Tenida de espiritistas |
Una religión que cambió la faz del mundo, es puesta en duda desde adentro por quienes titubean a la hora de afirmar lo evidente
San Mateo trae en el primer capítulo de su Evangelio, la genealogía de Nuestro Señor Jesucristo. Ahí afirma que desciende de Abraham y da cuenta de ella en forma íntegra. Después lo dice clarito para que, el que quiera oír, oiga: “Estando desposada su madre María con José, sin que antes hubiesen estado juntos, se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. Mas José su esposo, siendo, como era, justo, no queriendo infamarla, deliberó dejarla secretamente”.Lo dice clarito: “Concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”. ¿Qué parte de eso no se entiende?, ¿cómo es que alguien puede hacerlo decir al pobre San Mateo otra cosa que la que expresamente escribe?
Y ahí pare un ratito, porque hay muchos que han leído la Biblia y han entendido otra cosa, quizás sus muchos estudios no les han permitido abrirse a la profundidad de estos relatos. Porque ahí está más que expreso: “Había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”. Pero, no son los sectarios que interpretan los Sagrados Textos como se les antoja, los que interpelan este párrafo. Que, si fueran esos pobres tipos nomás, tendríamos cómo correrlos con la vaina. Oiga amigo, quienes ponen en duda ese párrafo son propia tropa. Gente que supuestamente militaba en estas filas, sostiene teorías extrañas sobre un asunto que es esencial para nuestras creencias.
O María era Virgen y los libros de esta gente deberían ser quemados en hoguera pública. O no lo era y deberíamos dejar en cenizas todos los templos católicos, apostólicos, romanos alrededor del mundo con fieles, cuentas de Rosario, curas, pilas bautismales, obispos, estampitas, sotanas, cardenales y Papas adentro.
(Párrafo aparte para los supuestamente iluminados por la luz de la historia, que salen a afirmar, muy sueltos de cuerpo y como si se hubieran quemado las pestañas estudiando el asunto, que es una religión inventada por tal o cual emperador romano. “¿No lo sabías?”, dicen cada vez que cuentan esa supuesta verdad, desmentida —con pruebas en la mano —hace más de 500 años, pero por más que se les haga ver el error, persistirán en él con la fuerza siempre imparable de los necios. O de los ateos de mala entraña).
Oiga, la historia se parte en dos por el niño que nace de una virgen, hay un antes y un después de ese acontecimiento. Se cuentan los años del derecho los que vinieron desde entonces y del revés los que fueron antes. Su luz abrió los ojos del mundo, su doctrina es la sal que viene sazonando todas las culturas, incluso las que lo niegan. Pero hay maulas que intentan desacreditar lo que está escrito, negar la evidencia, importunar a las almas simples con sus dudas y sus insensateces. No importa, la Iglesia Católica ha rezado sobre la tumba de todos sus enemigos.
Es cierto que el alma humana se rebela ante lo que no entiende. Para concebir, una mujer debe, necesariamente haber estado con un hombre. “No hay otra forma”, chillan, como poseídos algunos de los nuestros, no los de la vereda de enfrente. Y buscan sus pobres explicaciones: que ese Evangelio fue escrito para los griegos, para los judíos, para los arameos, para los romanos, para Show Match, para los extraterrestres. Por eso había que ponerles una virgen, desde el primer capítulo del primer libro del Nuevo Testamento: era gente tonta que iba a creer cualquier cuentito.
Equiparan a los evangelistas con los actuales gurúes de la propaganda de la tele, como si en vez de dar testimonio de lo que vieron, oyeron y palparon, hubieran sido mentirosos bien pagos con el encargo de fundar una religión que durase más de 2000 años y contando. Salvo Juan, los otros, es decir Mateo, Marcos y Lucas murieron bajo tormento, sabían que esa muerte era posible y aun así se arriesgaron. ¿Se iban a jugar el pellejo por una mentira? Pero, ¡por favor!
Uno de estos días es casi seguro que van a venir con la historia de que el pecado original no es pecado ni es original, no existe, es una bonita licencia poética para obligar a la pobre gente a llevar a sus niños a bautizar o cualquier otra paparruchada por el estilo. Ya va a ver.
¡Ah!, ¿dice que ya hay varios que lo han hecho?, ¿han escrito libros diciendo eso? Oiga, ¿se dicen católicos? Pero, ¿no le digo?
©Juan Manuel Aragón
A 9 de diciembre del 2023, en Independencia y Balcarce. Rezando por el alma del cura Reinaldo
PS. El de la Inmaculada o Purísima Concepción de María es un dogma católico, proclamado hace casi 200 años, que sostiene que, por los méritos de su hijo, ella estuvo libre del Pecado Original desde que la concibieron. La fiesta se celebró ayer y miles de peregrinos que acudieron a su fiesta en Catamarca, lo creen a pies juntillas, sin ninguna sombra de dudas. Usted que es léido y escribido, quizás duda. Aprenda de ellos que creen sin ver. Dicho esto, desde el catolicismo, que viene a ser nuestro club. Si usted piensa otra cosa, ahí tiene los evangelistas, los maniqueos, los mormones, los pelagianos, los budistas, los agnósticos, los musulmanes, los modernistas, los libertarios, los albigenses, los antivacuna, los espiritistas (¡uy!, qué miedito), los masones (¡báh!, manga de señorones que se creen José de San Martín, con sus ridículos mandiles, tenidas y rituales), los teosofistas, los terraplanistas, los positivistas, los conspiranoicos, los donatistas, los Papa—sede—vacantistas, los demócratas, los comunistas y tantas otras religiones para pedir que lo hagan socio. Suerte con eso.
JMA
Me encantó y me hizo reír ! Gracias. Muy bien Juan M. Muy bien.
ResponderEliminarLa virginidad de María como consecuencia de su concepción divina es generalmente poco disputada, ya que para un católico sería al mismo tiempo reconocer que Jesús no fue el hijo de Dios. Ello solamente, ya desletigima cualquier condición de católico de fe que alguien pudiera adjudicarse.
ResponderEliminarLo que entiendo que suele ser cuestionado, incluso por sacerdotes teólogos y biblistas, es si María mantuvo su condición de virginidad después de dar a luz. Aunque me consta que mucha gente llega a escandalizarse por este planteo, pará mí esto es de menor relevancia porque no cambia en nada la esencia de la concepción divina y porque es algo propio de la condición humana y de persona común que Dios quiso que fueran María y su Hijo.
Recuerdo que este fue el argumento, para mi muy sólido y coherente, que el teólogo Ariel Álvarez Valdés planteó sobre el tema, haciendo hincapié en la condición puramente humana que Dios quiso para la madre de su hijo.
Que por efecto natural del parto María ya no haya continuado manteniendo su condición "física" de virgen no cambia en nada el fundamento del dogma de fe de la concepción virginal.
Yo estoy de acuerdo con ese criterio, sobre el cual he conversado largamente con otros sacerdotes, que tienden a estar también de acuerdo en privado, aunque generalmente me dan a entender que consideran que mucha feligresía no está preparada para que la iglesia lo plantee abiertamente, debido a cómo se ha enseñado tradicionalmente el catecismo y la doctrina a nivel popular.