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CONFLICTO Pedales bajo fuego

Ciclistas acosados por espectadores

La Vuelta a España se juega con miedo: sabotajes, insultos y violencia que buscan silenciar a un equipo y ensuciar al ciclismo

La Vuelta a España no es lo que debería. No es ciclismo. No es épica en dos ruedas. Es un campo minado: el deporte fue secuestrado por la política y el odio.
El equipo Israel-Premier Tech se convirtió en objetivo desde el minuto cero. No importa que sus corredores vengan de diecisiete países o que apenas cuatro sean israelíes. Sonaron los pitos de llamada de la izquierda española para expulsarlos, borrarlos, convertirlos en chivo expiatorio.
Las protestas lo dicen todo. Pancartas, gritos, insultos. Y más: clavos en el camino, cortes de ruta, etapas neutralizadas, ciclistas al suelo. No es un reclamo. Es violencia disfrazada de causa justa. Sabotaje puro y duro.
Se pide que un equipo entero desaparezca de la Vuelta. ¿La razón? Que el dinero de Sylvan Adams y la camiseta azul con la palabra Israel son propaganda. Que pedalear es lavar la imagen de un gobierno. Esa es el cuentito. Se compra sin preguntar, como suele hacerlo la izquierda en todo el mundo.
El equipo respondió quitando el nombre y poniendo una estrella de David. Un símbolo que no calla ni se esconde. Un gesto de resistencia en medio del acoso. No bastó. La cacería siguió.
Lo más grave: el ministro español de Relaciones Exteriores salió a avalar la expulsión. Un funcionario público metiéndose de lleno en la carrera, opinando quién debe correr y quién no. Es cruzar una línea roja. Es legitimar que la política dicte la clasificación. Si es así, que diga quién debe ganar y lo declare tal.
Mientras, la comunidad judía denuncia delitos de odio. Los organizadores se ven forzados a insinuar un retiro “por seguridad”. Y en paralelo, Netanyahu y Adams responden llamando terroristas a los manifestantes. Las palabras vuelan como piedras.
Lo esencial se pierde: la vida de los corredores está en riesgo. No solo los del Israel-Premier Tech. Todos. El pelotón entero. Porque cuando se sueltan clavos en una ruta o se invade un sprint, nadie está a salvo. Ahí no hay protesta. Hay atentado. Pero, qué le van a decir a la izquierda qué son los atentados, es su razón de ser.
Ya se vio antes: el deporte manipulado, usado, manoseado. Nunca debe aceptarse que una carrera se convierta en rehén de agendas externas. Si hoy se arruina la Vuelta, mañana se arruinará el resto.
La bicicleta no es un arma. Es esfuerzo, es resistencia, es libertad. Quien la quiere convertir en pancarta de guerra ataca la esencia del deporte. Y a eso solo cabe responder con una consigna clara: las ruedas no se rinden, el pelotón no se calla, la Vuelta se corre hasta el final.
Mal que les pese a los que quieren boicotear a los deportistas.
Juan Manuel Aragón
A 11 de septiembre del 2025, en La Tijera. Tocando la caja.
Ramírez de Velasco®

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