![]() |
El gallo combatiente español |
Allá se llaman "tientas" lo que aquí son riñas y se cuida que no muera el animal y no sufra, pero solo en Andalucía y Canarias
Hablando del día del animal, recuerdan los amigos españoles que las riñas allá son una práctica con una larga tradición. Pero se la lleva adelante, de manera regulada en algunas —en realidad pocas —regiones. Actualmente, solo en Andalucía y Canarias se permiten bajo condiciones muy controladas, según una ley de protección de los animales en Andalucía y una norma similar de 1991 en Canarias.Esas leyes establecen que las riñas, conocidas en España como "tientas", no son espectáculos públicos, sino actividades destinadas a la selección y mejora de la raza del gallo de combate español (ellos lo llaman “gallo combatiente”), una especie autóctona valorada por su fuerza y características. Esa raza es reconocida por su fuerza, agilidad y características físicas distintivas, criadas históricamente para las riñas de gallos, aunque hoy también se valora por su conservación cultural y genética.Están restringidas a lo que allá llaman peñas gallísticas y son registradas, pues solamente los socios pueden participar. Tienen reglas precisas: los combates duran un máximo de 25 minutos, no deben causar la muerte de los gallos, y están supervisados para garantizar el cumplimiento de las normas de bienestar animal.
En el resto de España, las riñas de gallos están prohibidas y se consideran maltrato animal, un delito tipificado en el Código Penal tras la reforma del 2004, que puede acarrear multas o penas de cárcel. A pesar de estas restricciones, se han documentado casos de riñas clandestinas en regiones como Murcia, y la Guardia Civil ha intervenido en operaciones ilegales, confiscando gallos y sancionando a los organizadores. Estas actividades ilegales suelen involucrar apuestas y condiciones crueles para los animales, lo que ha generado rechazo social y campañas de organizaciones protectoras de animales para erradicarlas.
En Andalucía, las peñas gallísticas defienden la práctica como parte de su patrimonio cultural, argumentando que los gallos son criados con esmero y que las tientas son una tradición regulada que no busca el sufrimiento animal. Sin embargo, los críticos, entre ellos algunas asociaciones, consideran que cualquier forma de riña, aunque regulada, implica violencia y debería prohibirse completamente, alineándose con las normas de bienestar animal de la Unión Europea.
Sin embargo, también hay que decirlo, la práctica ha perdido popularidad en las últimas décadas debido a la creciente sensibilidad hacia los derechos de los animales, y las peñas legales operan bajo un escrutinio constante.
En el 2021, el Ministerio de Derechos Sociales propuso un anteproyecto de ley para reforzar la protección animal, lo que generó debates sobre la posible prohibición total de las riñas, incluso en las regiones en que son legales.
En términos culturales, el gallo combatiente español sigue siendo un símbolo en ciertas comunidades, y su cría está regulada por asociaciones que promueven su conservación sin vincularla necesariamente a las riñas.
Las estadísticas sobre la práctica son escasas, pero se estima que en Andalucía existen unas pocas decenas de peñas activas, con un número limitado de socios. En Canarias, la tradición también persiste, aunque en menor medida. En contraste, las riñas clandestinas, aunque menos frecuentes, representan un desafío para las autoridades, ya que suelen estar vinculadas a redes de apuestas ilegales.
En resumen, las riñas de gallos en España son una práctica en declive, restringida a contextos legales específicos y bajo presión constante para su prohibición total, reflejando el cambio en las actitudes hacia el bienestar animal.
En Santiago del Estero, cabe recordarlo hoy, día del Animal, la riña no solamente es legal, sino que los combates se llevan delante de acuerdo a un decreto del gobierno provincial que reglamenta el pesaje, el tiempo que deben durar, el baño que se hace en medio de la pelea, el tamaño de las púas, la forma y del reñidero, el juez. La muerte de uno de los animales en un festival de riña es muy común ya que a manudo uno de los dos quede tendido en medio de una ordalía de sangre y bravura.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
Comentarios
Publicar un comentario