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| La Cayena |
El 27 de octubre de 1643 se funda Cayena, capital de la Guayana Francesa, comienza la presencia colonial francesa
El 27 de octubre de 1643 se fundó la ciudad de Cayena, capital de la Guayana Francesa. Comenzó así la presencia colonial francesa en la región. Liderado por colonos franceses, se estableció un asentamiento clave en la costa noreste de Sudamérica, en una región estratégica para el comercio y la exploración. La fundación ocurrió en un contexto de expansión europea, donde Francia buscaba consolidar su influencia en el Nuevo Mundo. La ciudad, bautizada en honor a un término indígena que refiere a un tipo de pimiento, se convirtió en un centro administrativo y económico.En el siglo XVII, Europa vivía una carrera por colonizar territorios en América. Francia, bajo el reinado de Luis XIII, intensificó sus esfuerzos para establecer colonias en el Caribe y Sudamérica. La Guayana Francesa, con su ubicación entre el Atlántico y la selva amazónica, ofrecía un punto estratégico. La región, habitada por pueblos indígenas como los galibí, atrajo a los franceses por su potencial para el cultivo y el comercio. La fundación de Cayena respondió a esta ambición colonial.La expedición que dio origen a Cayena estuvo liderada por Charles Poncet de Brétigny, un noble francés designado por la Compagnie de la France Équinoxiale. En 1643, un grupo de colonos llegó a la costa guayanesa tras un viaje desde Francia. Se establecieron en una isla fluvial cerca de la desembocadura del río Cayena, un lugar elegido por su acceso al mar y su protección natural. El asentamiento inicial fue modesto, con estructuras básicas para vivienda y defensa.
Sus primeros años fueron desafiantes. Los colonos enfrentaron enfermedades tropicales, como la malaria, y conflictos con los indígenas, quienes resistieron la ocupación. La falta de recursos y el clima hostil dificultaron la consolidación del asentamiento. Sin embargo, la llegada de nuevos colonos y suministros desde Francia permitió la supervivencia de la colonia. La agricultura, especialmente el cultivo de caña de azúcar, comenzó a desarrollarse como base económica.
En 1664, la administración de Cayena pasó a manos de la Compagnie des Indes Occidentales, lo que fortaleció su estructura colonial. Se construyeron fortificaciones, como el Fuerte Cépérou, para proteger la ciudad de posibles ataques de otras potencias europeas, como holandeses e ingleses. La población creció lentamente, integrando colonos franceses, esclavos africanos y algunos indígenas asimilados. La ciudad se convirtió en el núcleo administrativo de la Guayana Francesa.
Su ubicación en una región rica en biodiversidad, facilitó el comercio de productos como madera, especias y, más tarde, cacao. Sin embargo, las condiciones de vida seguían siendo duras. Las epidemias y los conflictos con los indígenas persistieron durante décadas. A pesar de esto, la ciudad se consolidó como un enclave francés en Sudamérica.
En el siglo XVIII adquirió mayor relevancia con la llegada de misioneros jesuitas, quienes impulsaron la evangelización y el desarrollo de plantaciones. La esclavitud se convirtió en un pilar económico, con miles de africanos traídos forzosamente para trabajar en los cultivos. Este sistema marcó profundamente la estructura social de la ciudad.
La fundación también tuvo un impacto cultural. La mezcla de influencias francesas, africanas e indígenas dio lugar a una identidad única. La lengua francesa se impuso como oficial, pero las tradiciones locales y africanas dejaron huella en la música, la gastronomía y las prácticas religiosas.
En el siglo XIX, se consolidó como capital de la Guayana Francesa, un territorio que Francia mantuvo pese a los cambios políticos en Europa. La ciudad fue escenario de eventos históricos, como la instalación de una prisión colonial, que más tarde se convertiría en la infame Isla del Diablo. Este centro penitenciario marcó la historia moderna de la región.
Hoy es una ciudad vibrante, con una población diversa y un papel central en la Guayana Francesa, un departamento de ultramar de Francia. La fundación de 1643 sentó las bases de una historia compleja, marcada por la colonización, la resistencia y la mezcla cultural. Su historia perdura en la arquitectura, las tradiciones y la importancia geopolítica de la ciudad.
Ramírez de Velasco®



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