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FOLKLORE Riñas de gallos

Cuidado de animales de pelea

El siguiente es un extracto del libro inédito “Folklore santiagueño”, fruto de una recopilación de la década del 40 en la campaña santiagueña


Por Julián Cáceres Freyre
y *Juan Manuel Aragón

Nacido el pollito, se lo alimenta con polenta; a los cinco o seis días se comienza con maíz finamente molido, hasta los veinte días. Hasta los dos meses se la da grano partido, y desde entonces grano entero, siempre mezclando una vez al día con un poco de carne soasada y picada. A los cuatro meses se le comienza a dar verduras, lechuga, alfalfa de verdeo, repollo, y a los diez meses ya se seleccionan los que se dedicarán a la riña y se empieza a prepararlos para la pelea.
Se los coloca en jaulas separadas para evitar peleas entre ellos. Se los hace topar tres veces con intervalos de diez a quince días, para ver su aguante a los golpes y su capacidad de pegar, tanto de púa como de pico. Si reúne las condiciones de buen peleador, se lo comienza a trabajar.
El primer día se lo hace dar cincuenta "volidos", sobre una mesa o caronas o cojinillos tomando precauciones para que no se golpee. Se aumentan los "volidos" hasta 350, primero 200 y después de un descanso 150 más.
Con tijera se le pela la panza, muslos y piernas, y allí se lo friega por las tardes con alcohol fino y un puñado de tabaco. Se lo trabaja tres o cuatro semanas antes de la pelea.
Cada ocho días se lo hace reñir con guantes y piquera, hasta conseguir que aguante sin cansarse sesenta minutos de pelea.
Al pollo hay que trabajarlo de piernas. El gallero lo hace que, poniéndole la mano sobre el lomo, haga "ochos" entre sus pies.
En muslos y panza hay que darle fricciones de alcohol, agua y limón, en partes iguales. Algunos agregan alumbre, para que le endurezca la piel y no le entren los puazos, pero se le quita elasticidad al gallo.
El reñidero se lo hace redondo, de dos metros de radio, con lona de 80 centímetros de alto.
Cada parte designa un juez. Ellos darán el fallo. Se acostumbra hacer la pelea hasta que "haya gallo vencido", que ni con el pico ni con las patas dé lucha.

Creencias de galleros
Cuando a hurtadillas —no está permitido— se le da a comer al gallo unos bocaditos de carne de zorro, se consigue que el contrario se atemorice al sentir su olor y se deje ganar.
También, si se le da pedacitos de ajo, su olor lo corre al contrincante.
El gallo se pone bravo dándole a beber agua de piji, que es el agua en que ha hervido la casa de las avispas coloradas llamadas piji (también llamadas pije, o bala pucas) muy bravas al flechar.
Si el gallo canta antes de empezar la pelea, es buena seña de que ganará, y hay que jugarse entero. Si antes de empezar el gallo se sacude, va a ser dura la pelea.

Colores de gallos
"Giro", es el que en el cogote tiene plumas amarillas por encima y de otro color abajo. La palabra giro antiguamente tenía en España el sentido de hermoso, galán.
"Hosco" es de un plumaje obscuro, marrón o sangre de toro. (Del latín "fuscus", obscuro, tostado).
"Cenizo" es gris, color de ceniza.
"Guairo", o "paraguayo", es gris, no cenizo sino de plumas blancas y negras entreveradas.
Hay gallos "negros" y también los hay "blancos".
El "yuto" no es un color. En quichua yuta es la perdiz, y se les dice yutos a los que, como la perdiz, no tienen cola. Son muy escasos entre los animales de riña, pero no obstante suele haber buenos peleadores.
©Ramírez de Velasco y los autores
*Mi padre

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