A la izquierda, Domingo Bravo, a la derecha Ricardo Taralli |
Se recuerda la muerte, en la misma fecha de 1997 y 1999 de Domingo Bravo y Ricardo Taralli
El 27 de agosto es el Día de la Cultura Bandeña, en recuerdo del fallecimiento de Domingo Antonio Bravo, en 1997 y Ricardo Dino Taralli, en 1999. Es de notar que, a pesar de que ambos vivían en La Banda el día de su muerte, ninguno era bandeño: mientras Bravo nació en Higuera Chacra, departamento Robles, Taralli vio la luz en Rosario, Santa Fe.Domingo Bravo fue un investigador que dedicó su vida al estudio y difusión de la lengua quichua en Santiago del Estero. Adhirió a la tesis de que fue traído por los conquistadores y creó una signografía simple y sencilla para pronunciar las letras que existían en ese idioma y no están en español.Taralli se valió de un cargo que le dieron como director de Cultura de la Municipalidad de la Capital para editar los Cuadernos de Cultura, especie de compilación de textos de casi todos los autores que eran relevantes en aquel tiempo, a quienes brindó un espacio para expresarse con libertad.Tanto uno como el otro trabajaron con mucho tesón y poniendo todo su esfuerzo en una obra cuyos resultados sabían que no serían apreciados ni valorados del todo durante su vida. A su muerte, los detractores de Bravo intentaron denostarlo con motes como “pre científico”, sólo para ocultar el hecho de que su ideología les molesta enormemente y no han podido idear algo mejor para superarlo.
Taralli en cambio, fue despreciado en vida, cuando llegó la democracia, las nuevas autoridades de la comuna, lo trasladaron al Tribunal de Faltas e hicieron cesar para siempre la aparición de los Cuadernos de Cultura algo que, ni siquiera la dictadura militar se había atrevido a hacer. Fue el gobierno de un bandeño, Carlos Arturo Juárez, el que lo rescató del olvido, nombrándolo director de Cultura de la provincia, cargo desde el que Taralli nuevamente proyectó su luz, como siempre lo hacía, mostrando el brillo de los demás.
La Banda hoy celebra el día de la cultura, pero debiera hacerlo la provincia, a modo de agradecimiento y homenaje a dos hombres que proyectaron saberes ajenos, les dieron luz y los hicieron conocidos en el mundo, impidiendo su definitiva desaparición.
Día de la radiodifusión
El 27 de agosto es el Día de la Radiodifusión. Se recuerda la primera transmisión de radio en la Argentina, en 1920. En esa fecha la Sociedad Radio Argentina, efectuó en Buenos Aires la primera transmisión radiofónica, la primera emisión de radio programada de la historia, pues las anteriores fueron experimentales.
Fueron autores el médico Enrique Telémaco Susini, Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero Carranza, todos fascinados por los descubrimientos e inventos sobre ondas hertzianas.
Con un micrófono, un transmisor y antenas en los techos del teatro Coliseo de Buenos Aires, difundieron la obra "Parsifal", de Richard Wagner. Y comenzó Radio Argentina, punto de partida de la radiodifusión en el país.
Otro 27 de agosto, en 1968, la Sociedad Argentina de Locutores rescató ese hecho y tributó un homenaje en vida a tres de los creadores del primer programa de radio (había muerto Guerrico) y puso una placa de bronce en el foyer del Teatro Coliseo que perpetúa la memoria de los pioneros.
Esa vez fue oportuna para instituir la fecha como Día de la Radiodifusión Argentina, que con el apoyo de distintos sectores de la sociedad culminó en 1970 con el reconocimiento oficial, mediante un decreto del Poder Ejecutivo Nacional.
En la actualidad, la Sociedad Argentina de Locutores, brega para que se respeten sus incumbencias y se profesionalicen las comunicaciones. Además quieren que el trabajo de todos los locutores del país, esté registrado, en blanco y los sueldos sean decentes o, al menos, como marca la ley.
Más evocaciones
En España comienzan las fiestas de Tarazona con la salida del Cipotegato.
Los católicos recuerdan hoy a Santa Mónica, dada, muy joven en matrimonio, a Patricio. Entre sus hijos se destacó Agustín, un tarambana por quien derramó muchas lágrimas, pidiendo por su conversión. Murió en la ciudad de Ostia del Tíber. Con el tiempo Dios oyó sus oraciones y Agustín finalmente se convirtió en santo, quizás el más importante de los comienzos de la Edad Media. Además, rezan a los santos Antusa mártir, Cesáreo de Arlés, David Lewis, Gebhardo de Constancia, Guarino de Sión, Juan de Pavía, Licerio de Couserans, Narno de Bérgamo, Poemeno de Tebaida, Rufo de Capua y los beatos Ángel Conti, Carlos Renato Collas du Bignon, Domingo de la Madre de Dios Barberi, Fernando González Añón, Francisco de Santa María y compañeros, Juan Bautista Vernoy de Montjournal, María del Pilar Izquierdo Albero, Raimundo Martí Soriano y Rogerio Cadwalador.
©Juan Manuel Aragón
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