Ir al contenido principal

1984 CALENDARIO NACIONAL “Go home”

Repudio a norteamericanos

El 10 de septiembre de 1984, ciudadanos de Puerto Madryn repudian la presencia de buques yanquis y los obligaron a retirarse de su puerto


El 10 de septiembre de 1984, ciudadanos de Puerto Madryn repudiaron la presencia de buques yanquis y los obligaron a retirarse de su puerto, en repudio a Estados Unidos por haber apoyado los británicos durante la Guerra por la Recuperación de las Islas Malvinas.
Una escuadra norteamericana había recibido del Gobierno Nacional una autorización para amarrar sus buques en el muelle Almirante Storni, de Puerto Madryn, aprovisionarse y desembarcar marines que habían trabajado en el operativo “Unitas”.
La decisión desconocía o quizás minimizó la posibilidad de algún desagrado de la gente, frente a la canallesca decisión norteamericana de desconocer tratados firmados con la Argentina y apoyar a los ingleses.
El arribo fue considerado un agravio por la población, teniendo en cuenta que habían muerto soldados argentinos, abatidos por armas inglesas con el apoyo incondicional de los Estados Unidos. Se debe recordar que el conflicto que había terminado hacía apenas dos años y a pesar de la campaña de desmalvinización iniciada por los militares y continuada por el gobierno de Raúl Alfonsín, la gente seguía siendo recordando aquel puñal trapero de los yanquis.
La comunidad se organizó en una Comisión Multisectorial para canalizar institucionalmente las inquietudes que generaba la situación. El 9 de septiembre, el Concejo Deliberante de Puerto Madryn, en una sesión extraordinaria que se hizo ese día, a pesar de ser domingo, declaró “presencia no grata” a ese grupo, reflejando el sentir de la comunidad.
Pese a ello, los barcos llegaron nomás. Esto generó que, el 10 de septiembre, los madrynenses hicieran una movilización popular de repudio gritando a viva voz: “Pueblo, coraje, al yanqui dale raje” con una única misión: repudiar a las naves norteamericanas y echarlas del suelo argentino.
Cuando los manifestantes llegaron a la entrada del muelle Storni, Prefectura había apostado a sus efectivos en un cordón humano para impedir el ingreso de la gente, pero la muchedumbre, que llegaba a unas 1.500 personas, sobrepasó la cantidad de efectivos y, finalmente, ingresó al muelle. Una vez allí, la gente corrió hasta el sitio sur, quitó las amarras del buque de guerra más cercano y, con aerosoles, pintó “Yankees go home”, empezaron a entonar el Himno Nacional Argentino y hasta algunos pretendieron abordar el barco, según cuentan quienes estuvieron en aquella jornada.
Cuando los norteamericanos vieron que la marea humana era incontenible, a toda máquina iniciaron la marcha hacia popa y en un segundo estaban a más de 200 metros del muelle. Los altos mandos civiles y militares, siempre dispuestos a actuar contra lo que quiere el pueblo, sin embargo, permitieron a las naves reaprovisionarse en Puerto Pirámides.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad