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Natalio Steiner |
Una voz mostró la crudeza del conflicto desde el primer día, en medio de un escenario confuso, polarizado y sangriento
Pocos días después del 7 de octubre de 2023, cuando los terroristas de Hamás perpetraron una incursión feroz y despiadada en territorio israelí, una voz periodística en español —la del argentino israelí Natalio Steiner— comenzó a mostrar con crudeza sin precedentes lo que se avecinaba en la región. Lo hizo con la precisión de quien entiende que la información, en medio de una guerra, puede ser decisiva.El mundo hispanohablante conoció hora a hora lo que ocurría en Israel a través de su grupo de difusión de WhatsApp. Su trabajo no conoció pausas ni descansos. Antes de las seis de la mañana, los teléfonos de sus seguidores ya tenían al menos una noticia suya. Tal vez porque en Medio Oriente el día comienza varias horas antes, tal vez porque la urgencia de informar no admite demoras. Algunas veces incluso envió sus informaciones en sábado, si la gravedad de los hechos lo justificaba. Y ya se sabe lo que significan los sábados para los israelíes de ley.Pequeños medios de comunicación —como este blog— ofrecieron primicias que los grandes conglomerados internacionales corroboraron horas o incluso días después. La precisión y la oportunidad de sus reportes lo convirtieron en una referencia para periodistas y lectores de habla hispana que, desde miles de kilómetros de distancia, buscaban entender la magnitud de los acontecimientos.
En los primeros días, los lectores criticaron con razón a Ramírez de Velasco por transmitir solo una de las versiones de lo que ocurría en la Guerra de Gaza. Para equilibrar la cobertura, fue necesario acudir a medios palestinos como Donia al Watan, Wafa, Al Hayat-al Jadidah de Ramala y, por supuesto, Felesteen de Gaza, entre otros. También se consultaron periódicos de Egipto, Jordania, Arabia Saudita, El Líbano, Irán, Qatar y varios países árabes más. Y de Israel, por supuesto.
En ese proceso, resultaron fundamentales los sitios de internet en árabe, hebreo y farsí, así como en otros idiomas de la región. Gracias a los traductores automáticos disponibles en línea, fue posible acceder a esas fuentes en tiempo real, leer sus contenidos en español y conocer perspectivas imposibles de obtener de otro modo. La modernidad permitió ampliar el espectro informativo y romper las barreras idiomáticas que durante décadas limitaron la comprensión directa de los conflictos en Medio Oriente.
Sin embargo, ninguno ofreció, al menos a los ojos de los periodistas argentinos, un panorama más completo, ágil y verificado que el de Steiner. Su trabajo se destacó por la velocidad de transmisión, la solidez de sus fuentes y la claridad de sus análisis. No se limitó a repetir comunicados oficiales ni a traducir titulares: contextualizó cada dato, explicó escenarios y señaló contradicciones.
Informó con ecuanimidad, sin traicionar a los suyos, pero con la profesionalidad de quien entiende que un periodista no debe renunciar a su honestidad intelectual. Además, mostró delicadeza: podría haber difundido imágenes capaces de atraer miles de lectores, pero no lo hizo, porque tocaban la sensibilidad de familias israelíes que atravesaban el horror del terrorismo atacándolas.
Gracias a él, el público supo en tiempo real cuándo sonaban las sirenas en Israel llamando a los refugios y cuáles eran exactamente las regiones bajo amenaza. Podría haberse quedado en su casa, pero no lo hizo. Es conferencista, licenciado en Ciencias Judaicas y, ante todo, periodista. Y el periodismo, cuando se instala en la sangre, es difícil de extirpar.
Durante los dos años que duró la guerra no dejó de informar ni de opinar, ni siquiera en los peores momentos. Fue crítico de su propio gobierno cuando lo creyó necesario y lo respaldó cuando consideró que actuaba con acierto. No calló. No maquilló. No buscó agradar. Solo hizo lo que se espera de un periodista: contar lo que pasa, cuando pasa y como pasa.
Hoy que el conflicto parece encaminarse a una tregua inestable, su tarea merece reconocimiento. Desde este lado del mundo, esa guerra resulta distante e incomprensible para muchos, y Steiner sació la sed de información de quienes buscaban entenderla. Su canal sigue activo, por si la violencia vuelve a estallar, como tantas veces en esa tierra castigada.
Si la paz finalmente llega —como desea toda persona de buena voluntad— es casi seguro que continuará informando. Porque el vínculo que forjó con sus lectores, el crédito que construyó día a día y el respeto que inspiró no desaparecen con el silencio de las armas. Se quedan. Permanecen. Y en tiempos de incertidumbre, tener una voz así no es un lujo: es una necesidad.
Juan Manuel Aragón
A 16 de octubre del 2025, en Frías. Chupando tangerinas.
Ramírez de Velasco®
Gracias Natalio y equipo por mantenernos informados
ResponderEliminarNecesito leer tus noticias permanentemente. Me dan tranquilidad. Diana de Tivon
ResponderEliminarGRACIAS!
ResponderEliminarGracias Natalio. Ty voz fué imprescindible para mí. Y lo seguirá siendo siempre. Kol Hakavod. Norberto Schmira desde La Rioja -Argebtina
EliminarGracias Natalio por su excelente trabajo y dedicación. Es grato conocer a personas dedicadas y veraces. Dios le siga bendiciendo
EliminarGracias Natalio, tú eres la voz que buscaba todos los días al despertar y luego durante el día. Leer tus noticias y escuchar los análisis eran significado de realidad, que estaba correcto. La noticia verdadera. Eres el símbolo de lo que el periodismo perdió ( la realidad y la libertad). Mil gracias
ResponderEliminarSe volvió un punto de referencia. Cuando sonaba la alarma para ir a los refugios, tenía la información exacta de que ciudades se veían afectadas. con una manera clara y firme de reportar los eventos, que no eran de dia a dia, a veces de hora a hora.
ResponderEliminarGracias Natalio!!! Te volviste parte de nuestra vida acá en Perú 😘🌷
ResponderEliminarApreciado Natalio: eres un periodista informado, serio, veraz, valiente, fácil de seguir y admirable como persona. Te convertiste en un servicio público para los que no dominamos el hebreo.
ResponderEliminarTangerina en Uruguay, clementina en Israel y mandarina en Argentina.
Mi respeto y agradecimiento al profesor Natalio Steiner por su dedicación incondicional en su tarea periodística y como barómetro de esta cruel guerra, que nos mantuvo informados con precisión y exactitud.
ResponderEliminarLas Soluciones finales,nunca son finales...................
ResponderEliminarFelicito a Ramírez de Velazco por la labor periodística llevada a cabo durante el conflicto, que aún no termina.
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