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ESCRIBIR Un trabajo como cualquier otro

El buen samaritano

Toda mi vida anduve gambeteando las presentaciones de libros, las reuniones de escritores, los congresos, los simposios


Esto es un laburo como cualquier otro, requiere método, rutina, ideas, diccionarios y fuerza de voluntad. Como en los diarios, escribo el día anterior, pero en vez de dejar la nota puesta en la página que aparecerá mañana, la programo para que aparezca en el blog todos los días a las 6 en punto de la madrugada. Como el canillita, me levanto a esa hora la envío a una docena de amigos por el teléfono móvil. Que, si son inteligentes habrán enmudecido mi número y la leerán quizás en el resto del día o nunca. Igual que un diario.
Como los que leen esto, me paso el día lidiando con mis ideas. Usted piensa quizás cómo ajustar un tornillo, dar una clase, hacer un trámite en el banco, resuelve mentalmente su drama y sigue adelante. Yo me acuerdo y cuando vuelvo a casa veo si de ahí sale una nota.
Algunos amigos sostienen que debiera hacer un libro con estos escritos, o al menos con algunos. El hecho de que coincidan con mis ideas los hace ser entusiastas. Pero hay tres problemas: el primero es que no tengo vuelo literario, con un poco de esfuerzo y ganas, cualquiera lo podría hacer mejor. El segundo es que no se lee mucho, por lo que un libro con mis escritos está condenado al fracaso económico. Y el tercero, son ideas de un viejo, pasadas de moda, para gente que se va a morir más temprano que tarde. La juventud está en otra cosa, habla su propio idioma, camina por carriles diferentes. No le interesa.
El hecho de que mis notas aparezcan todos los días, las hace periodísticas más que literarias. Para ser escritor me parece que se requiere otra amplitud, pensar en metáforas, retorcer las imágenes, esconder ideas por aquí para sacarlas a relucir a vuelta de página. No tengo tiempo para eso, escribo al galope, cuando se me ocurre una idea, quiero que me dure hasta llegar a la computadora, redactarla y pasar a otra cosa.
Además de esta nota, todos los días redacto una efeméride mundial y otra argentina, extraídas de una recopilación de datos que inicié hace muchos años con mi padre, completada con información de internet en español o inglés. Hasta hace un tiempo hacía también efemérides santiagueñas, pero luego de un año dejé de escribirlas pues ya estaban todas. O muchas al menos.
Toda la vida anduve gambeteando las presentaciones de libros, las reuniones de escritores, los congresos, los simposios. Disculpe si usted es escritor de verdad y asiste o asistió a esas tertulias en cualquier lugar de la Argentina o el extranjero, pero no voy —y es poco probable que vaya— por miedo a los oropeles, las crónicas y las alabanzas vacías de los desconocidos.
Pero, cuál es el punto. Esto es un trabajo, como dije, y por eso inserté un aviso con el número de la cuenta de un sitio de internet donde podrían depositar dinero los amigos, los conocidos y los lectores anónimos, si quisieran ayudarme a seguir en esto. Sé que no es el diario Clarín ni la Nación, ni siquiera es un sitio para enterarse de algo importante o sustancial. Pero quizás algo aporta a sus pensamientos de todos los días, aunque a veces o casi siempre no esté de acuerdo, se enoje conmigo o con quienes opinan más abajo.
Tengo cinco o seis amigos que todos los meses hacen su aporte y dos o tres desconocidos que también ponen unos pesos y a todos les agradezco infinitamente. Algunos incluso se disculpan cuando no pueden o se olvidan de depositar su contribución. Están presentes en mis oraciones porque acudieron al llamado del prójimo caído en el camino, no como el sacerdote y el levita, que dieron un rodeo, sino como el samaritano que se acercó a socorrerlo.
Considero que, si lee esto todos los días o cuando puede, hemos establecido un vínculo, aunque solamente sea intelectual. Si considera que este blog vale algo, le agradeceré infinitamente la donación, si no, no hay drama, seguimos siendo chanchos amigos los que somos chanchos amigos, porque no es obligación. Si no quiere aportar, amigo, nadie se va a enojar ni tiene por qué.
Dicho lo cual, mañana seguimos tratando los asuntos sobre los que escribo todos los días. Endemientras, se levanta la sesión.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Que lindo Juan es compartir la rueda de amigos que todos los dias nos reunimos cuando suena el celular a las 6. Ahí estás siempre listo para contarnos las incontables historias que nunca se agotan. Aunque pocas veces me animo, está latente la invitación a tirarle leña al fuego porque esa es tu mayor virtud, entusiasmarnos con los temas que lo sentimos como propios. Compartir, qué mayor fortuna se puede lograr en la vida. Que siga la rueda.

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