![]() |
Matrimonio consigo mismo |
El director de Diversidad de la Generalitat Valenciana protagonizó un hecho que ya es común en tiempos de posmodernidad
En Info Vaticana
Cuando creíamos haberlo visto todo —bodas múltiples, bodas por Zoom, bodas con perro de testigo— llega Stephane Soriano, director general de Diversidad de la Generalitat Valenciana, y se casa… consigo mismo. No, no es una metáfora ni una performance artística en la Bienal de Venecia. Es literal: vestido de novio, anillo, ramo, invitados ilustres y fiesta en toda regla. Faltó la pareja, pero sobró narrativa de autoafirmación y “celebración de la vida”. Ah, y por supuesto, cobertura institucional.Porque esto no fue una ocurrencia privada y excéntrica en el salón de casa, sino un acto con presencia destacada de altos cargos públicos, entre ellos la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, y representantes del Partido Popular en Camp de Túria. Que no se diga que al amor propio no lo arropa el partido.“Celebrar la familia, los amigos y el amor es celebrar la vida”, proclamó el protagonista en Instagram, que para algo está. Y es que en esta historia hay una mezcla gloriosa de autoayuda, kitsch y política autonómica. Soriano se prometió que se casaría en el Molí del Ballestar, aunque fuera solo. Y cumplió su palabra. Lo admirable no es tanto la boda en sí, sino la falta de sonrojo general: nadie pareció preguntar si esto era serio o si estábamos todos participando en una performance financiada por la autoestima institucional.
Sorprende que algunos se rasguen las vestiduras con esta “autoboda” pero no parpadeen ante otros despropósitos igual de delirantes. Una vez que el matrimonio civil se convirtió en una coctelera sentimental validada por el Boletín Oficial del Estado —hoy por ti, mañana por tu mascota o tu espejo—, ¿qué problema hay con casarse solo?
La única novedad aquí es la sinceridad: al menos Soriano no arrastra a nadie más en su happening romántico. No hay divorcio potencial ni custodia compartida con uno mismo. Tampoco hay hipocresía. Y eso, en los tiempos que corren, es casi revolucionario.
¿A qué viene el escándalo, entonces?
Pues probablemente a que esto nos enfrenta a la caricatura final del matrimonio posmoderno: un evento social, fotogénico, sentimentalmente autovalidante, con ropajes religiosos o tradicionales, pero completamente desvinculado de cualquier noción objetiva de unión, sacrificio, fecundidad o trascendencia. Es la nada vestida de blanco.
Y lo peor: que ni siquiera es nuevo. En Japón llevan años haciéndolo. Y en Occidente, aunque con más disimulo, también: muchas bodas son ya una especie de selfie institucional, donde la pareja es decorado.
Así que, si Soriano se casa solo, ¿quiénes somos nosotros para juzgarlo? ¿Quizá los mismos que callamos ante el desmantelamiento simbólico del matrimonio durante décadas?
Ramírez de Velasco®
.........SE PUSO DE NOVIO CON SU MANO,SE CASÓ CON ELLA Y TENDRA SEXO COMO SIEMPRE¡¡¡¡
ResponderEliminarJajaja jajaja jajajaja jajajaja jajajaja jajajaja
EliminarJuan,la estupidez, LAMENTABLEMENTE,no tiene límites. Celebrar,aplaudo! Casarte con vos mismo...mmmmmm
ResponderEliminar