Vacas del pago |
Una de las tantas leyendas urbanas sostiene que hay romanticismo en medio de la naturaleza; pero no es cierto. Aquí le cuento por qué
1 La gente del campo es tranquila, la gente de campo es buena. Pregunte a uno del campo y le va a decir que en el pago hay tantos reverendos hijos de puta como aquí, sólo que tienen mejor prensa. Como hay menos gente, también hay menos delincuentes.2 La gente del campo caza una corzuela, come corzuela, caza una perdiz, come perdiz. ¿Por qué no se pregunta entonces qué come cuando no caza ni un sorete? Ah, usted cree que todavía no usan dinero para sus transacciones.3 Si no tienen plata para comprar carne, matan un pollo y no gastan. ¡Claaaro!, ¿se cree que el maíz es gratis? ¡Ah!, ¿se tragó el verso de que las gallinas comen bichitos o viven del aire?, pero mire qué pelotudo que había sabido ser.3 (bis) Si se enferman tienen recetas ancestrales, hacen preparados con yuyos, sacan remedios de la naturaleza. Pero si quieren curarse van al médico, lo de las plantitas era porque no tenían otra solución. Ahora vienen a la ciudad, piden turno, pagan plus y se hacen ver en la Yunes.
4 Cómo querría volver a ese tiempo, dicen. Sí, y su madre acarreando agua 500 metros para lavar la ropa, cocinando en medio del calor del fuego, pariendo sin médico, perdiendo los dientes a los 20 años.
5 Ah, te lo hacen unos asados riquísimos. Siempre y cuando lleve carne de primera de aquí, porque la de allá suele ser más dura que turrón de oferta. Le duele la cara de tanto mascar esa suela hija de puta.
6 La gente del campo es feliz allá. Si fuera tanta felicidad, ninguno vendría a vivir a la ciudad. Y los que viven aquí estarían preparando las valijas para volverse. Y no los veo desesperados por regresar.
7 La gente del campo vive más tiempo porque antes comían solamente mazamorra. Pero, ¿usted también es de los que creen que una monodieta de maíz es sana? Si supone eso hágase ver, don, en serio.
8 En el campo se respira aire puro. Ahí le doy la razón a medias. Mire si le toca vivir en un pueblo rodeado de sembrados de soja. Va a respirar glifosato todo el día cuando fumiguen esos hijos de yira.
9 Si pudiera, me iría a vivir al campo, dicen. Ahá, pero con agua corriente, cloaca, gas natural, luz, cable, guayfai, el verdulero en una esquina, el súper en la otra, el ómnibus en la puerta y el servimoto para los mandados. Si no, nadie va ni en pedo.
10 Lo mejor es el contacto con la naturaleza. Sí y que le suba una garrapata, lo pinche una espina, le pique una araña, para qué vamos a decir una víbora. Vaya usted, a instalarse. Si quiere una buena mudanza tengo un amigo que hace fletes en la camioneta.
11 En el campo se mueven para todos lados en burro, en sulky, de a caballo. Ya no, papito, ahora tienen moto, auto o camioneta. O se cree que van a dar de comer a un animal, con lo caro que sale, sólo para que se saque una foto, cuando vaya muy de vez en cuando.
12 A los campesinos les encanta la chacarera, la zamba, el folklore. Puede ser, pero les gusta más la cumbia, la guaracha, el chamamerengue. Vaya a un baile de las afueras de Santiago nomás, y comprobará que no le pasan una de Los Manseros ni en su peor mamúa.
13 Las mejores empanadas son las del campo. Puede ser en las casas de la gente más pudiente, lo que es los pobres, les agregan papa para completar y parecen estofado con carne picada. Por las dudas, en la ciudad y en el campo, siempre fíjese en las uñas de las cocineras.
14 Los campesinos tienen una vida tranquila, sin apuros ni sobresaltos. Si andan de vagos, sí. Si no, tienen que barrer el patio, dar de comer a las gallinas, ordeñar las vacas, abrir la puerta a la majada, machetear pastito para la mula y recién después sentarse a desayunar.
15 Ordeñar es muy divertido. Una o dos veces en la vida sí. Pero tiene que entrar las vacas al corral, ir largando los terneros para que tomen el apoyo, enlazarlos y atarlos, manear la vaca, ordeñar si sabe. ¡Uf!, después del tercer animal tiene los dedos agarrotados de la diversión.
16 Pero son medio aplastados, ¿ha visto? La tradición que mejor conservan es la hospitalidad. Usted llega y dejan todo para atenderlo, le ceban mate de leche, le convidan queso, le matan una gallina o un cabrito para que lleve de vuelta y encima los critica.
17 Qué lindo, se acuestan tempranito y se levantan al alba. Siempre y cuando no haya electricidad, porque si no, se quedan viendo la tele hasta las tres de la mañana o jodiendo con el celular en el que tienen las mismas porquerías que usted y que yo. O peores.
17 (bis) Cuando no tenían electricidad, a la noche se alumbraban con mecheros con el riesgo de que los muerda una víbora o los pique un alacrán, a la carne la hacían charqui o se les descomponía, lo mismo que el tomate, la verdura. Ni hablar de hacerse un licuado.
18 No diga que no es lindo vivir en un lugar en el que todos se conocen desde siempre. Tiene sus ventajas, no le voy a mentir. Pero el chusmerío es ochenta mil veces peor que en la ciudad porque todos saben vida, obra y milagros de todos. Pueblo chico…
19 No hay como el patio de tierra para bailar una chacarera. Eso dice usted porque no tiene, además, el piso de tierra del dormitorio, el comedor, la galería, la cocina, el camino que pasa por el frente, el chiquero, el corral y tierra hasta en el upiti.
20 Alabe el campo todo lo que quiera, pero no se banca el calor en su casa, con el esplit a todo vapor y me quiere mentir que dormirá la siesta en el catre, bajo el paraíso, con el mosquerío a la vuelta. Sí, che, cuentemé.
©Juan Manuel Aragón
Mañana me voy al campo... y vuelvo al anochecer.
ResponderEliminarNo podrías haber descripto con mejor detalle y realismo lo que es la vida en muchos lugares del campo santiagueño, y de otras provincias.
ResponderEliminarHe regresado a lugares donde me tocó hacer obras viales, luego de 35 años, y encontré que todo se ha detenido en el tiempo. Los caminos siguen siendo trochas veraneras con bobadal, barro o salitre negro según la época del año, nunca llegó la electricidad, y la atencion médica y educación se fue reduciendo.
Preguntando por la gente que conocí en la zona, los pocos que quedan me contaron que se fueron yendo a las ciudades (Córdoba, Tucumán, Santiago, Sta. Fé), llevados por algún hijo que se instaló de más jóvenes, dejando taperas todo lo que tenían.
Es bueno tener estadio de fútbol semi-vacía, super terminal de colectivos semi-vacía, aeropuerto en la termas, semi-vacío, autónomo semi-vacío, museo de autos semi-vacío, y toda otra inversión popular de ciudad, semi-vacía o sub-utilizada, construida donde están los votos, pero hay que entender que eso termina siendo un círculo vicioso que continúa vaciando las poblaciones del campo, engrosando el cinturón de vivienda precaria suburbano, y haciendo inviables las ciudades, el tráfico, los servicios y todo componente social que resulta impactado por el fenómeno.
Ah, no, si ni tienen guayfai no voy. He dicho.
ResponderEliminarUna descripción clara y realista.Es muy dura la vida en estos campos....
ResponderEliminarLo único q le falta a Ibarra es decir..." El gobierno tiene que crear Fuentes de trabajo...", Con eso cartón lleno. Que de el la solución, pero sin verso...
ResponderEliminarEl gobierno no es la solución de nada. Esa es una típica visión clientelista.
EliminarA las soluciones las deben dar los ciudadanos que conviven con esa realidad, desde sus lugares de protagonismo cívico.