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Novios antiguos |
De dónde viene una palabra muy usada en la actualidad, y por qué debería ser empleada otra, aunque no guste a muchos
Hay dos orígenes posibles para el vocablo “novia”, que quizás sean uno solo. Por un lado, el diccionario avisa que proviene del latín novus (nuevo) o de nupta, participio pasado de nubere (casarse, cubrirse con el velo nupcial). En el latín clásico, la nupta era la recién casada o la prometida. Hoy es una relación amorosa previa al matrimonio. En la actualidad las costumbres han variado el sentido de la palabra y quizás se necesite otra para designar a una particular convivencia, muy común en estos tiempos, justamente entre los novios.Porque, ¡vamos!, en los tiempos de antes, novia era la mujer que, entregada por el padre al novio en una ceremonia más o menos formal, se casaba con quien ella había elegido. A partir de ese momento —en algunos casos un poco después también —pasaba a ser la esposa, la mujer de uno que, a su vez era el esposo, el marido o su hombre.Por eso, ofende la inteligencia y la comprensión de muchos, ver que alguien presenta como “novia” o “novio” a una mujer o a un hombre con quien convive desde hace un tiempo. Hacen vida de matrimonio, comparten la mesa y la cama como matrimonio, tienen cuentas en común a pagar como matrimonio, planean el futuro como matrimonio, piensan como matrimonio, pero tienen pudor para llamase matrimonio y se dicen novios, es decir nuevos o núbiles, cuando ya no lo son. Disculpe si lo ofenden estas palabras, pero en la realidad de los hechos, como dicen las vecinas, que son malas y comentan, no son novios sino otra cosa.
El jugador de fútbol que se divierte en un potrero todos los sábados o domingos, que se entrena durante la semana, come lo que debe comer para que no afecte su rendimiento, es, valga la redundancia un jugador de fútbol, aunque no figure como tal en ninguna liga ni lo haya fichado ningún club integrado a la Asociación de Fútbol Argentino.
El hombre que tiene una mujer esperándolo en su casa, con las mismas exigencias con que ellas aguardan a sus maridos y debe conseguir el pan, proveer seguridad y entregarse como alguien estable, es el marido de esa señora. Y ella es la mujer, la señora o la esposa de él. Es en vano pretender que siguen siendo novios, sólo porque no cumplieron con la formalidad de dar el sí en el altar de sus creencias. O porque no firmaron un acta en el Registro Civil.
Bajo ciertas condiciones, la ley argentina al menos, reconoce como matrimonio al concubinato. Y ahí está, con la palabra que andaba buscando ha topado amigo, es “concubinato”. Vamos al diccionario de nuevo, para los latinos con es junto y cubare yacer, acostarse. El concubino, la concubina, es con quien usté se acuesta, amigo, amiga.
Por otra parte, por si no lo sabía, una pareja que convive como matrimonio tiene los mismos derechos que otra, que sí ha pasado por el Registro Civil o el templo, en lo que al final de cuentas es lo que más importa, los bienes conseguidos, las cosas, báh. Y los hijos, que importan mucho más. Si se divorcian, sólo deben manifestarlo en un juzgado y después, pelear por los bienes propios, los gananciales y el régimen de visitas de los chicos. Lo demás, el amor perdido, las ilusiones pasadas, el cariño que se vuelve aire y la ternura de enantes, lo guardan, si es que, en un cajón de la memoria, anotado en el “Debe” de la vida.
Es lo que piensa uno, que se encamina sin prisa hacia la última curva, la única que plantea la vejez, y va dejando sus impresiones sobre lo que observa, como un testimonio tiempos que han pasado y no han de regresar jamás y sostener que no fue siempre como se cree hoy.
Había otra forma.
Y un respeto, qué tanto.
Juan Manuel Aragón
A 11 de junio del 2025, en La Merced. Rezando.
Ramírez de Velasco®
PS
Terminada la nota, una averiguación técnica un poco más profunda sobre el término novia, da como resultado el que la palabra deriva principalmente del latín nupta, participio pasado del verbo nubere, que significa "casarse" o, más específicamente, "cubrirse con el velo nupcial". En el latín clásico, nupta se refería a una mujer recién casada o prometida, es decir, alguien que había pasado por el ritual del matrimonio o estaba comprometida para ello. El verbo nubere está relacionado con el sánscrito (s)nebh- o (s)nubh-, que significa "nube" o "cubrir", aludiendo al velo que las mujeres romanas usaban durante la ceremonia nupcial como símbolo de transición al estado matrimonial. Este símbolo conecta nupta con la idea de una transformación social y personal, marcando el paso de una mujer al papel de esposa.
En el latín, nupta se usaba en contextos formales para denotar a la mujer casada, mientras que términos como sponsa (de spondere, "prometer") se empleaban para la prometida antes del matrimonio. Sin embargo, con el tiempo, nupta comenzó a abarcar también el periodo previo al casamiento, especialmente en el latín vulgar, donde las distinciones entre estos términos se volvieron menos rígidas.
Aunque menos probable, algunos etimólogos han sugerido una influencia secundaria de la raíz latina novus ("nuevo"). Esta hipótesis se basa en la evolución fonética y semántica en el español medieval, cuando novia pudo haber sido influida por la idea de algo "nuevo" o "joven", en referencia a la juventud de la mujer que se casa o inicia una relación. Sin embargo, esta conexión es secundaria, pues la evidencia apunta a que novia deriva directamente de nupta y no de novus. La confusión puede surgir por la similitud fonética y porque en el español antiguo, términos como nueva (de novus) se usaban ocasionalmente para describir a una mujer joven en contextos poéticos o metafóricos, pero no como un término técnico para la prometida o esposa.
En el paso del latín al español, nupta evolucionó fonéticamente hacia novia a través del latín vulgar y el romance primitivo. Este proceso incluyó transformaciones típicas del español, como la pérdida de la -t- intervocálica y la simplificación de la vocal u en o (nupta, nupia, novia). En el español medieval, novia comenzó a usarse para designar a la mujer comprometida o en vísperas de casarse, manteniendo el vínculo con el contexto matrimonial. En textos medievales como los Cantares de gesta o en la lírica trovadoresca, el término aparece asociado al amor cortés y al compromiso nupcial.
Un aspecto clave de esta evolución es la influencia de la cultura cristiana en la Edad Media, que reforzó la importancia del matrimonio como institución. La novia era vista como la mujer en transición hacia el matrimonio, y el término adquirió un matiz romántico y social que no estaba tan presente en el latín clásico, y nupta era más un término legalista.
El masculino de novia aparece más tarde en el español (siglo XIII-XIV), probablemente por analogía, ya que en latín no había un equivalente exacto para el hombre en el mismo contexto (nupta era exclusivamente femenino). El término novio se formó para designar al hombre en una relación simétrica a la novia.
En otras lenguas romances, como el francés (épouse de sponsa para esposa, no novia), el italiano (sposa para novia/esposa) o el portugués (noiva), se observan evoluciones similares, pero con matices propios. En portugués, noiva conserva un sentido más cercano al compromiso matrimonial que en el español moderno.
En la antigüedad romana, el matrimonio era un contrato social y económico, y nupta reflejaba esa formalidad. En la Edad Media, con la influencia de la Iglesia, el matrimonio adquirió un carácter sacramental, y novia comenzó a connotar una dimensión romántica y espiritual. En la modernidad, especialmente desde el siglo XX, la secularización y la aceptación de las uniones convivenciales (concubinato, en términos legales) han ampliado el significado de novia para abarcar relaciones sin necesidad de formalización.
El análisis etimológico de novia revela una palabra con raíces en el latín nupta, derivada de nubere, que originalmente denotaba a la mujer casada o prometida en un contexto ritual y legal. Su evolución hacia el español moderno refleja cambios fonéticos (de nupta a novia), semánticos (de esposa a pareja amorosa) y culturales (de un marco matrimonial a relaciones más diversas). Aunque la conexión con novus ("nuevo") es menos probable, no puede descartarse del todo como influencia secundaria en el imaginario popular.
©JMA
Buen día Sr Juan. como le va? Soy Pilpinto Santos y le cuento que yo soy hijo de un amancebamiento, mis viejos hasta la fecha no se casaron.
ResponderEliminarA VOS TE TRAJO LA CIGUEÑA DE PARIS ¡¡¡¡¡ BRUJA ¡¡¡¡
Eliminar...........Y LA PARTERA DIJO AL VERTE EN EL MOISES !!!SI VUELA ES MURCIELAGO ¡¡¡¡
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