Julio Irazusta |
El 5 de mayo de 1982 muere Julio Irazusta, político y periodista nacionalista que, con su hermano Rodolfo contribuyó a forjar el pensamiento nacional argentino
El 5 de mayo de 1982 murió Julio Alberto Gustavo Irazusta. Fue un político y periodista nacionalista que trabajó estrechamente con su hermano mayor Rodolfo Irazusta y forjó gran parte del pensamiento llamado “nacional” en la Argentina.
Era hijo de un productor rural y su familia era conocida como simpatizante de la Unión Cívica Radical.Se recibió de abogado en 1922 en la Universidad de Buenos Aires. Escribió algunos artículos para la revista literaria Revista Nacional en la que también colaboraba Ernesto Palacio. Los eran simpatizantes de las propuestas del español Ramiro de Maeztu, pero Irazusta también admiraba al liberal italiano Benedetto Croce.Entre 1923 y 1927 viajó a Europa. Estudió latín y filosofía en el Balliol College de Oxford, Gran Bretaña. Cuando estuvo en Francia conoció al líder de Acción Francesa, Charles Maurras y fue seducido por sus ideas, mientras en Italia también vio con simpatía al fascismo al que conoció en forma directa.Cuando volvió a la Argentina colaboró en la revista Criterio. Era crítico de la democracia y sostenía que la libertad de cultos era parte de una conspiración anticatólica que promovía el protestantismo. Llegó a decir que era preferible para la Argentina una guerra civil antes que un gobierno izquierdista.
Como desde joven se había familiarizado con la política de comité, entró como redactor al periódico La Nueva República, cuyo primer número apareció el 1 de diciembre de 1927, que dirigía su hermano Rodolfo. El encargado de la sección política y jefe de redacción era Ernesto Palacio. Otros redactores eran César Pico, Alberto Ezcurra, Tomás Casares –que un tiempo más adelante fue parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- y Juan Emiliano Carulla.
La publicación tenía cuatro páginas que analizaban la situación política del momento y notas en las que propagaba sus sólidos principios doctrinales. Al principio fue quincenal y después semanal, llegando a editarse todos los días durante un tiempo.
En su primer número el periódico fijó su posición. Denunció que en la argentina había una profunda crisis de orden espiritual originada por las ideologías nacidas a partir de la Revolución Francesa que se habían difundido en las décadas anteriores, sobre todo en las clases dirigentes y en la universidad, que habían producido el desconocimiento de las jerarquías. Atacaba la forma en que se enseñaba, como consecuencia de la ley 1420 y de la Reforma Universitaria y criticaba a los partidos avanzados y a la propaganda de la prensa populachera que había contribuido la difusión de la democracia, y al “obrerismo bolchevizante”, producto de la influencia de la Revolución Rusa.
El diario alentaba una “contrarrevolución”, que debía recuperar el Orden. Sus modelos preferidos eran la España del general Miguel Primo de Rivera y la Italia de Benito Mussolini.
Con su hermano Rodolfo se acercó al general José Félix Uriburu en 1927 proponiéndole encabezar un golpe de Estado contra Hipólito Yrigoyen, pero no quiso.
También con su hermano y Roberto de Laferrere crearon la Liga Republicana, organización juvenil antiyrigoyenista. Cuando al final Uriburu derrocó al gobierno en 1930 Rodolfo Irazusta integró con Carulla, Ernesto Palacio y Bruno Jacovella el grupo de intelectuales que lo apoyaba y propiciaba medidas de corte corporativista. Julio era el que menos se había entusiasmado con Uriburu y andaba por Europa en setiembre de 1930, cuando fue el golpe de Estado que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen.
La reforma que auspiciaban los nacionalistas no estaba muy delineada. Lo único que tenían en claro era su total distanciamiento de la democracia de sufragio universal y presuponía una remodelación drástica de las reglas de juego político antes de cualquier elección.
Los discursos mencionaban continuamente la necesidad de restaurar el orden, la propiedad y las jerarquías. Sin embargo, a diferencia de los fascismos europeos, la derecha argentina consideraba que la clave del sistema político propuesto era el Ejército, y no las organizaciones paramilitares.
Uriburu propuso que se fundara un Partido Nacional, al que deberían adherirse los demás, pero no el radicalismo yrigoyenista y tampoco el Partido Socialista, convite que fue rechazado por todos, salvo algunos grupos conservadores.
Uriburu se adelantó a convocar a elecciones para gobernador de Buenos Aires, confiando en presentar una candidatura única del Partido Nacional frente a los radicales y cuando su proyecto fracasó, no tuvo cómo retractarse.
Algo personal
Estuvo en casa almorzando, una vez que vino a Santiago, fines de la década del 70. Lo había traído un grupo de santiagueños a disertar sobre algún tema nacionalista. Recuerdo que Luis Alén Lascano lo entrevistó para el Canal 7 de televisión. Después de la necesaria presentación, quizás sin querer o tal vez queriendo, le cambió el título a la disertación, e Irazusta respondió como si toda su vida se hubiera preparado para esa inesperada pregunta.
En el almuerzo, en casa, le pregunté en qué habían fallado los nacionalistas, que no habían impuesto sus ideas en más de cien años de prédica. Dijo que habíamos quedado a mitad de camino. Sin ellos, es decir, sin el nacionalismo, sin los revisionistas, quizás habríamos llegado a ser una colonia más o menos próspera, no tanto como Australia, pero tampoco la India. Pero habíamos quedado en la mitad del camino, sin resolver las viejas tensiones que venían haciendo dar bandazos a la Argentina desde su nacimiento.
©Juan Manuel Aragón
EFEMÉRIDES ARGENTINA
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