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1963 ALMANAQUE MUNDIAL Pablo

Pablo VI

El 21 de junio de 1963 se elige a Giovanni Battista Montini como el Papa Pablo VI, quien reina hasta su muerte, en 1978


El 21 de junio de 1963 se eligió a Giovanni Battista Montini, como el Papa Pablo VI. Había nacido el 26 de septiembre de 1897 en Concesio, cerca de Brescia, Italia. Reinó de 1963 a 1978, durante un período que tomó la mayor parte del Concilio Vaticano Segundo (del 62 al 65) y la era posconciliar inmediata, cando emitió directivas y orientaciones para una Iglesia Católica Romana en transformación. Su pontificado se enfrentó a los problemas e incertidumbres de una Iglesia que afronta un nuevo papel en el mundo contemporáneo. Murió el 6 de agosto de 1978 en Castel Gandolfo; fue beatificado el 19 de octubre del 2014 y canonizado el 14 de octubre de 2018. Su fiesta es el 26 de septiembre.
Hijo de un abogado de clase media, periodista y figura política local, y de una madre del mismo origen social, fue educado en sus primeros años en casa debido a su frágil salud. Luego estudió en Brescia. Ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1920, su obispo lo envió a Roma para realizar estudios superiores y finalmente fue reclutado para el servicio diplomático del Vaticano.
Su primera asignación, en mayo de 1923, fue al personal de la nunciatura apostólica (puesto de embajador papal) en Varsovia, pero una persistente mala salud lo llevó de regreso a Roma antes de finales de ese mismo año. Hizo estudios especiales en la Academia Eclesiástica, la escuela de formación de futuros diplomáticos vaticanos, y al mismo tiempo reanudó su trabajo en la Secretaría de Estado vaticana, permaneciendo en puestos de creciente importancia durante más de 30 años.
En 1939 fue nombrado subsecretario de Estado papal y más tarde, en 1944, secretario interino para asuntos ordinarios. Declinó una invitación para ser elevado al Sagrado Colegio Cardenalicio en 1953. A principios de noviembre de 1954, el Papa Pío XII lo nombró arzobispo de Milán y el Papa Juan XXIII lo nombró cardenal en 1958. Cuando lo eligieron Papa, el 21 de junio de 1963, quiso ser conocido como Pablo VI.
Su pontificado comenzó luego de la difícil primera sesión del Concilio Vaticano II, en el que el nuevo Papa había desempeñado un papel importante, aunque no espectacular. Su larga asociación con estudiantes universitarios en la atmósfera tormentosa de los primeros días del régimen fascista en Italia, en combinación con la inclinación generalmente filosófica de su mente (desarrollada por un antiguo hábito de lectura extensa y reflexiva) le permitió traer a los problemas de la época una comprensión académica, junto con el conocimiento derivado de largos años de experiencia diplomática práctica.
Guio las tres sesiones restantes del Concilio, desarrollando a menudo puntos que había defendido por primera vez cuando era cardenal arzobispo de Milán. Su principal preocupación era que la Iglesia Católica del siglo XX fuera un testigo fiel de la tradición del pasado, excepto cuando la tradición fuera anacrónica, según creía.
Al finalizar el concilio, el 8 de diciembre de 1965, se enfrentó a la tarea de poner en marcha sus decisiones, que afectaron toda la vida de la iglesia. Abordó esta tarea con una idea de la dificultad que implica realizar cambios en estructuras y prácticas centenarias, cambios que se hicieron necesarios debido a muchas transformaciones rápidas en el medio social, psicológico y político del siglo XX. Su enfoque fue de evaluación cuidadosa de cada situación concreta, con una aguda conciencia de las variadas complicaciones que creía que no podían ignorarse.
Sus críticos interpretaron esta actitud filosófica como timidez, indecisión e incertidumbre. Sin embargo, muchas de sus decisiones en estos años exigieron valentía. En julio de 1968 publicó su encíclica Humanae vitae (“De la vida humana”), que reafirmó la posición de varios de sus predecesores sobre la larga controversia sobre los medios artificiales de control de la natalidad, a la que él se oponía. En muchos sectores esta encíclica provocó reacciones adversas que pueden describirse como los ataques más violentos a la autoridad de la enseñanza papal en los tiempos modernos. De manera similar, su firme postura sobre el mantenimiento del celibato sacerdotal (Sacerdotalis caelibatus, junio de 1967) suscitó muchas críticas duras. Más tarde, Pablo VI comparó el gran número de sacerdotes que abandonaban el ministerio con una “corona de espinas”. También estaba preocupado por el creciente número de religiosos y religiosas que pedían ser liberados de sus votos o que los estaban abandonando de plano.
Desde el comienzo de sus años como Papa, dio pruebas de la importancia que concedía al estudio y la solución de los problemas sociales y a su impacto en la paz mundial. Las cuestiones sociales ya habían ocupado un lugar destacado en su amplio programa pastoral en Milán, de 1954 a 1963. Durante esos años había viajado extensamente por América y África, centrando su atención en la preocupación por los trabajadores y los pobres. Tales problemas dominaron su primera carta encíclica, Ecclesiam suam (“Su Iglesia”), del 6 de agosto de 1964, y más tarde se convirtieron en el tema insistente de su célebre Populorum Progressio (“Progreso de los pueblos”), del 26 de marzo de 1967. Esta encíclica fue Su petición de justicia social fue tan clara que en algunos círculos conservadores fue acusado de marxismo.
En un discurso a los padres conciliares al final de la primera sesión del Concilio Vaticano II, el cardenal Montini formuló una pregunta que podría considerarse el tema de su servicio pastoral como pontífice: “Iglesia de Cristo, ¿qué dices de ti misma?” En un esfuerzo por responder a esta pregunta fundamental, emprendió una serie de viajes apostólicos que fueron ocasiones incomparables para que pusiera un pie en todos los continentes. Su primer viaje fue una peregrinación a Tierra Santa (en enero de 1964), destacada por su histórico encuentro con el patriarca griego ortodoxo de Constantinopla, Atenágoras, en Jerusalén. A fines de ese año viajó a la India, convirtiéndose en el primer Papa en visitar Asia. Al año siguiente (4 de octubre de 1965), en la primera visita de un Papa a los Estados Unidos, pronunció un llamado a favor de la paz en una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y celebró misa en el Yankee Stadium.
En 1967 realizó breves visitas a Fátima (Portugal) y a Estambul y Éfeso (Turquía), viaje que tuvo especial significado ecuménico: un segundo encuentro con Atenágoras en la propia ciudad episcopal del patriarca (Constantinopla). En agosto de 1968 fue a Bogotá, Colombia, y compareció ante la Organización Internacional del Trabajo y el Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra en junio de 1969. El mes siguiente estuvo en Uganda, África Oriental.
En otoño de 1970 emprendió el viaje papal más largo de la historia moderna hasta ese momento: diez días en visitas a Teherán, Pakistán, Filipinas, Samoa Occidental, Australia, Indonesia, Hong Kong y Ceilán, cada uno puso a Pablo VI en contacto personal con diferentes pueblos del mundo. Su llegada a Manila casi termina en tragedia: a los pocos minutos de descender del avión, hubo un atentado contra su vida, pero sin heridos graves.
La preocupación humana de Pablo VI encontró mayor expresión en sus esfuerzos por disminuir las tensiones de larga data entre la Iglesia y otras iglesias, e incluso con quienes no profesaban religión alguna. Buscó un entendimiento con numerosos líderes religiosos del mundo, tanto cristianos como no cristianos, poniendo más énfasis en los aspectos que unen a las iglesias que en los que dividen.
Bajo su dirección, la Iglesia Católica revisó la legislación que rige los matrimonios entre sus propios miembros y aquellos que profesan otras religiones, expresando un firme deseo de disminuir la amenaza de tragedia humana tras posibles choques de conciencias individuales. Por este motivo, el motu proprio (una especie de documento papal) de Pablo VI fue acogido y elogiado por su comprensión de los problemas humanos y su deseo de encontrar una solución satisfactoria al problema de los matrimonios mixtos sin exigir a ninguna de las partes renuncia alguna a los principios básicos de conciencia.
En el surgimiento del ecumenismo moderno, vio excelentes oportunidades para alentar la hermandad mundial, que, esperaba, podría promover los esfuerzos por el bienestar humano en la búsqueda de la felicidad en la unidad de la fe en Dios. El 15 de mayo de 1971, conmemorando el 80 aniversario de la encíclica Rerum novarum de León XIII sobre la reforma del orden social, publicó una contundente carta apostólica, Octogesima adveniens, con especial insistencia en la necesidad de la participación de todos los seres humanos en la solución de los problemas de la justicia y la paz.
En el 2012, el Papa Benedicto XVI declaró que Pablo había vivido “una vida de virtud heroica”. Dos años más tarde fue beatificado y canonizado por el Papa Francisco en octubre de 2018.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco

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