Gerónimo de a caballo |
El 17 de febrero de 1909 murió Gerónimo, el apache, jefe militar indio que luchó contra los ejércitos de Méjico y Estados Unidos
El 17 de febrero de 1909 murió Goyaale, “El que bosteza”, en idioma chiricagua, en Fuerte Sill, Oklahoma. Fue más conocido como Gerónimo, el apache. Había nacido en Arizpe, Sonora, Méjico, el 16 de junio de 1829. Fue jefe militar de los apaches Bendoke. Entre 1858 y 1886 luchó contra los ejércitos de Méjico y Estados Unidos en el norte de Méjico, junto a Juh, Victorio y Lozen.Sus ataques continuaron las Guerras Apaches, iniciadas por Mangas Coloradas.Nació en Méjico, en la tribu de los apaches bedonkohe, en la que su abuelo Mahko había sido jefe, en el cañón Nodoyohn, cerca del río Gila. Era hijo de Taa Di Tlish Hn y de Gha Den Dini ("La atravesada por la luz").
En 1880 las tropas del gobernador militar de Sonora mataron a su esposa, a sus tres hijos y a su madre. Gerónimo juró vengarse y se asoció con Cochise, el jefe de los apaches chiricahua. Atacaron Sonora y mataron a muchos soldados mejicanos. Luego se dedicaron a atacar otras ciudades mejicanas.
Al morir Cochise, su padre, Naiche, hizo a Gerónimo jefe de la tribu. Pero en 1884 lo obligron a ingresar en una reserva india. Rechazó vivir en ese pedazo de tierra árido y se fue a Méjico en 1885,con varios guerreros entre los que estaban Chihuahua Mangas (hijo de Mangas Coloradas) y Nachez. A partir de entonces, iba y venía entre ambos lugares, arengando a su gente para que no aceptara el confinamiento en una reserva y vivir como prisioneros.
En 1886, después de una fuga, en esta ocasión junto a unos treinta apaches, se dio la orden de buscarlo y capturarlo, enviándose 3000 soldados (la tercera parte del Ejército norteamericano de la época), ofreciéndose una recompensa de 20 dólares.
Fue hallado en la Sierra Madre y luego de tratativas con el ejército de los Estados Unidos, decidió entregarse. Luego los apaches (tanto sus seguidores como los que sirvieron al ejército norteamericano) fueron enviados al fuerte Marion, en Florida, Estados Unidos. Las condiciones de vida a que los sometieron causaron muchas muertes por enfermedades, Gerónimo fue recluido en la prisión de Fronteras (Sonora), en donde se conservan valiosos recuerdos en el museo que hoy lleva su nombre, ahí estuvo tres años. Luego de ese tiempo, fue obligado por Estados Unidos a permanecer en una reserva india en Oklahoma, pero sin darle la posibilidad de ver de nuevo a su pueblo.
Ahí pasó los últimos años de su vida, teniendo que asumir lo que se llamaba por aquel entonces el papel de un “indio ejemplar”, participando en un desfile presidencial y en la Exposición Universal de San Luis en 1904. En la Exposición Panamericana de Búfalo de 1901, los organizadores reservaron dentro del Midway, un ambiente para el entretenimiento, un “Villa India”, en la que se representaban las costumbres de los pueblos originales de Norteamérica.
Cerca de setecientos indígenas en representación de cuarenta y dos tribus formaban el Congreso Indio, entre ellos Crazy Snake y Gerónimo, líderes de la resistencia india, hechos prisioneros por el Gobierno Federal, quienes fueron llevados hacia allí fuertemente custodiados por soldados.
A todos se los veía junto a un caballo que sumaba y restaba y a un chimpancé entre cuyas muchas habilidades estaban las de usar cubiertos, montar en bicicleta y tocar el piano. Gerónimo estuvo también en la Exposición Universal de San Luis de 1904, en la que lo obligaron a vender arcos y flechas y autografiar fotografías de sí mismo.
Cuando murió tenía 79 años de edad.
Cuestión personal
Malhaya triste destino, ¿no? El pueblo norteamericano, digo, su ejército, sus fuerzas federales, convirtieron a un indio bravo en espectáculo de feria, codo con caballos prodigiosos y monos elegantes. De este lado del Río Bravo, salvo excepciones, preferimos mezclarnos con los indios, hacernos una sola sangre, de tal suerte que no hay ninguna familia con más de 100 años en esta parte del mundo que no tenga, aunque sea una gota de su sangre. Pero de allá viene la civilización, de ellos son los buenos modales, las buenas costumbres, las maneras modernas de comportarse, los derechos humanos. Debieran seguir pagando por la vida que le dieron a Gerónimo, pero en vez de eso prefieren cerrar a muro y alambre sus fronteras para que los indios de ahora no crean que tienen derecho a entrar a su sagrado suelo.
©Juan Manuel Aragón
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