Ir al contenido principal

1870 ALMANAQUE MUNDIAL Muere Francisco Solano López

El Mariscal en su uniforme

En esta fecha fuerzas brasileras a cargo de José Antonio Correia Da Cámara, mataron al Presidente del Paraguay


El 1 de marzo de 1870 murió Francisco Solano López Carrillo, a orillas del arroyo Aquidabán Niguí, Cerro Corá, departamento de Concepción, Paraguay. Fue el segundo presidente constitucional del Paraguay. durante la Guerra de la Triple Alianza, en la que su país fue prácticamente destruido por Brasil, Argentina y Uruguay.
El hijo mayor de Carlos Antonio López, tomó el poder a la muerte de su padre y rápidamente estableció su propia supremacía con la ayuda del ejército. Mostró poca comprensión de la necesidad de su país de permanecer neutral en las disputas entre los dos gigantes sudamericanos, Brasil y la Argentina, a principios de 1863 se dejó envolver en disputas fronterizas con ambos países al enredarse en una guerra civil que asolaba Uruguay.
Quizás esperaba desempeñar el papel de árbitro en la disputa y, por lo tanto, ocupar un lugar central en la política hispanoamericana. Sin embargo, como resultado de intrigas diplomáticas, López se encontró en guerra con Brasil en diciembre de 1864.
Al exigir el derecho a colocar tropas en la provincia argentina de Corrientes, violó el deseo de la Argentina de permanecer neutral y provocó la alianza de Brasil, Argentina y Uruguay contra el Paraguay el 1 de mayo de 1865.
Aunque López había invadido con éxito la provincia brasileña de Mato Grosso a fines de 1864, su invasión de Uruguay en 1865 fue un desastre. Los aliados lo derrotaron en Tuyutí en mayo de 1866, capturaron la fortaleza de Humaitá en julio de 1867 y obligaron a López a retirarse al norte de Paraguay, donde fue asesinado.
El 1 de Marzo de 1870 fue la última resistencia de las fuerzas paraguayas en la Guerra contra la Triple Alianza: la Batalla de Cerro Corá, en la que López, Mariscal del Ejército Paraguayo, enfrentó con 400 paraguayos, hambreados y enfermos, a más de 4.500 soldados brasileros bien armados bajo las órdenes de José Antonio Correia Da Cámara. El paraguayo halló la muerte en la batalla y se dio por terminada la guerra-
Cerro Corá queda muy cerca con la frontera con el Brasil, al sur del Río Aquidabán Nigüí. López había llegado a este lugar atravesando con a los restos de su ejército numerosas dificultades la sierra del Mbarakajú dos veces procedente de Curuguaty. El 28 de febrero algunos indígenas llevaron alimentos a las famélicas fuerzas paraguayas y le ofrecieron a López refugiarse y esconderse en sus carpas porque habían visto cerca las fuerzas brasileras.
López rechazó este ofrecimiento pues sabía que los aliados buscaban acabar con su vida a como dé lugar y prefería morir en batalla antes que rendido.
Cuando llegó el 1 de marzo los paraguayos se vieron sorpresivamente arrinconados por 4500 soldados brasileños bajo las órdenes de Correia Da Cámara. Los paraguayos, en cuyas filas revistaban hombres, mujeres y niños, en condiciones lamentables, resistieron como pudieron, pero poco pudieron hacer ante la superioridad del enemigo. López les hizo frente montado en su caballo, pero recibió de la caballería brasilera una severa herida en la parte derecha del bajo vientre y un fuerte golpe en la cabeza. Oficiales paraguayos lo rescataron y lo llevaron como pudieron hasta el arroyo Aquidabán. No obstante, fueron alcanzados por soldados brasileros y el propio Correia Da Cámara quien le intima la rendición.
Entonces fue cuando dijo: “Muero por mi patria, con la espada en la mano”. No se dejó dominar y fue rematado con un disparo de fusil que acabó con su vida de una vez. En la lucha también murieron varios oficiales y el vicepresidente de la República, Francisco Sánchez de 80 años que peleaba pese a su avanzada edad, y el hijo mayor de López, el coronel Juan Francisco “Panchito” López de 15 años.
Madame Elisa Alicia Lynch, querida del Mariscal, y el resto de sus hijos menores fueron hechos prisioneros de guerra por las fuerzas brasileras. Ella pudo evitarse los humillantes flagelos a los que indudablemente hubiera sido sometida como el resto de las mujeres paraguayas, pero advirtió a los brasileros que era inglesa. A pesar de ello le cupo la tarea de sepultar el cadáver de su esposo, que fue profanado y ultrajado, y su hijo “Panchito”.
Con la muerte del Mariscal López terminó la Guerra contra la Triple Alianza, que le costó a la República del Paraguay el 75 por ciento de su población o quizás más, la destrucción de sus industrias, el desmantelamiento de su ejército, el retroceso de su economía y educación y la pérdida de gran parte de su territorio a manos de la Argentina y Brasil.
Luego comenzaría un largo y doloroso proceso de reconstrucción que aún hoy no ha terminado del todo.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad