Clorinda Mattos de Turner |
El 25 de octubre de 1909 muere Clorinda Mattos de Turner, educadora, escritora y una de las figuras más influyentes de la literatura peruana del siglo XIX
El 25 de octubre de 1909 murió Grimanesa Martina Mato Usandivaras, más conocida como Clorinda Mattos de Turner, educadora y escritora. Fue una de las figuras más influyentes de la literatura peruana del siglo XIX y precursora del indigenismo. Desde una edad temprana mostró gran interés por la escritura y un fuerte sentido de la justicia, temas que marcarían su vida y su obra literaria. Su notable carrera como escritora, periodista y defensora de los derechos de los indígenas y las mujeres la convirtió en una pionera de las letras hispanoamericanas y una activista social que desafió las convenciones de su tiempo. Había nacido el 11 de noviembre de 1852 en la hacienda Paullu Chico, Cuzco, Perú.Creció en un entorno privilegiado, pero también tuvo un contacto cercano con las comunidades indígenas de la región, lo que moldeó su sensibilidad hacia los problemas de justicia social. Educada en el Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes en Cuzco, comenzó a publicar sus primeros escritos en un periódico escolar, destacándose desde joven por su capacidad crítica.Su educación formal se interrumpió tras la muerte de su madre, cuando se vio obligado a asumir la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores. Este giro en su vida familiar no apagó su deseo de aprender y desarrollarse intelectualmente. Fue autodidacta en disciplinas como la física, la historia natural y la filosofía.
En 1871 se casó con el comerciante británico Joseph Turner, con quien se trasladó al pueblo andino de Tinta. Durante su estancia allí, observó de cerca la situación de explotación y miseria en que vivían los indígenas bajo el sistema de enganche, un mecanismo de trabajo forzoso que describiría con precisión en su novela más famosa, Aves sin nido.
Tras la muerte de su marido en 1881, se enfrentó a graves problemas económicos y luchas legales, pero perseveró en su carrera literaria y periodística.
En 1876, fundó el periódico El Recreo, semanario dedicado a la literatura, el arte y las ciencias, fue la primera mujer en dirigir un medio de este tipo en Cusco. Publicó trabajos de autores reconocidos como Juana Manuela Gorriti y Ricardo Palma, y también compartió sus propias tradiciones y leyendas. Sin embargo, su participación en el proyecto se vio truncada por problemas de salud, lo que la llevó a mudarse a Arequipa. Durante los años siguientes, colaboró en varios periódicos y publicó su primera tragedia, Hima-Sumac o el secreto de los Incas, una obra que no logró mucho éxito, pero que fue parte de su esfuerzo por integrar la historia incaica en la narrativa peruana.
El gran momento de su carrera llegó en 1889 con la publicación de su primera novela, Aves sin nido. La obra fue revolucionaria en su tiempo, ya que denunciaba no solo la explotación de los indígenas, sino también la corrupción y el abuso sexual dentro de la Iglesia Católica, retratando a un sacerdote que había tenido hijos ilegítimos con dos mujeres indígenas. Esta novela generó una gran polémica y, aunque recibió apoyo de algunos sectores intelectuales, la Iglesia Católica lideró una feroz campaña en su contra. Fue excomulgada, y sus libros fueron quemados y prohibidos. Pese a estos ataques, la obra alcanzó un gran éxito y fue traducida al inglés en 1904.
También publicó otras dos novelas: Índole (1891), en la que continuaba su crítica a la corrupción eclesiástica, y Herencia (1893), que abordaba temas relacionados con la educación y la moral sexual de las mujeres. Estas novelas, aunque menos conocidas que Aves sin nido, reafirmaron su compromiso con la denuncia social y su interés en el destino de las mujeres y los indígenas en una sociedad marcada por la injusticia.
En paralelo a su labor como novelista, fue una prolífica periodista y editora. En Lima, dirigió la revista El Perú Ilustrado, en el que, además de literatura, publicó artículos de ciencia y arte. La publicación se convirtió en una plataforma importante para el intercambio de ideas entre los intelectuales peruanos e hispanoamericanos de la época.
A pesar de su éxito literario, los conflictos políticos en Perú y su excomunión la obligaron a exiliarse en 1895. Se trasladó a Buenos Aires, donde continuó su labor como escritora, periodista y educadora. Aquí fundó la revista Búcaro Americano , donde colaboraron figuras destacadas de la literatura como Rubén Darío y Amado Nervo. También trabajó como profesora en la Escuela Normal de Profesoras y en la Escuela Comercial de Mujeres, consolidando su papel como defensora de la educación femenina.
Nunca volvió al Perú. En Buenos Aires, se mantuvo activa en los círculos intelectuales y feministas hasta su muerte el 25 de octubre de 1909. Fue la primera mujer en ingresar al Ateneo de Buenos Aires, prestigiosa institución cultural. Durante sus últimos años viajó por Europa, se reunió con líderes feministas y continuó abogando por los derechos de las mujeres y la igualdad social.
Fue una voz poderosa en defensa de los derechos de los indígenas, y su obra fue pionera en el movimiento indigenista en la literatura latinoamericana. Además, su compromiso con la educación de las mujeres y su lucha por la justicia social la colocación entre las figuras más destacadas del feminismo latinoamericano del siglo XIX.
No solo fue una escritora talentosa, sino también una mujer valiente que usó la pluma como herramienta para denunciar la opresión y luchar por un cambio social. Su trabajo sigue siendo relevante hoy, no solo como un testimonio de las injusticias de su época, sino como una fuente de inspiración para quienes creen en la igualdad y la justicia. En 1924, sus restos fueron repatriados a Perú, y en 2010 fueron trasladados al Cuzco, donde descansan como un símbolo de su profundo amor por su tierra y su lucha por los más desfavorecidos.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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