excelente retrato de hermosos tiempos idos.

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  3. En mi barrio subsiste el manicero y el afilador de cuchillos,por supuesto!

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  4. Excelente descripción, de los vendedores ambulantes! A mi barrio iba el lechero, con su jardinera llena de tachos, golpeaba con el revés del ĺátigo en el borde de los tachos y así sabiamos que pasaba. Las mujeres que llevaban la verdura y los cabritos, en tres canastos! Uno en cada brazo y otro en la cabeza... Desde la vereda gritaban: marchaaannntttaaaa

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  5. Cierto impecable eras chico como te acuerdas?muy bueno don juan manuel aragon un placer!!!

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