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1939 CALENDARIO NACIONAL Torre

Lisandro de la Torre

El 5 de enero de 1939 muere Lisandro de la Torre, dirigente político, abogado, escritor y, como senador, crítico del pacto Roca-Runciman

El 5 de enero de 1939 murió Lisandro de la Torre. Había nacido en Rosario, Santa Fe, el 6 de diciembre de 1868. Fue dirigente político, abogado y escritor. Como senador por Santa Fe, fue crítico del Tratado Roca-Runciman y denunció la corrupción en torno a los frigoríficos. Hubo un atentado en su contra, el 23 de junio de 1935 en el Senado: las balas mataron a Enzo Bordabehere, senador electo por Santa Fe. Este acontecimiento fue posiblemente el que lo decidió a retirarse de la vida pública y quitarse la vida.
Su familia era de origen vasco. Su padre, estanciero mitrista, estuvo cerca de ser ejecutado tras la Batalla de Pavón, pero se salvó por la intervención de López Jordán. Durante la presidencia de Avellaneda, su familia enfrentó a dificultades económicas, marcando la personalidad de Lisandro.
Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Rosario y luego en Buenos Aires, graduándose como abogado en 1888. Su tesis enfatizó la importancia del régimen municipal para garantizar la democracia. Inspirado por las ideas de Tocqueville, defendió que una adecuada organización municipal era clave para evitar el despotismo.
En 1900 realizó su primer viaje a Estados Unidos, donde profundizó su conocimiento sobre el sistema municipal de ese país, lo que influiría en sus proyectos legislativos. En 1912, como diputado nacional por la Liga del Sur, presentó un proyecto de ley de régimen municipal, destacando la falta de organización en la mayoría de las ciudades santafesinas.
Su trayectoria política comenzó en la Unión Cívica, en la que entabló relaciones con figuras como Leandro Alem y Aristóbulo del Valle. Participó en la Revolución del Parque en 1890 y, tras la división de la Unión Cívica, fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical en 1891. Durante la revolución radical de 1893, lideró las fuerzas en Santa Fe, logrando tomar la ciudad capital y estableciendo un gobierno paralelo. Sin embargo, la revolución fue sofocada y se retiró temporalmente de la política.
En su retiro, se dedicó a actividades agrarias, presidiendo la Sociedad Rural de Rosario en varias ocasiones y dirigiendo el primer Mercado de Hacienda. Volvió a la política en 1895 para dirigir el diario El Argentino, desde el que se opuso a la candidatura de Julio Argentino Roca. Tras la muerte de Aristóbulo del Valle y Leandro Alem, el radicalismo quedó acéfalo. Intentó formar una coalición opositora con los mitristas, pero encontró la resistencia de Hipólito Yrigoyen, lo que lo llevó a abandonar la Unión Cívica Radical en 1897 tras un famoso duelo con Yrigoyen en el que resultó herido y tras el cual usó barba toda su vida, pues la herida había sido en el rostro.
En 1908, fundó la Liga del Sur en Rosario, partido que representaba a la burguesía rural y comercial del sur de Santa Fe. Este movimiento impulsaba ideas democráticas, laicistas y modernizadoras, oponiéndose a la hegemonía del norte provincial. La Liga del Sur se transformó en un referente político importante y sentó las bases del Partido Demócrata Progresista, fundado en 1914.
En 1933, el vicepresidente Julio A. Roca (hijo) firmó el Pacto Roca-Runciman, que favoreció el comercio de carne argentina con el Reino Unido, pero otorgó privilegios a los frigoríficos británicos. En 1935, lideró una investigación que reveló un entramado de corrupción en el comercio de carnes, involucrando al gobierno de Agustín Justo y acusando al frigorífico Anglo de evasión fiscal. Durante un debate en el Senado, se enfrentó agresiones físicas y la trágica muerte de su colega Enzo Bordabehere, asesinado al intentar protegerlo.
Agobiado por estos reveses, renunció a su banca en 1937. En su último debate en el Senado, criticó la Ley Anticomunista, denunciando su uso como herramienta para perpetuar gobiernos autoritarios. Aunque valoró la lucha contra el fascismo y ciertos aspectos de una sociedad sin clases, rechazó el comunismo revolucionario, defendiendo la evolución democrática. En 1936, participó en actos obreros y dio conferencias en las que cuestionó la doctrina cristiana y promovió ideales progresistas, lo que generó polémicas con sectores de la Iglesia.
Pese a su prestigio político, su aislamiento ideológico y personal marcó sus últimos años. Se retiró a su estancia "Pinas", en Córdoba, y desde ahí, debilitado económicamente, soñaba con construir una utopía socialista.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®

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