Ir al contenido principal

MATARÁ Los militares y sus bautismos

Antiguo mapa de Santiago, de la editorial Estrada

Hubo un tiempo en que los santiagueños aceptaban, mansos y sumisos que les cambiaran nombres que venían del tiempo de los indios

Los militares, gente formal y cortés, cortándose el pelo, una vez al mes, cambiaron el nombre del departamento Matará, que era eufónico y tenía reminiscencias históricas precolombinas. Agarraron y le pusieron Brigadier General Juan Felipe Ibarra, ¿por qué?, porque sí nomás, porque ellos eran los que mandaban, qué tanto.
Los santiagueños, pueblo manso y sumiso, en vez de seguir nombrándolo como lo venían haciendo desde tiempos inmemoriales, al toque se plegaron a la moda. Las maestras de cuarto grado no se tomaron ni siquiera la molestia de contarles a los chicos que toda esa región había tenido un nombre bonito y que había sido cambiado de un momento a otro por un tipo que creía que tenía autoridad solamente porque usaba botas. (Si en cuarto grado de todas las escuelas del país se enseña a mirar la realidad comarcana, bueno sería que las maestras indicaran cómo se llamaban antes las cosas, así los chicos entienden mejor la historia o no se marean cuando toman un mapa viejo).
Contra lo esperado triunfó la burocracia del partido militar.
En Santiago había un sector indeterminado al norte de la ciudad, Cachi Pampa, de nombre bonito, auténtico, autóctono. Quiere decir “Pampa de Sal”, por si no sabe el dulce idioma que trajeron los indios que venían con los españoles a Santiago. Lógicos como eran, los milicos lo rebautizaron como “Doctor Juan Bautista Alberdi”, ¿por qué?, bueno, porque ese tucumano, oiga bien, del que hasta se duda de que se haya recibido de abogado en buena ley, es el numen de los picapleitos de la Argentina. Y más o menos donde empieza el barrio está el edificio de los Tribunales o, como lo llaman los santiagueños, el Palacio de la Injusticia.
Muchos vecinos, al parecer odiaban el quichua, porque aceptaron el nuevo nombre sin protestar ni un cachito así. Además, los milicos eran gente seria, así que seguramente no se equivocaban cuando bautizaban los barrios.
El caso más patético de todos fue el de Tala Pozo, que se venía llamando así desde hacía varios siglos, hay quienes recuerdan que era un caserío disperso, separado de la ciudad, es decir que hasta tenía personalidad propia antes de que el gobierno le construyera las casas, igualitas unas a otras. Para saber por qué cambió el nombre se debe recordar que en el parque Aguirre, en una época, un gobierno militar anterior al Proceso había erigido un busto del glorioso almirante Guillermo Brown. Como era marino lo pusieron cerca del agua, es decir al lado del río para que no extrañe “el líquido elemento”, diría un periodista de lenguaje rebuscado. Un buen día a las autoridades se les ocurrió que ese lugar debía ser para alguien más representativo de Santiago. Y le encargaron al padre de “Tuti” Delgado, acreditado escultor, la hermosa estatua del Conquistador Español que sigue señalando el sagrado suelo santiagueño con su espada desenvainada.
El drama, amigo querido, es que había que hacer algo con el busto de Brown, que en cualquier parte de Santiago quedaba más desubicado que mono en Pesebre Navideño. Y se les ocurrió la brillantísima idea de llevarlo a Tala Pozo, ¿por qué? Bueno, la milicada preguntó qué hay en un pozo y todos respondieron: “¡Agua!” ¡Ahí está la madre del borrego!, entonces el Almirante no iba a extrañarla. Pero ya que estaban, le cambiaron la denominación a todo el barrio, que ahora se llama “Almirante Guillermo Brown” o más directamente cuando a uno le preguntan dónde vive, responde:
—En el Almirante.
Para qué tanto lío, ¿no?
Lo misterioso y hasta aterrador es que la gente olvidó instantáneamente el nombre anterior, que venía quién sabe de cuándo, y se plegó a la nueva moda. Hubo que cambiar los carteles de los recorridos de los ómnibus, la papelería de los negocios y un montón de complicaciones más, pero a la gente le gustó y lo tomó sin chistar.
Desde hace varios años hay gente que, con una ferocidad digna de mejores causas, quiere cambiarle el nombre a la plazoleta “Conquista del Desierto” y a la calle Roca. Es paradójico, porque el motivo para pedir el cambio es justamente, el odio a los milicos. Y quizás el amor por Chile ya que, gracias a Julio Argentino Roca, el país ganó la Patagonia que, de otra manera hubiera sido para los hermanos trasandinos, que tanto aprecian, aman y quieren a los argentinos.
Y a muchos en Santiago les agarra una especie de angustia cruel, porque ¡tantos años han pasado desde que se fue para siempre el Proceso, pero mire que hay gente milica!, ¿eh?
Juan Manuel Aragón
A 15 de enero del 2025, en Pulgarcito. Mateando con la patrona.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Es negocio cualquier proclama contra "los milicos". Los que se dicen seguidores del General y de los comandantes son especialistas en ello. Está muy bueno el recuerdo final de que los gobiernos militares han sido retirados del continente hace cuatro décadas, así que bien podría, por ejemplo, Tala Pozo volver a llamarse Tala Pozo, como es recordado especialmente por esa parte de la población que recuerda al monte, a los animalitos del campo, etc. Habría que hacer una canción que ensalce el hecho de que en vez de Centro de Cómputos la provincia tenga su Data Center, que sus "representantes" discutan por el "taiming" y otras palabras que los criollos no entendemos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

STEINER El periodista que narró la guerra con precisión y sin concesiones

Natalio Steiner Una voz mostró la crudeza del conflicto desde el primer día, en medio de un escenario confuso, polarizado y sangriento Pocos días después del 7 de octubre de 2023, cuando los terroristas de Hamás perpetraron una incursión feroz y despiadada en territorio israelí, una voz periodística en español —la del argentino israelí Natalio Steiner— comenzó a mostrar con crudeza sin precedentes lo que se avecinaba en la región. Lo hizo con la precisión de quien entiende que la información, en medio de una guerra, puede ser decisiva. El mundo hispanohablante conoció hora a hora lo que ocurría en Israel a través de su grupo de difusión de WhatsApp. Su trabajo no conoció pausas ni descansos. Antes de las seis de la mañana, los teléfonos de sus seguidores ya tenían al menos una noticia suya. Tal vez porque en Medio Oriente el día comienza varias horas antes, tal vez porque la urgencia de informar no admite demoras. Algunas veces incluso envió sus informaciones en sábado, si la gravedad ...

PERLITAS Cómo parecer más léido (un poquito nomás)

Perón y su esposa Potota Novias, hijos, amores, nombres, lugares, cambios y muchos otros datos para pasar por culto en un sarao importante Así como en otras publicaciones se entregan claves para parecer más joven, más lindo, más exitoso, aquí van algunas perlitas para darse dique de culto. San Martín era José Francisco de San Martín y Matorras. El nombre de Belgrano era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús. Y fue padre de Pedro Rosas y Belgrano y de Manuela Mónica Belgrano, ambos nacidos fuera del matrimonio. No se casó nunca. Rivadavia, el de la avenida, era Francisco Bernardino Rivadavia y Rodríguez de Rivadavia. ¿Yrigoyen, pregunta?: Juan Hipólito del Corazón de Jesús y el de su tío, Alem, no era Leandro Nicéforo como repiten quienes se dan de eruditos radicales sino Leandro Antonio. Juan Bautista Alberdi dijo “gobernar es poblar” y se quedó soltero. Es el prócer máximo de los abogados y le regalaron el título en la Universidad de Córdoba, en la que no cursó ni una materia. Corn...

MILITANCIA Voten al abecedario

Los que no tranzan La consigna escrita con rebeldía gramatical expone que, antes de levantar banderas, convendría aprender a escribirlas sin tropezar El diccionario de la Real Academia Española de Letras define “transar”: dice que es transigir, ceder, llegar a una transacción o acuerdo. Por las dudas, dice cuáles son sus sinónimos: ceder, transigir, cejar, claudicar, conceder, acceder, consentir, condescender, permitir, tolerar.  También dice qué significa “tranzar”, es cortar, tronchar o también entretejer tres o más ramales cruzándolos alternativamente para formar un solo cuerpo alargado. Un panfleto que pasó el Movimiento Socialista de los Trabajadores por debajo de la puerta de casa, es confuso o tiene mala ortografía.  Si se piensa bien de quienes lo lanzaron: “Vota a quienes defienden tus derechos y no ´tranzan´”, lo que quisieron decir es que ellos no van tejer entre los derechos, cortándolos para formar una cosa alargada… o algo así, medio confuso, ¿no? Ahora, si se pi...

DESCARTE La fragilidad es una condena

Eutanasia En el Canadá, la eutanasia se lleva miles de vidas al año en nombre de la compasión y la autonomía, pero esconde una peligrosa lógica En el Canadá de hoy, morir por eutanasia no es una excepción: es una práctica en expansión. Desde que se legalizó, se ha cobrado más de 90.000 vidas. Solo en el 2024, el 5 por ciento de las muertes en el país fueron por esta vía. Las cifras crecen de año en año, y con ellas también crece un modo de pensar que se disfraza de compasión, pero que responde a una lógica inquietante: la cultura del descarte. Esa cultura considera “desechables” a los sectores más débiles: los ancianos, los enfermos crónicos, los que no se valen por sí mismos. En la legislación canadiense, se incorporó la “fragilidad” como uno de los criterios para acceder a la eutanasia. No se trata de una enfermedad terminal ni de un dolor insoportable, sino de una condición relacionada con la edad o con la salud deteriorada. Es decir, con el solo hecho de ser vulnerables. Según cifr...

LEYENDA Aliento de la noche (con vídeo)

Ahí tá Reaparece en el monte, guarda silencio y se vuelve sombra rumor y espanto sin que nadie sepa de dónde viene Todavía hoy, en noches sin luna, salgo a asustar a los paisanos. Aunque ya no tengo tanta prensa como supe tener cuando el universo era joven y recién nacían las estrellas, y muchos opinaban que quizás fuera un espanto que venía del barrio de los muertos. Apenas me sienten pasar, llaman a la policía, que llega en un santiamén a ver qué pasa. Hay ocasiones en que, en vez de disparar para cualquier parte —como antes— los changos pelan el telefonito para filmarme como si fuera una actriz, un cantante, un político de la televisión. No saben que mi fama se forjó en cientos de fogones amanecidos, en versos recitados a la orilla de la cocina, a la hora en que tallaban los grillos y entonaba el cacuy su lastimero canto. En esos tiempos, un silbido en la oscuridad bastaba para que un pueblo entero se persignara. Un viento de modernidad inicua barrió millones de siglos y tradiciones...