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ALEGRÍA Ah, las mujeres

Sinrazón de la modernidad

Un texto que pretende mostrar las razones de la familia frente a la locura que plantea el oscurantismo de la modernidad

A propósito de las marchas del 8 de marzo
Aunque muchos no lo crean, lo nieguen, lo ignoren o quieran manipular la información, hay mujeres que se levantan todos los días para ir a su trabajo, vuelven cansadas, siguen trabajando en las tareas hogareñas, mandan a sus hijos a la escuela, se ocupan de hacer las compras, pagan los impuestos, lavan y limpian la casa. Y todo, pero todo—todo, lo hacen compartiendo tareas con sus maridos. Ellos también se preocupan por llevar a los hijos a la escuela, hacen las compras, cocinan, lavan la vajilla y la ropa, asean las habitaciones, planchan la ropa, pagan las cuentas, ayudan a sus hijos con los deberes que llevaron de la escuela, van al supermercado. Y lo hacen con alegría.
Muchos lo niegan, pero las mujeres hacen en el mundo laboral, lo mismo que los hombres, son policías, ingenieras, choferes, contadoras, empleadas domésticas, médicas, cocineras, periodistas, abogadas, comerciantes, empresarias, empleadas públicas, choferes de taxis, tienen un puesto en el mercado, son camioneras, atienden en las rotiserías o en las tiendas. Y no se les ocurriría pensar que el hombre que trabaja con ellas y que es su compañero en una empresa, cobrará un peso de más por el sólo hecho de ser varón. Es más, muchas están dispuestas a hacer un escándalo mayúsculo si eso ocurriera y es casi seguro que los hombres las acompañarán en su reclamo. De tal suerte que a ningún patrón de hoy en día se le pasará por la mente gratificar mejor a su empleado que a su empleada.
Aunque los medios de comunicación quieran mostrar otra cosa, muchos dueños de negocios hoy en día prefieren tener empleadas mujeres o ponerlas en cargos jerárquicos, más que a los varones, porque saben que son más responsables, más meticulosas en su trabajo, más honradas, más detallistas y con mejor sensibilidad para atender casos problemáticos. Confían más en ellas que en los varones.
Hay mujeres que tuvieron uno, dos, tres, cuatro o más hijos y se lamentan porque el cuerpo no les permitió parir más. No son millonarias ni les sobra el dinero, pero aman a los chicos, eso que saben todo el trabajo que significa criarlos. Y están ciertas en que la posibilidad de dar vida que llevan en su vientre es algo maravilloso que les ha sido negado a los hombres. Para qué hablar de las que no pueden tener hijos y buscan quedar preñadas con desesperación, porque saben que ser madres es lo mejor que les va a suceder en la vida, más que los logros laborales, académicos o artísticos. Hay cientos de métodos científicos y caseros que dan vueltas en clínicas de fertilidad, sanatorios, con médicos dispuestos a ayudarlas a cumplir el sueño de ejercer la maternidad.
Aunque muchos pretendan que se crea otra cosa, hay mujeres que ganan más dinero que sus propios hombres y lo distribuyen equitativamente en la casa, sin mayores problemas y nadie le pega al otro por eso o se siente más o menos y son muchísimos los hogares en que se da esta circunstancia y nadie se escandaliza o hace befa de nadie.
Los casos de violencia contra las mujeres que se dan en muchas ocasiones, son porque ha fallado la institución de la familia: ni las leyes ni la escuela ni el gobierno ni las legislaturas ni los partidos políticos ni las oficinas públicas son capaces saben cómo criar a un chico enseñándole valores fundamentales para la vida. Sólo los padres pueden enseñar a sus hijos varones a respetar a las mujeres, sobre todo con el ejemplo de la paz y armonía de su propia casa.
Un padre, una madre y el amoroso cuidado de hogares bien constituidos son las armas perfectas para terminar con la violencia contra las mujeres. Valorar las familias es la única opción de transitar de nuevo el camino del bien. Otorgar el valor que tienen las familias conformadas de la manera tradicional, es la única solución para muchos dramas que plantea el mundo moderno.
Juan Manuel Aragón
A 11 de marzo del 2025, en la Roca y 3 de Febrero. Hinchando por los auri.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Hay mucha tela que cortar con respecto a lo que plantea el artículo.
    Pese a la igualdad de oportunidades ante la ley, de la que gozan todos los habitantes del país, en muchas instituciones se han establecido cuotas para incorporación de mujeres, solo teniendo do en cuenta su sexo por encima de su capacidad y/o experiencia.
    Con respecto a la violencia familiar, o de sexo (en español sólo tienen género los objetos asexuados, los humanos tenemos sexo), las verdaderas estadísticas dan cuenta de que es mucho mayor y frecuente la agresión física de la mujer hacia el hombre, solo que esta última se reporta mucho menos. Además, al tener las mujeres menor contextura física, es más dañina y peligrosa la agresión masculina. Pero si lo que importa es el hecho, los hombres tenemos la desventaja.
    Con respecto a la igualdad laboral, el feminismo tiene el criterio de la selección tipo bufet.
    Reclaman igualdad para cargos políticos, gerencia de empresas, y posiciones de poder, pero no he visto reclamos porque la mayoría de bomberos, mineros, soldados, albañiles, loseadores, basureros, etc. sean hombres.
    Con respecto a la imagen del artículo y el reclamo del "aborto gratuito", por supuesto que no hay nada que caracterice más a la mujer independiente y autosuficiencia, que alguien pague por sus cosas.
    Finalmente, y en relación a la enseñanza de respeto a las mujeres, los padres (en las familias que todavía tienen alguno), deben enseñar valores y respeto a las personas por igual. Es la forma en que nuestra situación social podrá mejorar.
    Pienso que es hora de abandonar los slogans y sincerar el discurso.

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